Desde abril pasado, cuando se supo que eran siete las empresas que optaban a ejecutar las obras, el proyecto de la Consellería de Infraestruturas permanecía pendiente de su adjudicación y, por tanto, del inicio de las obras. Se trata del aparcamiento disuasorio en la carretera PO-546, muy cerca del acceso al Pazo de Lourizán. Cinco meses después, este proceso está a punto de completarse. La Xunta ha seleccionado una oferta de la empresa Covsa para ejecutar ese parking de 71 plazas por un presupuesto ligeramente superior a los 300.000 euros.
De confirmarse la adjudicación, a la espera de que se complete toda la documentación necesaria, as obras podrían comenzar este mismo año para disponer del aparcamiento en 2024. Se trata de un recinto “asociado a la implantación de zonas de bajas emisiones (ZBE) y al fomento de una movilidad sostenible en las ciudades gallegas”, según destaca la Xunta y se localizará entre la vía de acceso al Pazo de Lourizán y la intersección de la carretera de conexión de la PO-546 con el núcleo de O Rozo.
Más concretamente, se situará entre los kilómetros 2,750 y 2,950 de la carretera vieja de Marín y contará con una superficie total de 2.465 metros cuadrados, que permitirá habilitar un total de 71 plazas de estacionamiento en batería. Dos de esas plazas se reservarán para personas con movilidad reducida.
Infraestruturas dice que “la situación de este aparcamiento disuasorio se consideró idónea al encontrarse en esta vía principal de comunicación entre Pontevedra y el resto de la comarca de O Morrazo, haciendo las funciones, tanto de carpooling, como vinculado al transporte público”. De hecho, según la Xunta, en un entorno de 300 metros del aparcamiento existen cuatro paradas de autobús que comunican Pontevedra con la comarca de O Morrazo, “convirtiendo el emplazamiento en un lugar de intercambio modal”.
La PO-546 se ha convertido en el foco de los últimos proyectos viarios de la Xunta en Pontevedra. Desde hace meses se trabaja en la mejora de la seguridad vial de la carretera en un tramo de 500 metros en Estribela, trabajos que obligaron este fin de semana a cortar el tráfico durante la madrugada.
Pero además están en proyecto otro tramo en el mismo barrio, uno más para la mejora del recorrido de la misma carretera por Marín y, por último, la adecuación general del vial entre Praceres y Mollavao. Por el momento ninguna de estas tres actuaciones se ha adjudicado.
El tramo por Marín, de 1,1 millones de euros, y el complementario de Estribela, de más de 400.000 euros, permitirá dar continuidad a los trabajos ya en ejecución, mientras que todo el recorrido entre Mollavao y Praceres tiene un presupuesto de 6,7 millones de euros.
Esta intervención, la obra central de las programadas en la carretera PO-546 entre Pontevedra y Marín, tiene como objetivo transformar el vial y mejorar su funcionalidad, orientándola al tránsito de peatones, ciclistas y transporte público, según expone el proyecto de la Xunta. Incluye un itinerario por el margen derecho de la PO-546, de 3,5 kilómetros, y una glorieta a la altura de la intersección de acceso al Centro de Investigacións Forestais de Lourizán, con la finalidad de reducir la velocidad de los vehículos que acceden a la travesía de A Gandarela procedentes de Marín y mejorar la seguridad en el acceso a este centro.
Desplazar la glorieta de Praceres para eliminar los pasos a nivel, pendiente de autorización
Otra obra que afectará, de forma secundaria, a la PO-546, es la eliminación en Praceres de los pasos a nivel del tren al Puerto, ya que se debe desplazar la glorieta de entrada al barrio para disponer de espacio en el que abrir uno de los pasos subterráneos previstos. Pero esa actuación precisa del permiso de la Xunta. De hecho, el inicio de las obras estaba programado por Adif para junio pasado, pero lo cierto es que aún no han comenzado, al carecer de esa autorización de la Consellería de Infraestruturas.
Con un presupuesto de casi diez millones de euros, la previsión es desarrollar las obras en cinco fases, divididas entre los 18 meses de duración de la obra. Algunas de ellas de ejecución simultánea. Tras los trabajos previos, la primera fase es la construcción de la nueva calle Areal, que sustituirá a la actual, así como un depósito de bombeo. Su construcción no interferirá en el tráfico. La fase dos daría comienzo casi simultáneamente con la primera y en este caso sí que podría conllevar ya afección al tráfico puesto que se ejecuta la mitad este de la nueva glorieta prevista en la carretera vieja de Marín.