El albergue San Javier de Cáritas en Pontevedra, en Joaquín Costa, abrió hoy sus puertas a todos los ciudadanos para que descubriesen las actividades que allí se llevan a cabo. La jornada forma parte de la campaña “Nadie sin hogar” de la organización, ya que el 29 de octubre se conmemora el Día de las Personas sin Hogar.
A pesar de que cayó “un buen chaparrón”, Montse Rosales, directora del servicio en la Boa Vila, indicó que poco después de la apertura, a las once pasadas, apareció el primer grupo de interesados en conocer las instalaciones. La sede, renovada en el primer trimestre de este año, ha suscitado interés entre los pontevedreses. Además, el centro de día, donde se programarán talleres y actividades, estará listo a principios de 2024.
“Una mujer en la calle está todavía más expuesta”
El albergue, en la planta superior, consta de 20 plazas para hombres y 7 para mujeres, divididas en dos partes. Hay una sala común y una cocina donde se sirven desayunos y cenas. “Ahora tenemos alrededor de veinte voluntarios, pero siempre se necesita más gente”, señala la directora. Y es que el invierno, tanto por el frío como por la lluvia, es duro. Hay gente, dice, que “trae toda su vida en una maleta” y todas sus pertenencias están en las taquillas de los cuartos compartidos.
En la planta baja también hay un espacio para “que entre quien quiera que esté en la calle y así lo desee”. La situación es semejante a la del Banco de Alimentos: “Todos estamos igual, necesitamos manos”. Por eso, invitaron a quien quisiera a conocer las dependencias y los cuidados que el lugar y los usuarios necesitan: “Tenemos jóvenes sin hogar, muchos con patologías que requieren atención específica”. Y le preocupa la situación de las mujeres: “Una mujer en la calle está todavía más expuesta”.
Las dificultades para acceder a un hogar propio
La directora del albergue se siente satisfecha del lugar tan “agradable y luminoso” del que pueden disponer las personas sin recursos en la calle Joaquín Costa. En cualquier caso, es consciente de que siempre se puede ofrecer más y hacer más, y con ese principio trabajan sin cesar los voluntarios y trabajadores de Cáritas Pontevedra. Entre las 19.00 de la tarde y las 8.00 horas de la mañana, los usuarios disponen de ese espacio para convivir y descansar, alimentarse y sentirse cobijados.
“La estancia es de 21 días, pero tenemos a gente desde abril aquí
“En teoría, la estancia es de 21 días, pero tenemos a gente desde abril aquí”, cuenta Montse Rosales, consciente de las dificultades a las que los usuarios se enfrentan para salir de la situación de vulnerabilidad en que se encuentran. “Hay quien lleva con las ayudas públicas pedidas desde marzo y no sabe nada”, explica. Un alquiler se hace todavía más imposible sin un trabajo estable, o sin un lugar fijo donde descansar y asearse.
El aseo, cuenta, es lo primero que se les pide a los usuarios al llegar: antes de la cena, deben ducharse para garantizar la higiene del albergue. También pueden hacer uso semanalmente de las lavadoras de manera gratuita, aunque “hay gente que tiene solo una muda y necesita usarlas más”.