Con el inicio del curso escolar, el Colexio de Podólogos de Galicia recomienda revisiones para detectar patologías en los pies de los niños y recuerda que muchas anomalías pueden pasar inadvertidas en la consulta con el pediatra en Atención Primaria, por lo que es recomendable llevar a los pequeños a especialistas en la materia. Sobre estas cuestiones ha hablado con FARO la podóloga Tatiana Vianchá Mejía, de la Clínica Farmapie de Pontevedra.
– ¿En qué edades hay que estar más atentos en relación a los problemas en los pies de los niños?
–Realmente tenemos que estar atentos a lo largo del desarrollo, porque en cualquier momento puede aparecer una alteración. Hay veces en las que pensamos que la forma de andar de los niños es rara, pero se corresponde con su propio desarrollo. Tú naces enrolladito de estar dentro de una barriga y después vas desarrollando musculatura, huesos y demás. En todas las fases del desarrollo hay que tener un control. Hasta los cuatro años es completamente normal que el niño realice un patrón de marcha “no normal”, es decir, comparándolo con un adulto. Pero también es cierto que si a lo largo del tiempo la mantiene y no hay un avance o una evolución debemos preocuparnos. Si a los cuatro años mantiene esa alteración, debemos acudir al profesional.
– ¿Cuáles son los problemas más habituales que presentan al inicio del curso?
– La mayoría están relacionados con el calzado. Aunque no nos demos cuenta, a nivel clínico sí es evidente que tras el verano los niños han crecido bastante y muchas veces se suele aprovechar el calzado del curso anterior y debemos tener en cuenta que no es válido. Hay que vigilar el tallaje y esto es sencillo: se saca la plantilla que suelen tener la mayoría de los zapatos y se pone en el suelo, colocando el pie del niño encima para ver si se corresponde con la talla. Hay que tener en cuenta que al andar se estiran los dedos y tiene que haber un margen. Muchas veces se mide el zapato con el pie del niño dentro e introduciendo el adulto el dedo por la parte del talón, pero hay que contar con que el niño siempre intenta ayudar y hace garra con los dedos, por lo que va a resultar un calzado pequeño para él.
“Es mejor comprar poco calzado a heredar de familiares”
– ¿Cuáles son las consecuencias de un zapato de tamaño escaso?
– Sobre todo los dedos en garra, alteraciones en la musculatura por no apoyar bien...
– También será importante tener en cuenta el tipo de calzado por la estación del año...
– Sí. En verano utilizamos un calzado ligero, mientras que en el cole se empieza ya con uno mucho más estructurado. Hay que saber que los pies se pueden cansar, pero sobre todo que los niños deben usar un calzado funcional que les permita la evolución propia. Uno de los errores más grandes es calzar a los niños como si fuesen adultos.
– ¿Se invierte lo suficiente en calzado para ellos?
– En general creo que no, pero también hay que ver la economía de cada familia. Al final invertir un poco más va a ser beneficioso tanto para el bolsillo como para el niño. Un calzado malo dura poco y es malo para la salud. Los zapatos tienen una función de proteger, pero cuanto menos estemos calzados, mejor, porque es cuando mejor se desarrolla el pie.
– Afortunadamente, se ha perdido la costumbre de “heredar” zapatos entre hermanos...
– Cada pie es un mundo. Cada persona tiene un patrón de marcha, aunque sean hermanos. La forma que tenemos de nacer ya es diferente, entre un niño sietemesino y otro que nace a término. Sus reflejos van a ir de otra forma. No todos pisamos igual ni tenemos la misma forma de apoyo. Es mejor comprar poco a heredar de familiares y que al final nos ocasione un problema por el desgaste de traída que tiene el calzado ya en sí.
“Cuanto menos estemos calzados, mejor para el desarrollo del pie”
– ¿La mayoría de los problemas en los pies de los menores son reversibles?
– Digamos que hay un margen de actuación. En el período de desarrollo debemos que tener en cuenta que se están consolidando los huesos. Cuando los niños nacen, la mayoría de su pie es cartílago. Hasta los seis u ocho años si no se hace nada ya se quedarían estructuralmente con un problema hasta la edad adulta y ya hablaríamos más de compensar que de corregir.
– ¿Los problemas en los pies provocan daños en otras zonas del cuerpo?
– Sí. Por ejemplo, un niño con pie plano tiene problemas en las rodillas porque con la descompensación acaban cargando otras articulaciones, incluso en la cadera, porque la rotan para compensar esa posición del pie. En el caso contrario, el pie cavo, que tiene muchísimo puente, implica también una sobrecarga de la muscultura y problemas lumbares, con tan solo diez años.
– Y con el inicio del cole es inevitable volver al peso de las mochilas, ¿cómo les afectan a los pies?
– Realmente, desde la pandemia del COVID hemos visto un cambio con la utilización de más medios electrónicos, aunque se sigue viendo a niños cargadísimos en la calle con sus mochilas. Y hay que puntualizar que las que tienen ruedas tampoco son la solución, porque si vamos cargando continuamente por un lado, al final vamos a tener problemas en la espalda en vez de en los pies. El exceso de peso puede provocar problemas incluso en las uñas de los pies.
El 70% de los adultos presentan problemas de pies
El Colexio de Podólogos de Galicia ha puesto en marcha una campaña informativa sobre el cuidado de los pies de los niños y niñas previa a la vuelta al cole tras las vacaciones de verano y recuerda que es necesario prevenir patologías, ya que un 70% de los adultos padece algún tipo de problemas en esta parte del cuerpo. El órgano colegial cita cinco signos que alertan sobre problemas en los pies de los más pequeños:
1. El niño se cae con frecuencia, muestra apatía por los deportes o se cansa al caminar.
2. Se descalza a menudo.
3. Camina con los pies hacia dentro, de puntillas...
4. Se queja de dolor en piernas y pies.
5. Sus uñas o su piel no tienen un aspecto natural.
Además, informa de que son diez las enfermedades más frecuentes en el pie infantil: uña incarnada, verrugas plantares, pie de atleta/micosis, exceso de sudoración, pie plano valgo infantil, dedos superpuestos/montados, juanete/ hallux valgus juvenil, marcha en aducción (con los pies hacia adentro), metatarso aducto y afectación de los cartílagos de crecimiento.