Negocios llenos de cariño y confianza

Floristería Merchi o el espacio gastronómico Vía Nai son algunas de las pequeñas empresas pontevedresas de reciente creación capitaneadas por madres e hijos

Mercedes Murga Massetti y Silvia Massetti, hija y madre al frente del espacio gastronómico Vía Nai.

Mercedes Murga Massetti y Silvia Massetti, hija y madre al frente del espacio gastronómico Vía Nai. / Rafa Vázquez

En España cerca del 90% de las empresas son familiares, negocios que aportan casi el 60% del PIB y son los mayores empleadores del Estado, generando aproximadamente el 70% de los puestos de trabajo privados, según datos del Instituto de Empresa Familiar. Se trata de un modelo de sociedad muy presente entre los emprendedores de Pontevedra, muchos de los cuales apuestan por asociarse con sus hermanos o primos para sacar adelante un proyecto en común que los ilusiona.

Más especial todavía son los negocios capitaneados por las madres, como bien sabe Abraham Amor Amado, que desde hace unos meses comparte trabajo con su madre y mentora, María Mercedes Amado Aboi. La experiencia, asegura, es muy positiva porque “la confianza es importante” y se atreve a abordar con ella “temas más difíciles”, como las formas de mejorar el negocio, que serían “más complejos de abordar con otros jefes” con los que, obviamente, no se mantiene una relación tan estrecha.

A sus 24 años ha trabajado en distintos sectores, como la hostelería o la jardinería, donde surgió la base para su actual trabajo en la floristería Merchi que capitanea su madre en la calle César Boente.

“Siempre me gustó el mundo de las plantas”, explica, así que no es extraño que su madre pensase en él cuando, poco después de hacerse cargo de la floristería aumentó sensiblemente la demanda. María Mercedes Amado ya trabajaba en este negocio del centro histórico, y en el momento en que sus anteriores responsables lo dejaron decidió hacerse cargo de él. El pasado mes de abril arrancó “abriendo solo por las mañanas”, explica, hasta que la demanda fue creciendo y decidió ampliar el horario.

En ese momento pensó en su hijo para incorporarlo al negocio, cuyo buen resultado le está sorprendiendo, más allá del bajón de demanda que se produce en estas fechas de invierno. Como a Abraham, e incluso más, le gustan las plantas. “Me encantan, son mi pasión”, reconoce mientras atiende a las clientas, la gran mayoría de las cuales demanda “sobre todo, planta de exterior, más que flores”.

La pasión, en este caso por la cocina, es una emoción que también comparten otras dos socias, Silvia Massetti y Mercedes Murga Massetti, madre e hija al frente del espacio gastronómico Vía Nai.

Cerca del 90% de las empresas españolas son familiares, negocios que aportan casi el 60% del PIB y son los mayores empleadores del Estado, generando aproximadamente el 70% de los puestos de trabajo privados, según datos del Instituto de Empresa Familiar

“Tenía necesidad de hacer cosas por mi misma”, señala Silvia Massetti cuando se le pregunta sobre el origen del negocio. Durante 18 años impartió talleres de cocina en su Argentina natal y, tras convalidar algunas asignaturas y cursar otras, se graduó como Técnico Superior en Dietética. Con todo, más que su formación en su vocación pesa la herencia de su madre, su abuela y sus tías, que le inculcaron la pasión por los fogones (de hecho el nombre de la empresa es una fusión de los nombres de estas predecesoras), pasión que heredó su hija.

PONTEVEDRA.REPORTAJE SOBRE NEGOCIOS CON PADRES E HIJOS.FLORISTERIA EN CESAR BOENTE

Abraham Amor Amado y María Mercedes Amado Aboi, en la floristería pontevedresa Merchi. / Rafa Vázquez

Mercedes Murga, por su parte, es titulada en Administración y Dirección de Empresas (ADE), y en un momento “se solapó la situación”, explica su madre, “yo tomo la iniciativa de emprender”, había participado en talleres para emprendedores y no lo dudaron cuando encontraron el bajo idóneo en la calle Isabel II. “Cuando lo vimos nos encantó, es muy luminoso y acogedor y nos gustaba la ubicación en el centro histórico”, así que no lo dudaron.

En marzo de 2021 Vía Nai inició su andadura con los primeros talleres de cocina, y hoy les resulta difícil definir lo que hacen porque su trabajo está muy diversificado. Hacen elaboraciones por encargo para grupos privados y particulares, servicios de catering para empresas, talleres de cocina para niños y adultos, también funcionan como un espacio privado para reuniones.

A Silvia Massetti le gusta especialmente el servicio “Nos gusta cuidarte”. Se trata de una experiencia especial basada en la cocina privada para personas que presentan intolerancias alimentarias, alergias o que simplemente necesitan un impulso para cocinar. Para ellos preparan recetas totalmente personalizadas y adaptadas a cada necesidad que, una vez elaboradas en el espacio gastronómico que se cierra para uso exclusivo, los clientes pueden llevarse a su casa.

Apuestan por una cocina tradicional, pero con toques diferentes en formatos y sabores, y a día de hoy están encantadas con el resultado de su negocio familiar. “Ofrecemos un producto muy cuidado, personalizado”, recuerda Mercedes Murga Massetti, que se ríe cuando recuerda que numerosos clientes que acuden a los talleres “cuesta que se marchen” tras las clases, mientras que los que realizan encargos “después nos piden más”. Les funciona, señalan, “sobre todo el boca a boca, que es el marketing más sincero”.

Establecen también colaboraciones con el comercio local, ya sea otros establecimientos de cocina (han realizado actividades con Mar de Fóra y Trago Largo) u otros comercios como la floristería Índigo, con la que preparan un proyecto para el próximo San Valentín, cuando ofrecerán una selección de sus productos acompañados de un ramo de flores.

Para ellas la cocina es un espacio de armonía, en el que se comparte y se disfruta, mientras que su negocio es un espacio con personalidad propia, “fuerte y cariñosa, dulce y amarga según el momento”, porque, como bien recuerda Abraham Amor Amado, “la confianza con una madre es importante y es máxima, para bien y para mal”. En lo positivo, porque se puede hablar con franqueza desde el cariño. Y en lo negativo, “pues también por eso”, ironiza el joven, “porque hay confianza”.

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