Maite Méndez Fernández/ Fundadora y entrenadora del club de baloncesto Arxil

“Queríamos hacer una escuela de baloncesto, pero también de vida, para las niñas”

“Cuando llamó el alcalde y me dijo lo del premio reconozco que me eché a llorar”

Maite Méndez.   | // RAFA VÁZQUEZ

Maite Méndez. | // RAFA VÁZQUEZ / Susana Regueira

Susana Regueira

A María Teresa Méndez Fernández “todos me llaman Maite”, explica la entrenadora, “María Teresa me lo pusieron al nacer pero nadie me conoce como Teresa o como Marité, no, soy Maite para todo el mundo”.

–¿Cómo surgió su afición al baloncesto?

Mis padres me inculcaron el deporte, porque veníamos de una familia de deportistas de Ponteareas. Había pocas posibilidades en aquel momento en Pontevedra de practicar deporte a nivel femenino. O era atletismo o balonmano, por lo demás había pocas opciones, pero surgió una liga escolar de baloncesto en la que me impliqué como jugadora.

–¿Cómo nació el Arxil?

–A partir de que me impliqué en la liga escolar en unos años acabamos jugando en el Mercantil, pero finalizaba nuestra etapa deportiva porque nadie nos ofrecía posibilidades de seguir jugando, desaparecía el Trisca, el Cisne y algunos equipos más. Entonces nos juntamos todas las compañeras, que más que un equipo éramos casi una familia, y decidimos fundar un club, y así nació el Arxil en agosto de 1984.

–¿Siempre fue la entrenadora del club?

–Siempre, al principio lo compaginé como jugadora pero poco tiempo. Siempre he sido entrenadora, de categorías base o de sénior.

–¿Recuerda el número de jóvenes a las que ha entrenado?

–No sé concretamente cuántas han pasado por el club, pero precisamente hacía un cálculo estimativo por si me hacíais esta pregunta y andamos alrededor de 4.000 jugadoras que han pasado por el Arxil en estos 38 años que llevamos con el club. Son mucha gente, muchas familias, muchos entrenadores y directivos que hemos creado una familia grande.

–¿Qué es lo mejor de su labor en el club?

–Creo que es el aprendizaje, porque es un aprendizaje común. Yo intento que cada año se vayan con un aprendizaje deportivo pero también de convivencia, de apuesta por objetivos, de esfuerzo y concentración. Esa parte de vida y social es un camino, es un estilo de muy vida muy importante el de una deportista, y es una apuesta al fin y al cabo que te hace perder muchas cosas en el camino pero también ganar muchas otras. Para mi lo mejor es la convivencia con jóvenes, mujeres, porque hay que destacarlo: es un club solamente femenino, que lleva todo este tiempo trabajando con niñas, jóvenes y mujeres, y eso para mi es el mayor logro del club, no solo mío.

Son alrededor de 4.000 jugadoras las que han pasado por el Arxil en estos 38 años que llevamos con el club. Son mucha gente, muchas familias, muchos entrenadores y directivos que hemos creado una familia grande.

–El deporte femenino ha estado tradicionalmente ausente del ámbito público…

–Nuestra educación fue fundamental para que realmente coincidiéramos un grupo de personas que teníamos muy claro que queríamos, no solo seguir haciendo deporte y mostrando nuestro esfuerzo en esa salida a la ciudad, sino también ofrecer una oferta deportiva a toda la parte femenina de la ciudad que tenía muy pocas posibilidades. Todo ello con un deporte que nos apasiona, que nos apasionaba ya entonces, un deporte súper completo, y que realmente es muy divertido cuando tienes herramientas para practicarlo. Y ese fue nuestro objetivo: queríamos hacer una escuela de baloncesto, pero también de vida, para las niñas.

–¿Qué sintió cuando la llamaron para comunicarle que es usted el Cidade de Pontevedra 2023?

–Fue un sube y baja, una subida de emociones y de no poder creérmelo, ya que fué un secreto que llevaron entre manos Ángela Paz y Mili Paz (de ASSEII) con las personas del club en silencio, me lo comunicaron una semana antes por si me llamáis de la prensa. Sabía que iba a ser muy complicado, sé que trabajaron muchísimo la candidatura y que llevaba muchos apoyos, que fue al final lo que determinó que se decidiesen por mí. Había otras cuatro personas que segurísimo que tenían muchos más méritos que yo, pero reconozco que cuando me llamó el alcalde y me dijo lo del premio me eché a llorar, igual que cuando me comunicaron mi candidatura. No lo esperaba para nada ni que partiese de alguien ajeno al deporte, estoy encantada, de verdad.

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