Vuelve la pasión por la fotografía analógica

Comercios de Pontevedra constatan la creciente demanda de carretes y del revelado tradicional, sobre todo entre los jóvenes

El fotógrafo Fernando Piñeiro vende carretes analógicos todas las semanas, además de otros productos.  // GUSTAVO SANTOS

El fotógrafo Fernando Piñeiro vende carretes analógicos todas las semanas, además de otros productos. // GUSTAVO SANTOS / Gala Dacosta

Gala Dacosta

La fotografía digital cede terreno a la nueva tendencia que se hace notar también en Pontevedra: el regreso de la analógica. Tiendas que hace años habían dejado de vender productos de este tipo porque eran ya algo residual han vuelto a contactar con distribuidoras. Se resisten frente a las empresas en línea que ofrecen los mismos servicios a precios algo más bajos: el cliente analógico quiere también comprar en tienda analógica, siguiendo con esta tendencia.

Nostálgicos y gente joven que desconocía el mundo caen rendidos ante la fascinación de los laboratorios de revelado, las imágenes estáticas y lo que los dependientes explican como el “aura de la fotografía, que una imagen digital no es capaz de captar”. También los estudiantes de la facultad de Belas Artes cursan asignaturas acerca de técnicas fotográficas y esto hace que se incremente la compra de materiales para analógica aplicados a su plan de estudios.

Los precios de los materiales, eso sí, han subido a la par que la demanda. La mayoría de los usuarios disponen ya de cámaras -muchas de segunda mano o rescatadas de algún familiar- y lo que buscan son carretes, incluso en blanco y negro. Pero aunque la demanda crezca, las tiendas no consiguen acumular mucho stock: llegan materiales a cuentagotas y eso aumenta los costes.

“Les gusta que no pueden ver las fotos antes, entonces cuando les entregamos los carretes se produce esa magia”

Según Fernando Piñeiro, de Foto Olimpio, no se puede hablar de un regreso de la fotografía analógica como tal, sino más bien de una tendencia común entre los jóvenes. El dueño de la tienda de la Praza de España relata un proceso que es toda una experiencia: muchos primero se decantan por cámaras desechables de un solo uso para después irse introduciendo en el mundo. Una sola de estas máquinas puede llegar a costar alrededor de veinte euros, pero lleva incluido el carrete desechable.

Más adelante, cuando le van cogiendo el gusto, los clientes empiezan a comprar carretes y a revelar las fotografías. Aparte del material, el procesado posterior se paga aparte y puede llegar a valer otros veinte euros, salgan o no todos los negativos, lo cual también forma parte del misterio del revelado. “Les gusta que no pueden ver las fotos antes, entonces cuando les entregamos los carretes se produce esa magia”, explica el propietario de la tienda. Apunta, eso sí, que la demanda es bastante alta para la escasa fabricación, lo que encarece los precios. Además, después hay que enviar los carretes a un laboratorio de Vigo, con el que trabajan todas las tiendas de este sector en Pontevedra. “Es un negocio en alza y están sacando partido porque subieron mucho los precios, pero no están fabricando mucho. Antes había más fábricas en Europa, en Reino Unido y Ucrania, pero ahora Kodak solo fabrica en Estados Unidos, por ejemplo, y Fuji directamente en Japón”.

El único local de la cadena Fototiendas que queda en la ciudad del Lérez se encuentra en la Praza da Ferrería.   | // GUSTAVO SANTOS

El único local de la cadena Fototiendas que queda en la ciudad del Lérez se encuentra en la Praza da Ferrería. | // GUSTAVO SANTOS / Gala Dacosta

Los clientes son estables a lo largo de todo el año, por lo que no se puede hablar de un negocio estacional, pero sí que es cierto qu eaumenta la demanda en verano porque llegan más peregrinos y turistas. “El otro día vino un chico alemán y se llevó doce rollos porque dijo que no los conseguía comprar en ningún lado”, cuenta Fernando.

La conocida cadena pontevedresa Fototiendas, otrora con presencia en múltiples ciudades, ahora mantiene en la ciudad del Lérez un único local, situado en la Praza da Ferrería. Una de las dependientas, Naomi Mateos, indica que el verdadero boom de la fotografía analógica se constata desde hace un año, aunque ya venía de antes apuntando maneras. Naomi, que además de dependienta es también fotógrafa, habla con mucho cariño de esta modalidad “más artística y creativa” y entiende bien a los clientes que llegan a Fototienda.

“Por causa de las redes sociales y de la fotografía móvil, la imagen digital está masificada y la gente necesita experimentar el proceso fotográfico, capturar mejor el momento y no acumular imágenes que no tienen calidad"

Explica que oscilan entre los dieciséis y los treinta años, por lo que son mayoritariamente jóvenes y coincide con el dueño de Foto Olimpio en que para ellos la analógica tiene un componente de sorpresa: “Por causa de las redes sociales y de la fotografía móvil, la imagen digital está masificada y la gente necesita experimentar el proceso fotográfico, capturar mejor el momento y no acumular imágenes que no tienen calidad".

Y es que en la analógica entran en juego muchas más cosas que el resultado final y eso es lo que más valoran los clientes”. Pero estos no solo son pontevedreses: “Viene gente de Vigo y de los alrededores, porque ahora no es fácil encontrar los materiales que tenemos aquí. Luego, los químicos para el revelado son bastante específicos y no cualquier laboratorio de te revela foto analógica. No siempre les compensa”.

Eso sí, todas las tiendas de Pontevedra revelan también fotografía digital, que es mucho más común y bastante económica. Lo hacen a través de un laboratorio externo, aunque antes Fototienda tenía su propio sitio de revelado en Mollavao. Eran cientos los revelados que encargaban a la semana, ahora en cambio pueden llegar a unos cinco. En las mejores temporadas, pueden ser hasta unos diez o quince.

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