Se define como la alternativa “perfeccionista” al gobierno del BNG. Iván Puentes (Fene, 1980), candidato del PSOE a la Alcaldía de Pontevedra, confía en liderar el cambio en el Concello desde el respeto por lo que se ha hecho bien en los 24 años de gobierno de Lores, pero también desde la crítica constructiva con lo que se puede mejorar: integración del río, generación de empleo, servicios sociales y un modelo “8-80, que da respuesta a las necesidades del conjunto de la ciudadanía”.
–El techo histórico del PSOE son los seis concejales que logró Teresa Casal en 2007. ¿Se ve rompiendo ese techo?
–Es una buena referencia, pero las quinielas y los números se los dejo a los ciudadanos el día 28 de mayo. En todo caso, el objetivo del PSOE en estas elecciones es liderar el próximo gobierno municipal e iniciar un nuevo tiempo en Pontevedra, que conserve lo bueno de lo mucho y bien hecho de estos 24 años, pero que complemente ese modelo con las necesidades que tiene la ciudad en materia de empleo, en materia de desarrollo sostenible y en materia de derechos para todos y para todas, vivienda y en definitiva que sea una ciudad adaptada a las necesidades de todos, independientemente de su edad y del lugar en el que residan.
–¿Qué cambiaría de la forma de gobernar de la ya histórica coalición BNG-PSOE?
–Primero, si se pudiese volver atrás, si se pudiese firmar un pacto de gobierno nuevo como el que se firmó en el año 2019, yo creo que hay dos cosas que habría que cambiar desde el punto de vista del Partido Socialista. En primer lugar, garantizarnos que el reparto de áreas dentro del gobierno es un reparto de áreas efectivo, en el sentido de que se cuenta con el personal y los recursos económicos suficientes como para poder desarrollar las competencias que se asumen. Y en segundo lugar, creo que a lo que yo aspiro es a que la coalición de gobierno tiene que combinar dos cuestiones: la lealtad, evidentemente, entre los socios de gobierno, con el perfil propio de cada uno. El Partido Socialista y el Bloque Nacionalista Galego son dos partidos políticos diferentes, que tienen ideas diferentes, que tienen modelos diferentes para Pontevedra, que son capaces de ponerse de acuerdo, pero eso no significa que ninguno de los dos se desdibuje o se diluya en la coalición de gobierno.
–Las encuestas dicen que el escenario después del 28 de mayo va a ser igual o muy parecido al actual. ¿Cómo es la relación actual con el BNG de cara a una posible coalición?
–Bueno, primero yo creo que no se va a repetir el resultado. Si miramos hacia el pasado, vemos algo que se repite siempre elección tras elección, y es que el Partido Socialista crece durante los 15 días de campaña electoral y el BNG normalmente baja durante esos quince días. Ahora mismo los resultados que nos están dando las encuestas dicen que estamos entre un 17 y un 20 por ciento de voto. Eso es el mejor resultado que le pronosticó ninguna encuesta al Partido Socialista en Pontevedra en los últimos quince años. Creo que son unas elecciones que están más abiertas que nunca, en las que puede pasar absolutamente casi de todo, menos que Rafa Domínguez tenga mayoría absoluta.
–¿Pero la relación con el BNG cómo está?
–Es una relación cordial y leal. El problema es que, a lo mejor, estamos acostumbrados a una situación en la que el Partido Socialista pasaba un tanto diluido dentro de una coalición de gobierno con 11 concejales del BNG; llama la atención que tengamos voz propia, que opinemos y que digamos lo que pensamos, pero yo entiendo que eso no es una mala relación, eso no es crispación, eso es lo natural y es lo normal.
–¿Cambiaría el modelo de ciudad?
–Nosotros creemos que en estos 24 años Pontevedra avanzó, Pontevedra progresó, que construimos una ciudad de la que estamos –menos Rafa Domínguez– absolutamente orgullosos todos y que es una ciudad en la que nos encanta vivir. El problema es que a diferencia del BNG, nosotros no creemos que vivamos en el paraíso ni que vivamos en una ciudad en la que ya todo está hecho, ni que lo único pendiente por hacer sea saber cuál es la siguiente calle que vamos a peatonalizar. Creemos que vivimos en una ciudad que tiene un modelo que funcionó bien, pero que en 2023 necesita evolucionar.
–¿Hacia dónde?
–Básicamente hacia cuatro cuestiones. Primero, desde el punto de vista urbanístico. Tenemos pendiente toda la integración del río, de los espacios naturales y de la parte verde de la ciudad, que es lo que nosotros llamamos la estrategia Pontevedra Flúe. En segundo lugar, es una ciudad que tiene que empezar a pensar, si quiere seguir siendo una capital de provincia de verdad, en cómo va a generar empleo, cómo va a generar actividad económica y cómo va a generar riqueza. Una de las ideas iniciales será crear una oficina estratégica de ciudad que diseñe proyectos específicos para Pontevedra. La tercera cuestión son básicamente las personas. Se trata de hacer una ciudad lo que nosotros llamamos 8-80, que no sólo le da respuesta a las necesidades de la gente de mediana edad, como pasa ahora, sino que también le da respuesta a las necesidades específicas que tienen los menores de 8 y los mayores de 80, así llegaremos al conjunto de la ciudadanía. Y en cuarto lugar, el pilar que necesita ser evolucionado es toda la parte de protección y de bienestar social, y ahí entra en juego la vivienda. Pontevedra es una ciudad con unos precios de la vivienda casi que rozan lo imposible, tanto en alquiler como en compra; entran en juego los servicios sociales municipales, claramente anoréxicos de personal y de presupuesto, entra la sanidad, entra la educación...
–Está haciendo campaña puerta por puerta, ¿cómo es esa experiencia y qué mensaje transmite en apenas unos minutos?
–Es tremendamente gratificante. Hay dos tipos de políticos, a los que les gusta la política local y a los que no, que es básicamente a los que les gusta el contacto con la gente y a los que les gusta vivir encerrados en una institución. Yo soy de los que les gusta la política local y, por tanto, no hay nada mejor que ese contacto. Es verdad que he sufrido; llevamos ahora mismo visitadas más de 10.000 casas. En esta campaña no voy a predicar, voy a escuchar. Básicamente me presento, les entrego un resumen de las medidas del programa electoral y les invito a que me trasladen sus dudas, inquietudes o necesidades.