La incertidumbre en Galerías Oliva a las puertas de su derribo

Más comerciantes se trasladan a otra ubicación ante el temor a perder clientes

Mudanza ayer en Solidariedade Internacional, que se traslada a otro local de las Galerías.

Mudanza ayer en Solidariedade Internacional, que se traslada a otro local de las Galerías. / Gustavo Santos

El tramo de las Galerías Oliva desde la calle Gutiérrez Mellado, objeto de un inminente derribo, ya está prácticamente vacío. Todos sus locales han sido abandonados y esta misma semana se cierra el último que estaba abierto, el de Solidariedade Internacional. Hace unos días también echaba el cierre la emblemática cafetería del lugar, que cambia de ubicación. Este éxodo comenzó hace meses, cuando la empresa Hercor anunció un proyecto para derribar el inmueble Gutiérrez Mellado 3, y el colindante, en Michelena 11. El primero dispone de licencia desde hace tiempo, pero el segundo permanece pendiente de Patrimonio. Sin embargo, tanto uno como otro tienen ya orden de desalojo, que en el caso de las Galería debe estar ejecutado el próximo día 31.

La demolición no afecta al resto de ese espacio comercial, pero muchos emprendedores temen que la pérdida de la entrada desde Gutiérrez Mellado reduzca el paso de peatones y haya una caída de clientes. Por ello, sin algunos los que ya buscan nuevos emplazamientos, como es una agencia de viajes que se mudará a la calle Sagasta.

Pero la incertidumbre es la que preside el ambiente entre los 42 miembros de la asociación de comerciantes de las Galerías. Desconocen qué se hará en el solar tras el derribo, cómo quedará la zona y qué pasará durante los trabajos de demolición. Estos asuntos sin duda estarán sobre la mesa en la asamblea que hoy celebra la asociación para renovar su junta directiva. Solo saben que habrá un derribo del tramo afectado de las Galerías, pero “nada más”, según confiesan los propios comerciantes de los demás tramos de ese espacio.

El desmantelamiento de más de 60 años de historia ya está en marcha. Además, a esta demolición del número 3 de Gutiérrez Mellado, que parecía que se iba a retrasar hasta mediados de 2023 pero que finalmente ya ha comenzado, hay que sumar los planes para el edificio colindante. Se trata del número 11 de la calle Michelena, que hace esquina. Todavía pendiente de recibir la pertinente licencia de derribo, los propietarios del inmueble enviaron hace unas semanas una comunicación a todos los inquilinos vía correo electrónico para que desalojaran las diferentes oficinas y locales antes del próximo 31 de enero. No obstante, existe una prórroga de cuatro meses más, hasta finales de mayo, para proceder a la mudanza, toda vez que este segundo inmueble no dispone de licencia.

La promotora Hercor SL planteó al Concello un proyecto para la demolición de ambos edificios. Así, presentó una petición de licencia para derribar ambos inmuebles, pero no incluyó información sobre los futuros usos del mismo. Obtuvo licencia para la demolición del edificio de Gutiérrez Mellado –y posteriormente se le otorgó una prórroga, teniendo de plazo hasta algo más allá de 2023 para efectuarla–, pero para el de Michelena necesita autorización de Patrimonio de la Xunta al estar afectado por el BIC (Ben de Interese Cultural) de A Peregrina. El departamento autonómico rechazó la propuesta de la promotora y, posteriormente, el recurso que presentó, al entender que no se puede alterar la imagen paisajística del entorno de la Peregrina. Hercor SL recurrió de nuevo a la justicia, iniciando un contencioso administrativo contra la Xunta todavía pendiente de fallo.

Aún así, se ha solicitado a los inquilinos que abandonen el inmueble. Una clínica dental, una constructora, una asesoría, una escuela deportiva, oficinas con diferentes actividades empresariales y bajos comerciales como una pizzería, un bar y una tienda de telefonía tendrán que buscar ubicación alternativa ante la comunicación de los propietarios del edificio de Michelena 11 a sus inquilinos de que deberían abandonar el inmueble antes del 31 de enero.

Entre los afectados, el coworking Arroelo, que comenzó su actividad en 2013 y cuenta con alrededor de 25 usuarios estables, a los que habría que añadir los que utilizan puntualmente sus instalaciones. Una de las socias del espacio, María Pierres, explicó en su día a FARO que estaban ya buscando alternativas para el traslado, que no esperaban que fuera tan precipitado. Aunque ahora dispondrían de esa prórroga hasta mayo, ya cuentan con un nuevo local, si bien más pequeño que el actual. “En declaraciones al diario decano hace poco más de un mes decían que “en su día los propietarios nos dijeron que estuviéramos tranquilas, que nos avisarían con seis meses de antelación, y no ha sido así. Por ahora, la tramitación de la licencia de derribo sigue judicializada, por lo que se puede dar el caso de que nos vayamos y el edificio se quede vacío mucho tiempo”.

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