Denuncian el “asesinato” de cuatro árboles junto al santuario de Amil
El Seprona investiga el ataque a una acacia y tres plátanos con orificios y biocida

La sacristana observa uno de los árboles dañados. A la derecha, uno de los letales orificios. / GUSTAVO SANTOS
El terrorismo ambiental, consiste en llevar a cabo acciones ilegales y hostiles que dañan o destruyen los recursos naturales, también está muy presente en el rural pontevedrés. Por desgracia, puede dar buena cuenta de ello el párroco de Amil, en el Concello de Moraña, que hace unos meses se vio obligado a presentar una denuncia ante la Guardia Civil por el ataque, con fines de muerte, a cuatro árboles en el entorno de este famoso santuario que cada año congrega a miles de personas para venerar a la Virgen de los Milagros , una romería conocida incluso al otro lado del Atlántico. Ahora, medio año después, se procederá a su tala por motivos de seguridad y en su lugar se plantarán cuatro carballos.
El sacerdote, Daniel Pérez Méndez, acudió a finales de octubre del año pasado al puesto de la Guardia Civil en Caldas de Reis para dar aviso de que una acacia y tres plátanos del recinto propiedad de la parroquia religiosa de Amil habían sido atacados en sus troncos. Se trata de un “modus operandi” de sobra conocido por el Servicio de Protección de la Naturaleza, Seprona, y consistente en la perforación con numerosos orificios, en este caso de 1 centímetro de diámetro y siete de profundidad, y la aplicación posterior de biocida o ácido, que provoca la muerte lenta del árbol en cuestión, que comienza a secarse.

Los cuatro árboles dañados junto al famoso santuario de Amil. / GUSTAVO SANTOS
Y así ocurrió en Amil, ya que los cuatro árboles acusaron poco a poco estos devastadores efectos, sobre todo la acacia, que empezó a perder las hojas de forma muy evidente en época en la que normalmente estaba muy frondosa. En la denuncia, de hecho, se destaca que este mal estado solo lo presentan estos ejemplares, mientras que todos los demás árboles de la zona se encuentran perfectamente, ya que no fueron agredidos ni cuentan con los citados orificios.
Aunque la denuncia fue puesta a finales de octubre, fue a principios de ese mes, o incluso un poco antes, cuando desde la parroquia se dieron cuenta de que algo no iba bien. Hay que destacar que la gran romería de los Milagros de Amil se celebra en el mes de septiembre y que en la zona en la que se encuentran los árboles que ahora están a punto de talarse se colocan puestos de la fiesta.
En todo caso, una vez que se planten los cuatro robles el área va a ser perimetrada, para que sean respetados y crezcan sin problema. El deseo del párroco ahora es que ningún árbol más sea agredido de una forma tan cruel y que, lamentablemente, parece haberse puesto de moda entre aquellos a los que la naturaleza les importa más bien poco o, directamente, les molesta.

La sacristana señala uno de los orificios a través de los cuales se introdujo el biocida. / GUSTAVO SANTOS
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