San Cibrán de Tomeza recupera el ritmo

La tradicional romería del lunes de Pascua atrae a numerosos peregrinos

Los devotos cumplen con el ritual de dar vueltas y arrojar piedras al tejado de la ermita.   | // RAFA VÁZQUEZ

Los devotos cumplen con el ritual de dar vueltas y arrojar piedras al tejado de la ermita. | // RAFA VÁZQUEZ / F.M.

F.M.

Tras la romería con restricciones sanitarias del pasado 2022 y la cancelada en 2021 (que se celebró de todos modos con la presencia de algunas personas que acudieron igualmente a la ermita del alto de Tomeza), este lunes de Pascua volvió a festejarse con el esplendor de los años previos a la pandemia sanitaria la tradicional romería de San Cibrán. No tuvo la concurrencia de otros tiempos, en los que ocupaba las laderas del monte de Tomeza una multitud de personas que incluso acampaban la noche anterior para asistir a la fiesta, pero sí pudo verse el ambiente festivo de los años previos a la pandemia.

En la procesión de este lunes de Pascua, numerosas personas volvieron a acompañar la imagen del santo al dar las vueltas de rigor en torno a la capilla y entre los asistentes fue notable la presencia de varios concejales de la corporación municipal, entre ellos el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores.

Un momento de la procesión.   | // RAFA VÁZQUEZ

Un momento de la procesión. | // RAFA VÁZQUEZ / F.M.

Numerosos devotos regresaron a San Cibrán para reencontrarse con la romería más importante del lunes de Pascua en la comarca de Pontevedra. Cientos de personas volvieron a subir hasta la ermita que corona el alto de Tomeza, para cumplir con el ritual de “espantar o meigallo” pidiendo la intercesión del santo.

Ritual

El ritual consiste en dar nueve vueltas a la ermita, arrojando de espaldas y en cada una de ellas, una piedra al tejado de la capilla. Además, los devotos también deben pasar tres veces por debajo de las andas de la imagen y bendecir un ramillete de hierbas que se adquieren en las inmediaciones del templo. Hojas de loureiro, olivo, romero, malva rosa y ruda componen estos ramilletes, que se llevan hasta la ermita para buscar allí la bendición del párroco. La tradición manda que este ramo se cuelgue posteriormente en la puerta de casa, para proteger la vivienda de todos los males.

Pero si la fiesta volvió con todo el esplendor de años atrás, desde hace algún tiempo se han dejado de ver las numerosas tiendas de campaña que décadas atrás se dispersaban por la ladera del monte, de los romeros que pasaban la noche en el lugar para acudir por la mañana a los rituales. También son cada vez menos las personas que suben hasta la ermita caminando desde cualquier rincón de la comarca.

En todo caso la fiesta volvió a contar con procesión, música, verbena e incluso los puestos de comida, de juegos y de venta de todo tipo de productos, que en los últimos años también se habían dejado de ver en esta romería. Incluso hubo una pista de coches de choque.

La figura de San Cibrán, según la leyenda, apareció en la boca de la mina que alimenta la Fonte da Faina y fue él mismo quien eligió este lugar para que se le rindiese culto religioso.

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