Un gato callejero con un perdigón incrustado en su pata ha encendido las alarmas entre el vecindario de Campelo, en Poio. La Asociación de Rescate Animal Cadeliños ha sido quien ha denunciado esta situación ante la Policía Local y reclama colaboración ciudadana para dar con el autor del disparo.
El suceso ocurrió entre los días 2 y 3 de enero, cuando el animal, llamado Lin, apareció "magullado y cojeando de una pata". Desde Cadeliños, creyeron en un primer momento que "algún otro gato de la zona le habría dado una paliza", pero, para asegurarse, lo llevaron al veterinario -con varias dificultades, ya que se trata de un felino semisalvaje-. Fue tras serles realizadas las correspondientes pruebas cuando constataron la presencia de un perdigón que le había destrozado el húmero.
Lin "es un gato que lleva años viviendo en la calle", pero una colaboradora de Cadeliños se encarga de cuidarlo y alimentarlo. De hecho, está ya castrado. "En los últimos tiempos, ha conseguido que entre a dormir a cubierto", abundan desde la asociación a través de sus redes sociales. En declaraciones a FARO, concretan que "la vida de Lin no corre peligro" y que es posible incluso que pueda recuperar la funcionalidad de su extremidad tras ser operado con éxito.
El disparo ocurrió en una zona "llena de viviendas"
Amén de la propia salud del gato, otra de las preocupaciones radica en que este frecuentaba el entorno del paseo litoral de A Ostreira, concretamente en Campelo, una zona "llena de viviendas" con "niños y animales". "Estamos indignadas, enfadadas, hartas y también preocupadas de tener 'humanos' capaces de causar daño gratuito a nuestro alrededor", claman en el seno de Cadeliños.
Ahora que la salud del felino está controlada, piden la colaboración ciudadana para "localizar al culpable o culpables": "Queremos justicia para Lin". Además, la asociación solicita "ayuda económica" para afrontar el "gasto imprevisto" de la cirugía.
Por el momento, no hay ningún sospechoso ni ha llegado más información a las dependencias de la Policía Local de Poio, según ha informado a FARO la propia fuerza de seguridad, que advierte de que no es la primera vez que acontece algo similar en el municipio. Cadeliños tampoco ha observado avances en las últimas horas.
Penas por maltrato
El Código Penal establece un castigo de entre tres meses y un día a un año de prisión e inhabilitación profesional de un año y un día a tres años a quien a un animal -en este caso, bajo control humano, como precisa la legislación para que sea aplicada- "maltrate injustificadamente, causándole lesiones que menoscaben gravemente su salud".
La nueva Ley de Bienestar Animal, que se prevé su aplicación para este 2023, viene de la mano de una reforma del mencionado Código Penal que endurecerá las penas en estos casos: aumentará a tres meses - 18 meses de cárcel o una multa de seis-12 meses para los artífices de agresiones que impliquen atención veterinaria.