La confitería que cambia dulces por adornos navideños

La Artesa lleva seis años dando galletas a quienes les lleven motivos para su local

Lidia Fariña da forma a las galletas que protagonizarán el original intercambio.

Lidia Fariña da forma a las galletas que protagonizarán el original intercambio. / Rafa Vázquez

Gala Dacosta

La Navidad, más allá del espectáculo de encendido de luces y decorados festivos, es una época en la que reinan la ilusión y las ganas de compartir. Las calles de Pontevedra ya van sucumbiendo a las ganas de estas Fiestas, pero en algunos locales se nota que el verdadero “espíritu navideño” está más que presente.

Es el caso de La Artesa, que quiere regresar a las pequeñas cosas que hacen feliz a la gente. En esta confitería del centro de Pontevedra llevan ya seis años haciendo su curioso intercambio navideño, que anuncian con un cartel en la puerta. Se les ocurrió como una manera original de implicar a la gente en la decoración de su local. Podrían hacerlo de otra forma, comprando unas luces, unos renos, unos Reyes Magos, quizás... pero decidieron arriesgar y plantar un cartel en la entrada: “Si nos regalas un adorno navideño, te regalamos una galleta navideña”.

La ARTESA QUE REGALA GALLETAS A CAMBIO DE ADORNOS NAVIDEÑOS

La ARTESA QUE REGALA GALLETAS A CAMBIO DE ADORNOS NAVIDEÑOS / Rafa Vázquez

Las hermanas Sabela y Lidia Fariña, como si llevasen en el apellido una marca del destino, regentan juntas su pequeña confitería y cafetería de la calle Don Gonzalo, junto a la plaza Curros Enríquez. Ellas dos atienden a los clientes, elaboran sus dulces y dirigen el negocio. La Artesa, así se llama el local, responde al nombre del mueble de amasado de pan tradicional, lo que da una idea de la intención de estas dos reposteras de elaborar sus productos de manera consciente, con cariño, y pensando siempre en sus clientes.

Por eso idearon, hace seis navidades ya, un curioso intercambio que agradecen los clientes “de siempre, que tenemos bastantes” y que al mismo tiempo también les permite ganar nuevos adeptos. Comenzaron ayer a elaborar sus ya famosas galletas de Navidad, y la iniciativa es siempre un éxito, especialmente entre los niños: “A ellos les pedimos que nos traigan decoraciones hechas por ellos mismos y les hace mucha ilusión”, comenta una de las hermanas.

Es comprensible que les haga ilusión, pues de las paredes y los techos cuelgan guirnaldas, la tienda está inundada de colores como rojo y verde, típicamente navideños, y el olor a dulces recién horneados invade todo el local. La Artesa es un poco como volver a la infancia y algunos adornos se nota que han sido elaborados por pequeños. “Vienen aquí y ven sus manualidades. Las guardamos de un año a otro, además”, explica Sabela.

A la pregunta de si les compensa económicamente, las hermanas, aunque llevan de maravilla su negocio, no tienen intención de hacer números con esto: “Es una manera de compartir en esta época”, dicen. El único requisito, por así decirlo, es “que combinen con los motivos que ya tenemos en el local”. De hecho, ya tienen reservada una nueva zona para las decoraciones de este año, pues una de las paredes está más que repleta, lo que viene a demostrar el alcance del intercambio.

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