La presidenta de Cáritas renueva el voto de la ciudad a su copatrón, San Sebastián

La jornada comenzó con una salva de bombas en honor al santo y diferentes pasacalles de música tradicional ESanta María acogió el acto religioso con más de 500 años de historia

Voto a San Sebastián en Santa María (arriba) y pasacalles por la ciudad. |   // G. SANTOS / R. VÁZQUEZ

Voto a San Sebastián en Santa María (arriba) y pasacalles por la ciudad. | // G. SANTOS / R. VÁZQUEZ / C. Prieto

C. Prieto

La ciudad de Pontevedra celebró ayer el día de su copatrono, San Sebastián, con diferentes actos que comenzaron por la mañana, con salvas de bombas y pasacalles a cargo de grupos de música tradicional. Al mediodía tuvo lugar el Pleno de Honor del Concello, en el que se entregaron los Premios Cidade de Pontevedra, y a última hora de la tarde la Real Basílica de Santa María la Mayor acogió el histórico voto de la ciudad a San Sebastián, tal y como se viene verificando desde hace más de cinco siglos.

Como todos los años impares, la misa solemne tuvo lugar en la basílica y, en esta ocasión, fue la directora de Cáritas Interparroquial de Pontevedra, Conchi Vázquez, la responsable de pronunciar el voto, en el marco del ambicioso proyecto que tiene en marcha esta organización de la Iglesia, para dotar a la ciudad de un renovado albergue para personas sin hogar y cuyo montante alcanza el millón de euros.

En años recientes, este voto había sido encomendado a una persona ciega, a una pareja de jóvenes, al presidente de la Asociación Amigos do Camiño Portugués a Santiago y a un paciente con una grave dolencia hepática, tratando siempre de visibilizar distintas realidades que afectan a los pontevedreses en su día a día.

La presidenta de Cáritas renueva el voto de la ciudad a su copatrón, San Sebastián

La presidenta de Cáritas renueva el voto de la ciudad a su copatrón, San Sebastián / C. Prieto

Este voto cuenta con una historia de 508 años a sus espaldas. En enero de 1515, durante un grave episodio de peste, la entonces villa de Pontevedra se ofreció a San Sebastián, con motivo de la proximidad de su fiesta y dada su especial intercesión para librar de cualquier enfermedad a personas y urbes. Comoquiera que el brote de peste remitió a raíz de las devotas oraciones de los pontevedreses, desde entonces se le rinde a este santo un especial homenaje cada 20 de enero, figurando como uno de los principales protectores de la ciudad, junto a San Roque (otro gran abogado frente a las epidemias) y a la patrona, la Virgen de la O.

La historia cuenta que San Sebastián nació en Narbona, a mediados del siglo tercero, pero creció en Milán, sirviendo en las milicias del emperador Maximiano. No obstante, como creyente cristiano, fue denunciado a la justicia y, por no renunciar a su religión, lo condenaron a morir asaeteado. Herido gravemente por las flechas, fue abandonado y dado por muerto, si bien sus compañeros de fe lo recogieron, escondieron y cuidaron hasta que su salud se vio plenamente restablecida. Entonces, el soldado Sebastián, en lugar de huir de Roma, regresó ante la presencia de Maximiano para reprocharle su comportamiento antirreligioso. El soberano lo condenó por segunda vez, siendo azotado hasta la muerte y tirado después su cuerpo en un lodazal. Su comunidad recogió sus restos y les dio mejor sepultura en las catacumbas de la Vía Apia, en el año 288.

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