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Las tunas entonan sus clásicos en Pontevedra

Unas 60 personas participaron en el encuentro de antiguos tunos y tunas de Galicia y Portugal en la Boa Vila

Diferentes momentos de la jornada de confraternización celebrada ayer en Pontevedra. | // RAFA VÁZQUEZ

Desde ingenieros, arquitectos, y abogados, hasta médicos, químicos o matemáticos han formado y forman parte de la tuna, esta antigua tradición que surgió en el siglo XIX en torno a la universidad y que ha conseguido sobrevivir al paso del tiempo y, más recientemente, a la pandemia de COVID.

Desde hace siete años, tunos y tunas de Galicia y Portugal celebran un encuentro con el único objetivo de “juntarnos para disfrutar y vernos, porque la vida es muy corta y nos gusta la música y cantar”, explica uno de los promotores de esta iniciativa, Esteban Niágara.

Clásicos de la música popular como “Clavelitos”, “Cielito lindo”, “Tuna compostelana” o “Fonseca” se volvieron a oír ayer por las calles de Pontevedra, que acogía por tercera vez este encuentro luso-galaico, que reunió a unas 60 personas que representaban a más de 55 agrupaciones.

Grupo de tunos y tunas durante su recorrido por el centro histórico. | // RAFA VÁZQUEZ

La jornada arrancó al mediodía, con una comida en la que participaron algo más de una docena de tunos y tunas. Ya por la tarde, a partir de las 17.30 horas, el grupo creció con la llegada de más personas, que fueron haciendo un recorrido por la zona vieja de Pontevedra, disfrutando de sus calles y sus gentes y ofreciendo su música a todo aquel que se mostrara interesado. A las 20.30 horas, la comitiva llegó a la Peregrina, donde realizó una ofrenda a la Virgen, con más canciones y música, para finalizar el día con una cena de confraternización.

Vestimenta tradicional

El grupo no pasó desapercibido para los pontevedreses, ya que cada uno llevaba el traje típico de su agrupación: los gallegos con capa española y los portugueses, con su vestimenta tradicional.

Las tunas entonan sus clásicos en Pontevedra

“Portugal y Galicia están hermanadas desde siempre”, apunta Niágara, mientras recuerda que la primera reunión se celebró en Santiago de Compostela, la cuna de la tuna en la comunidad autónoma, hace siete años. Un año después fue la primera vez que se realizó en la Boa Vila y entonces se juntaron una veintena de tunos y tunas. Después, en la segunda convocatoria alcanzaron la treintena de participantes, una cifra que esta vez se ha duplicado.

Los tunos realizaron un recorrido por el centro histórico de la Boa Vila, disfrutando de sus calles y sus gentes y ofreciendo su música a todo aquel que se mostrara interesado, y participaron en una ofrenda a la Virgen Peregrina

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Había ganas de reencontrarse después del parón por el COVID. En 2020 la reunión iba a ser en Ourense “y se tuvo que suspender. Tardamos en recuperarlo porque al ser un encuentro entre personas de dos países distintos, los problemas podían ser grandes si se producía algún contagio”. Así, hace aproximadamente seis meses, se retomó esta tradición con un encuentro en la localidad portuguesa de Guimaraes.

Según relata Niágara, “la tuna compostelana es la precursora en Galicia y Portugal, todo se inició con sus viajes”. Precisamente el carácter viajero de la tuna es lo que propició que se extendiera desde Salamanca hasta Europa y América, con presencia en países como Holanda, México, Guatemala, Colombia, Perú, Chile o Argentina.

Pontevedra acogió por tercera vez este encuentro luso-galaico, que reunió a unas 60 personas que representaban a más de 55 agrupaciones

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Según algunos historiadores, la tuna tiene su origen en el siglo XIII o XIV, con los continuadores de la tradición goliarda, que en la Edad Media era un tipo de clérigo itinerante que aprovechaba la tradición de hospedaje en los monasterios para vivir sin trabajar, destacándose por su predilección por la música y la comida. De hecho, una de las versiones del origen de la palabra tuna es que deriva de “tunar” o “correr la tuna”, que significa llevar una vida viajera tocando y cantando”.

Entre otras agrupaciones que participaron en el encuentro de ayer había representantes de la asociación Troyanos de Compostela, ligados al Museo Casa de la Troya, y que entre sus objetivos está recuperar canciones antiguas del siglo XIX y XVIII. Pero Niágara insiste en que la reunión “no sigue las pautas de ningún grupo, es juntarnos, cantar y disfrutar”.

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