El nuevo colegio electoral habilitado en el edificio administrativo de la Xunta en la calle Benito Corbal se ha estrenado este domingo con mal pie (nunca mejor dicho) debido a sus problemas de accesibilidad.

Esta sede se eligió este año para vez primera para aliviar la saturación del cercano CEIP Álvarez Limeses, pero las tres urnas que alberga se han instalado en el sótano del inmueble, al que se accede por unas escaleras.

También dispone de un ascensor, pero solo funciona con una llave, que quedó inicialmente en manos de los presidentes de las mesas, lo que los obligaba a acudir a activar el ascensor cada vez que alguna persona requería su uso.

Esta situación ha generado quejas y malestar, por lo que, tras una consulta a las autoridades, se optó por entregar la llave al vigilante de seguridad para que se encargara de esa tarea, lo que alivió la situación.

A este problema, al margen de cierta escasez de espacio y exceso de eco, se han unidos los propios de una sede de estreno, ya que muchos de los votantes en ese lugar aún acudieron al viejo colegio, el Álvarez Limeses, al desconocer la mudanza. Tras el “paseo” hasta el “edificio azul” de Benito Corbal, otra incógnita es el punto de acceso, ya que no es por la puerta principal.