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Ángeles Núñez Gil | Enferma de cáncer

“Estoy con mi cuarto cáncer y en estadío cuatro, pero me encuentro más arriba que nunca”

“Tuve que pedir comida a Cáritas y volver a estudiar para trabajar en otro sector. Ahora soy pensionista”, afirma sobre las consecuencias económicas de la enfermedad

Ángeles Núñez Gil,
en la sede de la AECC
de Pontevedra.
 // Rafa Vázquez

Ángeles Núñez Gil, en la sede de la AECC de Pontevedra. // Rafa Vázquez / Ana López

La pontevedresa Ángeles Núñez Gil, de 53 años, está pasando por su cuarto cáncer en la actualidad. El primero le fue diagnosticado en el año 2013, era un melanoma de piel. En 2020, 2021 y 2022 llegaron los otros, que le afectaron a los pulmones. La enfermedad le cambió la vida radicalmente a esta usuaria del AECC de Pontevedra: tuvo que dejar su trabajo, volver a estudiar e incluso pedir alimentos a Cáritas, porque el cáncer no solo golpea a nivel de salud, sino que sus consecuencias económicas son tan duras como desconocidas a día de hoy por la mayor parte de la sociedad.

– Todo comenzó en 2013...

–Sí, con un melanoma de piel a raíz del cual me tuvieron que vaciar los ganglios y me quedó afectado el brazo derecho. Me concedieron una discapacidad del 53% por eso. Desde que me operaron hasta que el INSS resolvió mi situación y me concedieron esa discapacidad pasaron dos años, el plazo máximo. Durante ese tiempo me pagaba la mutua: 600 euros.

– ¿En qué trabajaba?

– Tenía un negocio de hostelería que tuve que dejar porque perdí movilidad y fuerza en el brazo.

– ¿Cómo se puede vivir con 600 euros?

– Yo tenía una hija, además, viviendo conmigo. Imagínate... Tuve la suerte de que unos amigos tenían un piso vacío y nos fuimos para allí sin pagar alquiler ni hipoteca, pero hay recibos y hay que comer...Tuve que pedir ayuda para alimentos a Cáritas. Me cuesta decirlo, pero no es algo de lo que me tenga que avergonzar. Así tiré hasta que me concedieron la pensión de unos 400 euros, porque el INSS consideraba que no podía trabajar de lo mío pero sí en otro sector. Me formé, volví a estudiar, un ciclo de Gestión Administrativa, y de esto pude trabajar.

"El cáncer no es sinónimo de muerte. Hacen falta investigación y prevención"

– Entonces llega el segundo cáncer...

– En 2020, un melanoma pulmonar. De nuevo operaciones. Me quitaron un trozo de pulmón. Recuperación... Me fui de baja otra vez y ya no me volví a incorporar a trabajar, porque los siguientes, tumores malignos en el pulmón, vinieron muy seguidos. Ahora estoy con el cuarto y en estadío cuatro porque se ha extendido a la pleura; empecé un nuevo tratamiento en diciembre de 2022. Es de por vida.

– ¿Era fumadora?

– No, y eso que es un tipo de cáncer que afecta mucho a fumadores.

– ¿Le incrementaron el grado de discapacidad?

– Sí, ahora estoy en el 69%. Fue subiendo con cada cáncer. Ya soy pensionista. La subida de la pensión del 8,5% no te imaginas cómo la agradezco.

"No voy a ir atrás emocionalmente, son muchos años. Esto no quiere decir que no tengas tus momentos malos"

– En el cáncer de pulmón hay muchos avances en los tratamientos. ¿Cuál es el suyo?

– En 2020 me pusieron uno muy novedoso pero conmigo no funcionó, de inmunoterapia y sin apenas efectos secundarios. Ahora mismo estoy con pastillas, 12 al día, es muy cómodo porque lo tomas tú en casa, solo tienes que ir a las revisiones una vez al mes. El objetivo en mi caso es que se estabilice. Sé que no se va a curar, que no puede ser peor de lo que es, pero también sé que cabe la posibilidad de que se estanque, que es lo que trata mi oncólogo de conseguir. Anímicamente me encuentro más arriba que nunca y no voy a ir atrás emocionalmente, son muchos años. Esto no quiere decir que no tengas tus momentos malos.

– ¿Recuerda cómo fue cuando le comunicaron el primero de ellos?

– Es un shock en el primero, el segundo, el tercero y el cuarto. Las cirugías son dolorosas y el postoperatorio es doloroso, pero ya han pasado.

– ¿Había antecedentes en su familia?

– Sí, muchos: mi madre, mi abuelo, un tío, una prima... Y todos se murieron antes o después.

– Con lo cual su primer pensamiento era inevitable que fuese asociado a la muerte...

– Fue lo primero que pensé. Pasaron los años y me dije, pues no. Ahora estoy mejor que nunca.

– ¿Se ha tratado siempre en la sanidad pública?

– El primer lunar maligno de piel me lo detectaron en la privada, pero cuando ven que es algo grave ya te desvían al Sergas. Todas las operaciones de pulmón han sido en el Hospital Clínico de Santiago, pero las revisiones las hago aquí en Pontevedra, en el CHOP. Creo que la intención es que con el Gran Montecelo se puedan hacer aquí las operaciones.

"Yo quiero vivir mi vida y pienso en esa posibilidad de que el cáncer se quede ahí estancado, porque yo voy a conocer a mi nieto y voy a pasar tiempo con él"

– Es maravilloso que se encuentra bien anímicamente, pero ¿físicamente?

– Como digo, las recuperaciones de la cirugía cuestan mucho, pero quiero hacer cosas igualmente. En diciembre me fui a ver a mi hija, que ahora vive en Barcelona. De hecho, voy a ser abuela.

– Siempre hay algo por lo que merece la pena la lucha...

– Todos tenemos familia, amigos y gente que está ahí en primera línea. Ellos también sufren.

– Sobre todo porque no saben exactamente cómo ayudar.

– Yo siempre digo que no me tienen que ayudar. No quiero que hagan nada por mí. Quiero que me llamen para tomar un café, ya está. No tenemos que hablar de esto. Cuando haya algo que contar diferente ya lo haré. Yo quiero vivir mi vida y pienso en esa posibilidad de que el cáncer se quede ahí estancado, porque yo voy a conocer a mi nieto y voy a pasar tiempo con él. Eso es lo que hay que pensar, porque el cáncer no es sinónimo de muerte. Lo que hacen falta son prevención, diagnóstico e investigación, que es le que pediría a las Administraciones. Trabajar para aumentar la supervivencia. A esto añadiría esa ayuda económica, para no tener que llegar a pedir ayuda a Cáritas porque no tienes ni qué comer. El cáncer siempre te lleva, en mayor o menor media, a estar un tiempo sin trabajar.

– ¿Qué hace un día cualquiera?

– Entre otras cosas, toco la gaita, lo cual tiene su mérito teniendo cáncer de pulmón, es una terapia de choque. Estoy en Os Trazantes de Tenorio. Antes también bailaba, pero lo llevo peor porque me fatigo.

– ¿Qué ha supuesto la AECC para usted?

– Es muy importante. En todos los sentidos: la ayuda psicológica, las actividades, estar con gente como tú...

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