Pontevedra es una de las ciudades gallegas con más densidad de perros por habitante, vecinos cada vez más sensibilizados con el bienestar animal, como constatan los veterinarios, criadores y en general profesionales del sector de las mascotas, que estos días saludan (con matices) la entrada en vigor de la Ley de Bienestar Animal, la primera ley a nivel estatal que defiende los derechos de nuestros mejores amigos.
También los propietarios celebran su puesta en marcha. Es el caso de Carmen Fariña Bermúdez, a la que acompaña su inseparable Jack. “En muchos casos veo la normativa muy bien”, explica, “pero en otros no tanto, porque ahora tengo que dejar a este en casa y volver a salir a hacer los recados”.
Es un perro huidizo y “no soporta perdernos de vista, por eso cuando venimos a hacer compras grandes viene mi marido conmigo” para que no esté solo. Tampoco en casa, “sólo lo dejamos en Navidades cuando vamos a comer, y tres o cuatro horas como mucho. En ese sentido no me afecta, pero a otra gente si porque los tienen acostumbrados a estar todo el día por la ciudad, mientras que éste hasta cuando vivíamos en una casa teníamos que bajar a la finca con él, era igual que vivir ahora en el piso”.
Todos los propietarios coinciden con Carmen Fariña, que no duda en aseverar que “si me lo roban, me da un ataque”. Como ella, la gran mayoría reconoce que sus mascotas llevan chip no tanto por la obligatoriedad legal como por la posibilidad de que se extravíe.
María Isabel Fernández pasea con Yuki, un precioso samoyedo de 3 años que copa las caricias de cuantos se cruzan con él. Es otra de las que apoya la Ley de Bienestar Animal, salvo porque “ayer leí que habían multado a una persona en Vigo por dejar al perro un momento fuera ante una farmacia. Eso no me parece bien, porque en una farmacia no tardas tanto en salir, entiendo que en un comercio que tardas tiempo pues sí, pero en una farmacia que solo entras un momento si no puedes dejarlo fuera tendrás que llevarlo a casa y dejarlo solo. Al final son 5 minutos ante una puerta frente a una hora que lo dejas solo; al final está más tiempo sin compañía”.
Lo que más preocupa a los propietarios de mascotas es el no poder dejarlos a la puerta durante los pequeños recados cotidianos, ya que los obliga a dejar al animal solo en casa
Por lo demás, es una de las propietarias de mascotas que celebra otras medidas contempladas en la nueva normativa. “Es muy positivo que los dejen entrar en más establecimientos, en los medios de transporte etc”, señala en este punto, “porque muchas veces las prohibiciones limitan que el perro no pueda venir conmigo a la mitad de los sitios”.
La ex dirigente vecinal Pilar Lavía es la orgullosa propietaria de Thor, uno de los perros más saludados del centro histórico de la ciudad del Lérez. No duda en afirmar que “primero, habría que educar a los dueños sobre cómo se cuida un animal. No se puede tener una mascota así porque así, porque me gusta, no, porque él necesita sus cuidados, sus atenciones y su respeto” como ser vivo.
Insiste en que “para tener un animal, sea un gato, un perro, la mascota que sea, lo primero que hay que hacer es educarse a uno mismo. No puede pasar que mi niño quiera un perro y yo se lo regale y ahí queda; no es un juguete”. A propósito de la nueva ley, destaca que “no es que esté a favor o en contra, sino que opino que antes hay que educar a los dueños para poder tener un perro”.
Lo que más preocupa a los propietarios de mascotas es el no poder dejarlos a la puerta durante los pequeños recados cotidianos, ya que los obliga a que el animal esté solo en casa. Iván Eirín es uno de los que realiza sus compras acompañado de su perro, el Boston terrier Rolex, que con solo año y medio “se queda habitualmente a la puerta del supermercado y está bien, lo dejo muy tranquilo porque es muy bueno. Está acostumbrado desde pequeño y nunca ha tenido problema alguno”.
La imposibilidad de que los perros se queden a la puerta de las farmacias también preocupa a los profesionales. El Colegio de Farmacéuticos ha distribuido carteles en las boticas para que informen a los usuarios de forma visible desde el exterior sobre esta medida y la presidenta de la organización profesional, Alba Soutelo, reconoce que para algunos clientes de las oficinas “va a suponer un inconveniente… Pero no es una decisión de los farmacéuticos, sino que viene impuesta por la normativa sanitaria”.
Algunas boticas disponen de un espacio en el exterior para que los dueños dejen a los perros “que ahora tendrán que retirar”, aclara el colegio profesional.
Más allá de estos matices, sin excepción los propietarios saludan que, por fin, una ley proteja a quienes nos tienden una pata cuando necesitamos una mano amiga. Vivan los buenos amigos.