Muy lejos queda ya el coronavirus y la pandemia en lo que se refiere al sector de los eventos importantes en la vida de las familias, como bodas, comuniones, bautizos... Pero al sector de la restauración le ha salido otra piedra en el camino: la inflación. La continua subida de precios, especialmente en la alimentación, así como en los suministros energéticos, pone en jaque a los restaurantes y salones, desde los más grandes a los más pequeños. De ahí que los presupuestos a largo plazo sean cada vez menos frecuentes, o, si se ofrecen, sean los propios establecimientos los que corran el riesgo y asuman las pérdidas que, más tarde que pronto, se terminan produciendo.
La Finca Batacos, en la parroquia pontevedresa de Salcedo, es un referente en el sector en la comarca de Pontevedra. Cuenta ya con “prácticamente todo el verano cubierto”. “Comenzamos ahora con las comuniones, entre mayo y junio, y después ya llegan las bodas, hasta septiembre e incluso principios de octubre, sobre todo los viernes y sábados”, explica Gustavo Sobral, gerente del Grupo Mochi, que añade que “lo único bueno que tuvo la pandemia es que se estiraban las comuniones casi todo el verano, no se concentraban tanto como ahora”, reconoce.
“Siempre tuvimos cierta inestabilidad al trabajar con perecederos, pero ahora es peor”
Pero el verdadero problema es la cuestión de los presupuestos y la subida generalizada de precios. “Sí que los hacemos a un año vista, pero al alza, y aún así con riesgo de pérdidas. En este sentido siempre hemos tenido cierta inestabilidad porque trabajamos con perecederos, pero ahora es peor, porque somos nosotros los que asumimos las subidas, no se le repercuten al cliente”, dice.
Es por ello que los menús se hayan adaptado también a los nuevos tiempos. Atrás quedan aquellas bodas en las que se incluían hasta cinco tipos diferentes de mariscos. “El kilo de cigala en 2019 estaba a unos 30 euros, pero ahora no baja de 40. Igual pasa con el bogavante”, reconoce Sobral.
Y es que un menú de boda con tres tipos de mariscos puede estar entre los 180 o 190 euros por invitado, no apto para todos los bolsillos. Los que son de menos de 100 euros ya son tipo cóctel, para comer de pie. “Los más económicos son siempre las comuniones, entre 60 o 90 euros por persona, o las bodas de oro, incluso menos”, indica el gerente de Mochi.
“Los presupuestos se dan a 45 días y una vez aceptados la empresa asume las posibles pérdidas”
También los vinos son un quebradero de cabeza en los banquetes. “El hecho de que suba dos euros por botella, aunque parezca fácil repercutirlo al cliente, no lo es porque tú compras varios palés”.
Niveles prepandemia
En “O Xardín das Termas”, de las Termas de Cuntis, los presupuestos se dan inicialmente a 45 días. “Pero una vez aceptados, la empresa los mantiene hasta la celebración del evento y, en caso de pérdida, la asume”, explican.
“Tenemos una alta demanda para este año y ya lo podemos comparar al prepandemia, el 2019. El año pasado cerramos citas hasta noviembre”, celebran a la vista de la evolución del actual 2023.
“Ofrecemos un servicio integral de bodas, así que nos moldeamos a la economía del cliente. Los menús con marisco son los más demandados, pero cualquiera de ellos es de calidad, porque trabajamos con productos frescos”, indican.
“No es honesto mantener el presupuesto más de seis meses, ni para nosotros ni para el cliente”
Por su parte, en “OEirado das Margaridas”, de Poio, los presupuestos tienen una validez de seis meses. “No es honesto para nosotros ni para los clientes mantenerlos mucho más”, reconoce Marga González Torres, la propietaria, que puntualiza que por eso no abren la agenda del año hasta noviembre.
“Evidentemente, no se pueden mantener los costes de hace un año o dos, porque han subido mucho productos como la ternera, el cordero o el vino albariño”, puntualiza.
Por sus instalaciones, con varios comedores separados, acoge bodas pequeñas, y sobre todo comuniones y bautizos. “Este año muchas bodas de oro, porque los mayores por fin han salido tras la pandemia”, apunta. Las reservas para este año son muchas y ya tienen numerosos fines de semana completos.
El marisco, al alza
Para eventos menos numerosos, restaurantes históricos como Casa Digna, en la zona de A Moureira de Pontevedra, es el establecimiento ideal, en el centro de la ciudad.
“Es imposible un presupuesto anual porque no sabes cómo se van a poner las cosas dentro de cuatro semanas”
También aquí los presupuestos se limitan, entre tres y seis meses. “Antes se hacía un presupuesto anual, pero ahora es imposible porque no sabes cómo se va a poner todo dentro de cuatro semanas. La cigala y la almeja ya tienen un precio elevado y siguen subiendo. También las navajas. El berberecho, por ejemplo, ha subido un cien por cien... Los productos de la ría, de proximidad, son los que más fluctúan”, explican desde este restaurante.
Los fotógrafos ya cierran fechas para 2024
“La temporada de bodas 2023 se presenta francamente bien y apenas tenemos ya fechas libres, solo nos quedan algunos huecos. Normalmente la fotografía se reserva con bastante antelación, un año o incluso más, o corres el riesgo de quedarte sin tu fotógrafo favorito; de hecho, ahora mismo estamos ya cerrando fechas para 2024”. Así lo asegura Silvia de Acevedo, fotógrafa de QSMPhoto, en Pontevedra.
Celebra que “parece que por fin la pandemia va quedando atrás”. “El año pasado fue una temporada excepcional, aún había muchas parejas con fechas aplazadas de 2021 y muchas otras que se lanzaron a casarse por lo que pudiera pasar”, explica.
En este sentido, confiesa que “tenemos la impresión de que la gente todavía valora un poco más el tener un buen recuerdo en forma de imágenes”. “Tal vez porque todo lo ocurrido durante la pandemia nos haya llevado a darnos cuenta de la importancia que tienen la fotografía y el vídeo a la hora de salvaguardar nuestros momentos más especiales”, subraya.