Miguel Nuño Vázquez-Garza | Investigador

“Quería devolverle a mi abuelo el honor que le habían arrebatado al nacer”

El Liceo Casino acogerá la charla “De los Aldao del Pazo do Casal a los Nuño de Pontevedra”

El investigador Miguel Nuño Vázquez-Garza.

El investigador Miguel Nuño Vázquez-Garza.

Pontevedra

“De los Aldaos del Pazo do Casal a los Nuño de Pontevedra” es el título de la conferencia que pronunciará el próximo viernes a las 20 horas en el Liceo Casino Miguel Nuño Vázquez-Garza, que desde hace casi diez años investiga exhaustivamente su origen familiar y los numerosos personajes ilustres que jalonan su árbol genealógico.

–¿Qué abordará en su intervención en Pontevedra?

Básicamente lo que voy es a hablar de los orígenes del linaje de los Aldao, que arranca en el caballero Don Pedro Arias Aldana, en 1073, y la sucesión en línea recta hasta llegar a mi padre, porque la evolución del apellido Aldao al de Nuño se produjo en mi abuelo paterno, Lope Nuño Gómez, que había sido hijo natural del último señor del Pazo do Casal, José Joaquín de Aldao y Sarmiento. Éste tuvo un único hijo, siendo soltero, y de alguna manera para ocultar el origen del expósito le había puesto el apellido de sus antepasados, concretamente de un capitán que había vivido en el 1600. Es un poco explicar esa evolución y, al mismo, hablar de los Aldao que considero yo como más representativos de este árbol genealógico, tanto de los propios Aldao como de algunos allegados, como cuñados.

–Los personajes ilustres jalonan ese árbol genealógico ya desde el siglo XI

–Ya desde ese primer Aldao aparecen integrantes del árbol y allegados. De los tres hijos de Don Pedro Arias Aldana uno, que se llamaba Nuño Pérez Maldonado (porque había sido un parto difícil y como fue un hijo mal dado le llamaron Maldonado de apellido) tuvo una hija que fue la mujer de Paio Gómez de Sotomayor, el primero que inicia el linaje de los Sotomayor, que con el tiempo los conoceremos porque uno de sus descendientes fue el famoso Pedro Madruga. Y por la otra rama, del otro hijo, que se llamaba Pedro Arias Chirino, desciende un nieto que fue el ilustre marino Paio Gómez Charino, que participó en la reconquista de la ciudad de Sevilla por el año 1.248, que tenemos su sepultura en San Francisco, que había el quinto almirante y primer adelantado del Reino de Galicia durante el reinado de Sancho IV.

–No es la única vinculación de los Aldao con los Sotomayor…

–Voy bajando por el árbol genealógico y al llegar a Juan Fernández de Aldao encuentro otra unión importante con la casa de Sotomayor, precisamente en su testamento, fechado en 1503. En él pide ser enterrado en Santo Domingo, donde se enterraban los Sotomayor, junto a “doña Constanza, filla de don Pedro de Sotomayor, conde de Camiña”, estamos hablando de una hija de Pedro Madruga. O una de dos, o eres familiar directo, tienes unos lazos de sangre importantes o ni por asomo te van a enterrar al lado de estos personajes. Y al final del testamento el notario da fe de que ha sido enterrado junto a esta señora. Este hombre, que había sido tesorero y escudero del rey de Portugal, tuvo varios hijos, uno de ellos es el capitán Lope Núñez de Aldao, por eso mi abuelo se llamó Lope Nuño; y otra de las hijas, Catalina Núñez de Aldao, fue la mujer del ilustre marino Gonzalo García de Nodal.

–De modo que en su familia también figuran los hermanos Nodal

–Efectivamente, Gonzalo García de Nodal, junto con su hermano Bartolomé, por orden expresa del rey Felipe III, son los encargados de cartografiar el Cabo de Hornos, que hacía un mes había sido descubierto por los holandeses.

Investigué, investigué (en la historia familiar) y lo que he encontrado me ha sorprendido: he encontrado desde líos familiares a hijos ilegítimos de sacerdotes, a otro que la Inquisición le hizo un proceso y murió quemado en la hoguera, enfrentamientos con pistolas… Es fascinante

–No faltan los destacados intelectuales entre sus antepasados

–Así es. Entre los intelectuales destacaría a Víctor Said Armesto, que gracias a él se inicia toda la investigación. Porque mi abuelo, cuando tenía 17 años, su padre biológico le ofrece reconocerlo, ser su padre, pero mi abuelo rechazó el ofrecimiento por la infancia dura que tuvo.

–¿Cómo fue entonces la vida de su abuelo?

–Recién nacido fue abandonado en la inclusa, con unos papeles que ponían que si era niño se llamaba Lopo Nuño y si era niña Gloria de los Desamparados junto con un ajuar de niño de buena cuna, porque el expósito venía con prendas de seda. Tuvo una infancia muy dura y en uno de sus viajes se encuentra con Víctor Said Armesto. Éste lo para en la calle y le dice “Lope sé quién eres y te puede reconocer”, y mi abuelo lo rechazó, y ahí es cuando enlaza la historia. Entre los intelectuales destacados está este Víctor Said Armesto, que había sido periodista, abogado y primer catedrático de Lengua Galega de la Universidad de Santiago. Otro personaje muy destacado fue el cuñado de mi abuelo, Gonzalo Gallas Novas, el máximo representante a nivel científico en la época en la que le tocó vivir. Brilló siendo estudiante con las máximas calificaciones. Tras opositar le ofrecieron quedarse en la Universidad de Madrid pero decide marcharse a Granada, donde fundaría la Facultad de Químicas, y donde le han dedicado incluso una calle.

Recién nacido fue abandonado en la inclusa, con unos papeles que ponían que si era niño se llamaba Lopo Nuño y si era niña Gloria de los Desamparados junto con un ajuar de niño de buena cuna, porque el expósito venía con prendas de seda. Tuvo una infancia muy dura y en uno de sus viajes se encuentra con Víctor Said Armesto. Éste lo para en la calle y le dice “Lope sé quién eres y te puede reconocer”, y mi abuelo lo rechazó

–¿Cómo inició las investigaciones sobre su familia?

–La historia de mi abuelo me la había contado mi tía Carmen, me contó la historia de su padre, un hijo ilegítimo proveniente de una familia noble y que lo había pasado muy mal. Me quedé con esa idea de que tenía que escribir un libro, tenía por aquel entonces unos 16 años, pero en 2014 a mi hermano Javier Nuño, que es jefe de Cirugía del hospital Ramón y Cajal de Madrid, le concede Amigos de Pontevedra el premio por su trayectoria en la cirugía oncológica internacional y el trasplante hepático. Fue cuando me dije, tengo que escribir ese libro sobre la familia, para que los que vengan detrás conozcan a los que lo precedieron, y fue ahí cuando empezó la investigación.

¿Continúan sorprendiéndole las historias de su familia?

–Desde luego, aunque toda la investigación fue básicamente por un sentimiento de admiración hacia la figura de mi abuelo paterno, de alguna manera quería devolverle a mi abuelo el honor que le habían arrebatado al nacer. Investigué, investigué y lo que he encontrado me ha sorprendido: he encontrado desde líos familiares a hijos ilegítimos de sacerdotes, a otro que la Inquisición le hizo un proceso y murió quemado en la hoguera, enfrentamientos con pistolas… Es fascinante, y a veces hasta divertido.

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