Una de las últimas grandes redadas en O Vao, lista para ser juzgada en la Audiencia

La Operación Gepetto permitió desarticular el denominado clan del Sevilla y llegó a sus suministradores en Sanxenxo y Algeciras

Agentes policiales durante el registro en las chabolas del poblado de O Vao de Arriba en 2019. |   // G. SANTOS

Agentes policiales durante el registro en las chabolas del poblado de O Vao de Arriba en 2019. | // G. SANTOS / REDACCIÓN

REDACCIÓN

La Fiscalía antidroga de Pontevedra pide penas que se ubican entre los tres y los diez años de prisión contra los acusados involucrados en la bautizada como “Operación Gepetto”, una de las últimas grandes redadas que tuvo lugar contra los clanes del poblado de O Vao y que terminó con la desarticulación del conocido como “clan del Sevilla”.

El juicio estaba previsto para esta semana, pero diversas circunstancias han obligado a aplazar la celebración del mismo, por ahora sin fecha. En cualquier caso, se prevé que en breve se sienten en el banquillo de los acusados los doce procesados por este caso, un número que era mayor inicialmente pero que se redujo debido al fallecimiento de varios de los encausados.

Aunque parte de la droga con la que se traficaba procedía o llegaba al poblado de O Vao para su posterior venta, la laboriosa investigación de la Udyco de Pontevedra y del Grupo de Tráfico Medio de esta Comisaría permitió tirar del hilo llegar a involucrados en Vilaboa, Sanxenxo, O Salnés, A Coruña o Algeciras.

La investigación se inició sobre las actividades de venta de sustancia estupefaciente que realizaban desde una vivienda de Vilaboa dos de los acusados, de forma estable y al menos entre agosto de 2018 y febrero de 2019, según la Fiscalía. Ambos, asegura el Ministerio Público, “coordinaban su actuación bajo la supervisión del los patriarcas del clan asentado en O Vao de Arriba en donde suministraban estas sustancias, en donde también distribuían a consumidores a través de otro de los residentes en el poblado a quien se le incautaron hasta 74 dosis de una media de cinco gramos heroína dispuestas para su venta.

Se abortaron también pases de heroína de hasta 300 y 150 gramos a receptores de la droga en A Coruña. Fue en febrero de 2019 cuando llegó la fase de explotación de la Operación que se hizo visible, sobre todo, con un importante registro que tuvo lugar en distintos lugares de Galicia pero especialmente en el poblado de O Vao de Arriba. Se incautaron pequeñas cantidades de estupefacientes y utensilios relacionados con la manipulación y corte de la droga.

La Policía Nacional continuó tirando el hilo y finalmente se pudo llegar hasta un vecino de Sanxenxo a quien se identificó como suministrador de estupefaciente de uno de los detenidos en Vilaboa y socios de los arrestados en el poblado. Los agentes llegaron a interceptar un envío de droga desde Algeciras de 10,2 kilos de hachís valorado en 56.800 euros.

Esto llevó a la detención de otros dos de los implicados en Andalucía que también deberán sentarse en el banquillo de la Audiencia pontevedresa.

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En febrero de 2019 los agentes también establecieron un dispositivo de seguimiento sobre este vecino de Sanxenxo que se desplazaba hacia Vilanova, supuestamente, para realizar una transacción de estupefacientes. Cuando circulaba por una carretera provincial para incorporarse a la autonómica PO-549 detectó la presencia policial y aceleró bruscamente tratando de huir por estas carreteras secundarias hasta que ñlos agentes lograron cruzar un coche policial delante del vehículo del fugitivo. Al grito de “alto policía”, un agente se situó delante del coche mostrándole su placa, mientras un compañero trataba de abrir la puerta sin lograrlo.

Tras unos instantes parado, aceleró bruscamente el coche hacia delante dirigiendo el vehículo, según la Fiscalía, contra el agente que solo pudo evitar ser atropellado haciéndose apresuradamente hacia un lado. A partir de ahí, emprendó una huida hasta llegar a Ousensa en donde arrojó por la ventana dos bolsas siendo interceptado más adelante. Las bolsas resultaron contener casi un kilo de cocaína aunque de escasa pureza. Esta persona se enfrenta a la pena más alta, de diez años de prisión, seis por tráfico de drogas y otros cuatro por atentado.

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