El Concello retiró 136 nidos de gaviota el año pasado y 47 en lo que va de la campaña actual

La iniciativa de Desenvolvemento Sostible implica la eliminación de huevos y la captura de pollos de esta especie vulnerable, que son devueltos al entorno natural ya de adultos

Una gaviota atenta a la espera de comida en una terraza en el centro de Pontevedra. |   // GUSTAVO SANTOS

Una gaviota atenta a la espera de comida en una terraza en el centro de Pontevedra. | // GUSTAVO SANTOS / Ana López

La campaña del Concello de Pontevedra de control de la población de gaviotas en la ciudad se saldó el año pasado con la retirada de 136 nidos y, por el momento, con 47 en lo que va de 2023.

Juan Fraga, responsable de Larus Control, la empresa concesionaria del servicio en el municipio, explica que las cifras son muy parecidas y que se espera que no difieran mucho entre ambos años. Hay que recordar, tal y como indica el experto, que las campañas de control se llevan a cabo entre los meses de mayo y agosto, la época de cría de la gaviota patiamarilla.

En 2022 se atendieron en los cuatro meses de campaña 137 reclamaciones y en los 137 nidos intervenidos se retiraron 290 huevos y 70 pollos.

En el mes de mayo del año actual, se registraron 65 reclamaciones, 47 nidos retirados, 100 huevos y un pollo.

“Aunque parezca que este año van a ser más las intervenciones, es lo habitual que la cifra sea mayor en mayo y después ya se estabilice. Siempre va a menos a medida que avanza la campaña. Todo dependerá de si sigue habiendo parejas reproductoras en los tejados, etc...”, aclara Fraga.

En 2022 se atendieron en los cuatro meses de campaña 137 reclamaciones y en los 137 nidos intervenidos se retiraron 290 huevos y 70 pollos

La campaña, puesta en marcha por la Concellería de Desenvolvemento Sostible e Medio Natural de Pontevedra, es respetuosa con la especie. “De hecho, se retiran los huevos con el permiso del Servizo de Conservación da Natureza de la Xunta de Galicia, y se realiza sección de subproductos”, informa Juan Fraga. Esto significa que se gestionan como si se tratase de un animal muerto, no se pueden depositar en cualquier lugar.

Por su parte, los pollos ya nacidos se llevan al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Carballedo, en el concello de Cerdedo-Cotobade. Esto es porque la gaviota patiamarilla se considera especie vulnerable en la provincia de Pontevedra. Una vez que son adultos se procede a su suelta en entorno natural.

El caso de las palomas

Respecto a la población de palomas, que también se controla en Pontevedra a través de Larus, el responsable de la empresa indica que la población de esta especie vuelve a sus cifras originales tras los meses durante la cual no actúa la campaña. “Se cogen todos los años en torno a 300 ejemplares, cifra arriba, cifra abajo. En la zona de A Ferrería, Praza de España y demás hay alrededor de 500 palomas, dependiendo un poco de los movimientos que haya en los edificios, ya que hay muchos abandonados en esa área. En verano se consigue rebajar la población a un número estable. Pasamos de ver bandos de 200 a otros de 20 o 30, con lo cual la peligrosidad de la especie hacia el ser humano es más pequeña”, resume.

En el caso de las palomas el “modus operandi” es diferente: se retiran ejemplares adultos y se sueltan en entornos no urbanos señalados por la Xunta una vez comprobado su estado de salud, que ha de ser óptimo para tales efectos.

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Sobre la costumbre de alimentar a las aves en el centro de la ciudad, Juan Fraga, responsable de la empresa especializada Larus Control, indica que “no se debe hacer”. “Eso es algo que promueve la estabilización de las poblaciones en ciertas zonas. Los alimentadores son los que atraen a las palomas. El caso es que ellos les dan la comida y se van, pero las aves se quedan en esa zona y su población va creciendo y termina afectando a edificios, la ciudadanía, etc... No se debe alimentar a ningún animal en la vía pública salvo que se haga en zonas acondicionadas y esté regulada esa alimentación”, advierte.

Además, recuerda que en el caso de las palomas pueden afectar a la salud de los humanos transmitiéndoles la salmonelosis. “Hay una serie de enfermedades que se pueden transmitir al ser humano si estás en contacto con ellas permanentemente. Esto lo puede sufrir una persona que tenga en un patio de luces a 20 palomas y no pueda abrir las ventanas. Esto le podría causar daños para su salud”, pone como ejemplo. También alerta de los niños que les dan de comer a las palomas “y después se llevan las manos a la boca”.

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