Barro recupera parte de su memoria fotográfica del siglo XX

El Concello adquiere el archivo del fotógrafo local Reinaldo Constenla, que plasmó la vida social del municipio durante 30 años

Una de las fotos de Constenla.

Una de las fotos de Constenla. / Concello de Barro

N. D.

Reinaldo Constenla (1918-1982), se encargó de retratar con sus cámaras la historia y la vida social del municipio de Barro durante casi medio siglo XX. Ahora, cuarenta años después del fallecimiento del artista, el Concello de Barro acaba de dar luz verde a la adquisición de todo el archivo de este fotógrafo local.

Según explica el gobierno local, este archivo comprende desde el año 1954 hasta principios de la década de los ochenta y “tiene un valor cultural, artístico y patrimonial muy elevado, pues recoge al detalle la historia de nuestro concello en un período amplio”. El acuerdo fue adoptado por la junta de gobierno el pasado jueves.

Después de la adquisición la intención municipal es iniciar los trabajos de restauración y puesta en valor de todos estos documentos y materiales. El precio de la compra asciende a 6.500 euros, que se financian con fondos propios del concello.

En 2009 la Asociación Cultural Barosa organizó una muestra de una selección de fotografías del autor, que se pudo ver en la biblioteca y en el local de la asociación. La exposición se hizo con una selección de unas setecientas imágenes, sin incluir los negativos. Además, se editó el libro “Barro en imágenes”.

.En las crónicas de entonces se destacaba que esta obra era “una llamada de atención sobre el gran archivo del fotógrafo Reinaldo Constenla, que antes de dedicarse a recorrer en moto las parroquias de su pueblo, y hacerse un profesional del clic de la Rolleiflesh y la Voigtlander Color-Skopar, ya se había dedicado a la ser zapatero, electricista y relojero. Las imágenes nos deja mirar a través del ojo de una cerradura, a un mundo en cambio decisivo con hambre y dinero de la emigración: el rural de los años 50 y 60 en escenas inesperadas, sin estereotipos, frescas y con los sentimientos de la vida a flor de piel”.

Reinaldo Constenla aprendió el oficio con el fotógrafo de origen peruano Graña Grañé y tuvo su laboratorio en casa, en el lugar de Curuto. Además de los habituales retratos por encargo de los vecinos, este artista, cuyo hijo también se dedica a la profesión, captó con sus cámaras los paisajes, las costumbres, y la visa social del municipio, que recorría a bordo de su moto. Esa memoria es la que ahora recupera el Concello.