“Al limitarnos las zonas en las que recoger mejilla, lo que consiguen es obligarnos a arriesgar nuestras vidas más que nunca”, manifiesta Daniel Gondar.

Una de las zonas escarpadas de Cangas a las que se considera arriesgado acceder desde tierra y por mar. | // FDV

Se trata de un conocido y experimentado bateeiro de A Illa, hijo del histórico dirigente del sector Fino Gondar. Y es el hombre que ayer estuvo a punto de perder la vida o sufrir graves heridas a consecuencia del accidente marítimo en el que se vio inmerso cuando inspeccionaba zonas de cría o semilla de mejillón en Sanxenxo. “Este tipo de accidentes son la consecuencia de que nos traten como delincuentes y de que nos impidan trabajar como hicimos siempre”, declaraban desde el Plataforma en Defensa da Cría tras conocer este suceso.

“Lo que sucede es que como no tenemos mejilla suficiente nos arriesgamos en exceso y tratamos de acceder a zonas inverosímiles que, de otro modo, ni siquiera se nos pasarían por la cabeza”, apostillan otros mejilloneros e incluso el Consello Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia.

Lo cual los lleva a insistir en que “el día menos pensado ocurrirá una desgracia” y a recordar que el de ayer no es, ni mucho menos, el primer accidente de estas características. Se producen más naufragios de los que a veces se cuentan, y casi siempre por las mismas causas y en idénticas circunstancias.

Como sucedió cuando el 1 de diciembre de 2021 comenzaba la campaña de recolección de cría y se rozó la tragedia cuando naufragó una planeadora de Vilanova de Arousa que, con cuatro personas a bordo, trabajaba en la costa de Porto do Son.

Ya entonces el sector bateeiro relacionaba el accidente con la resolución de la Consellería do Mar en la que ampliaba las zonas de exclusión para recoger la semilla del mejillón. Un problema que persiste, si bien es cierto que la Xunta autorizó hace unos días “130 kilómetros de costa” más para recoger cría.

Pero los bateeiros aseguran que “son malas zonas” y que “no hay mejilla suficiente”, de ahí que “sucedan este tipo de accidentes”.

El de ayer se produjo a primera hora de la mañana cuando, según el Concello de Sanxenxo, se procedió al “rescate marítimo del tripulante de una embarcación” que volcó cerca de la playa de Paxariñas.

Cuando llegó al lugar la embarcación de Emerxencias Sanxenxo había dos personas en el agua. Una de ellas llegó a nado hasta la costa, mientras que Daniel Gondar fue rescatado de uno de los islotes de Paxariñas. No sin dificultades, dada la enorme cantidad de piedras que hay en la zona, tal y como detallan en el Concello.

Una circunstancia, por cierto, que por sí sola pone de manifiesto lo arriesgada que resulta la tarea de recolección de mejilla en el litoral atlántico.

Tras estar los dos hombres a salvo y una vez reflotada la lancha siniestrada, con ayuda de Emergencias Sanxenxo y un barco de pesca, Daniel Gondar relató lo sucedido diciendo que él era el único tripulante a bordo, y que se encontraba en el lugar revisando la zona, “para ver si hay cría y vale la pena ir a trabajar a esa zona en próximos días o si, por el contrario, hay que seguir buscando”.

Su compañero, que inspeccionaba las rocas desde tierra firme, se lanzó al agua cuando vio que un “golpe falso” de mar había volcado la lancha, tratando de socorrer a Daniel Gondar y rescatar la embarcación.

Detalla este último que vio cómo se formaba y acercaba “la cresta de una gran ola”, la cual lo sorprendió en una zona de poco calado, apenas dos metros, “por lo que o trataba de meterme a la playa” o intentaba ponerle proa y “salir de allí pitando”. Optó por esta segunda vía y ya no pudo impedir que la virulencia del impacto volcara y dañara su lancha.

“Esta vez todo se quedó en un susto, pero esto pasa –insiste el isleño– porque andamos como locos buscando sitios de cría por toda la costa y a veces arriesgamos en exceso para conseguirla, lo cual puede acarrear graves consecuencias porque trabajar bajo presión en el mar resulta extremadamente peligroso”.

“Ir por mar a las zonas de Cangas es un suicidio, y hacerlo desde tierra resulta del todo imposible”

Hace unos días se anunciaba que la Consellería do Mar concedió al sector bateeiro nuevas zonas de recolección de mejilla en Cangas, Bueu, Baiona, O Grove y Aguiño. Algunos miembros del sector productor ya decían entonces que eran “insuficientes”. Y ahora añaden que se trata de un “caramelo envenenado”. Algo en lo que coincide la Plataforma en Defensa da Cría, cuyos miembros, como tantos otros bateeiros, aprovecharon el fin de semana para acudir a las zonas del litoral atlántico para inspeccionarlas y ver en cuáles hay cría y en qué sitios podrán ir a trabajar a partir de hoy. Entre esos acuicultores los hay que definen las nuevas zonas de mejilla como “un caramelo envenenado” que, lamentan, “no soluciona el problema”. Y otros añaden que “ir a las zonas de Cangas que nos abrieron ahora es un auténtico suicidio si se hace por mar, dado que las características de la costa lo hacen inviable”. Pero es que, además, “tratar de acceder a ellas desde tierra firme es del todo imposible”, advierten. De ahí que algunos insistan en reclamar más zonas de cría y otros digan estar tan cansados que ya no van a “esperar más”. Lo que quieren decir estos últimos es que “se agotó la paciencia” y tienen decidido “acudir a las zonas donde sí sabemos que hay cría aunque las tengamos prohibidas, ya que no nos dejan otra alternativa y vale la pena arriesgarse a que te pongan una multa”, pues no podemos seguir como estamos.