La sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha absuelto a un hombre de la comisión de un delito contra la libertad sexual y de otro delito leve de amenazas sobre su vecina, según informa el TSXG.
Se trata de Manuel Gallego, el vecino de Cerponzóns al que la APLU derribó su casa en Leborei en junio de 2022 y había sido denunciado por esa misma vecina. La parroquia se había volcado con él.
El tribunal asegura en el relato de hechos probados que el sospechoso “mantenía malas relaciones con su vecina, que dieron lugar a múltiples problemas, muchos de ellos judicializados”, entre ellos el caso de su vivienda.
La Sala sostiene que el día 28 de junio de 2022, la mujer acudió en compañía de su hija y de un operario a comprobar los desperfectos que se le habían causado al demoler la vivienda del acusado, llevada a cabo como consecuencia de un procedimiento administrativo de reposición de legalidad urbanística, pero afirma que no constan acreditados “otros extremos”.
Las magistradas subrayan que las declaraciones del acusado, las testificales y la prueba documental aportada, no les han permitido declarar “de forma inequívoca” que los hechos ocurrieron “en la forma descrita en los relatos de hechos de los escritos acusatorios”, por lo que, en aplicación del principio in dubio pro reo, han dictado una sentencia absolutoria.
Discrepancias
Las discrepancias entre ambos duran ya años y pocos días después del derribo, Gallego fue denunciado por la mujer ante la Policía Nacional por un supuesto caso de amenazas graves y abusos sexuales, delitos de los que ahora es absuelto.
Fuentes oficiales de la Comisaría señalaron entonces que tras recibir la denuncia de la mujer, de 71 años, en la que relataba un supuesto episodio de amenazas graves y tocamientos de índole sexual por parte del denunciado, del que habría sido testigo su hija; los agentes citaron al denunciado en dependencias policiales como investigado por ambos delitos. El varón denunciado acudió de motu proprio a esta llamada y en Comisaría se le tomó declaración antes de ser puesto a disposición judicial.
"Muy querido"
Entre ambas personas existe una enemistad manifiesta, según confirmaron fuentes policiales, con diez años de denuncias cruzadas entre ambas partes por distintos motivos. Precisamente, la denuncia de la mujer fue el detonante del derribo de la vivienda del hombre.
Prácticamente sin nada se quedó Manuel Gallego Fariña, de 67 años, después de que se ejecutara aquella orden de derribo de su casa sin que él tuviera conocimiento de la misma. Así lo relataron en su día su hija Laura y algunos de sus vecinos, que se volcaron con ellos para paliar aquella situación.
Algunos vecinos confesaron entonces estar consternados con este caso, ya que Manuel es un hombre muy querido en el lugar. “Es una persona sencilla y discreta y muy trabajadora”, decían.