Apoteósico regreso de la Cabalgata de Reyes

Pontevedra abarrota las calles para recibir a Melchor, Gaspar y Baltasar en un esperado evento que la pandemia ensombreció durante dos años

Era una cita esperada y así quedó demostrado ayer en las calles de Pontevedra, que se abarrotaron de nuevo para recibir a los Reyes Magos de Oriente en la Cabalgata. Si felices estaban Melchor, Gaspar y Baltasar por ver a tantísimas familias aguardando su paso en las vistosas carrozas, todavía más lo estaban los niños, que no disfrutaban de este espectáculo en movimiento desde el año 2020, poco antes de que se declarase la pandemia del coronavirus que cambió el mundo en muchos aspectos.

Ayer las mascarillas que se pudieron ver eran muy pocas y por fin Sus Majestades disfrutaron plenamente de las sonrisas de los pequeños saludándoles, lanzándoles besos y recogiendo los caramelos que se iban lanzando al paso de cada uno de los vehículos mágicos que recorrieron la ciudad.

No quedó ni un solo hueco en la Boa Vila a lo largo del trayecto de la comitiva que no se llenase, desde la Avenida de Lugo, desde donde arrancó la Cabalgata, hasta la Alameda, donde, como cada año, concluyó.

El buen tiempo también animó a que la gente saliese: buena temperatura y un cielo totalmente despejado para celebrar la llegada de los Reyes, que hoy harán realidad los sueños de grandes y pequeños.

Durante las primeras horas de la tarde las bocinas anunciaron que los Reyes Magos se disponían a salir. En esta ocasión optaron por coches para moverse. Y poco después de las seis de la tarde comenzaron su andadura por el centro.

Miles de personas participaron en la Cabalgata desde la zona limitada para el público. |   // GUSTAVO SANTOS

Miles de personas participaron en la Cabalgata desde la zona limitada para el público. | // GUSTAVO SANTOS / Ana López

De nuevo han sido siete las carrozas que arrancaron los gritos y risas del público, que se agolpó en las vallas de seguridad y que, una vez más, utilizó paraguas para recoger caramelos. En total, se repartieron ayer más de dos toneladas de dulces sin gluten para que todos los niños pudieran disfrutar de la jornada.

La primera de las carrozas ya dejó impactados a los asistentes, con un gran tigre y focas, así como una gigante cara de payaso. Tras ellas llegaron Elsa y sus amigos, protagonistas de una de las películas de Disney que más adeptos tiene entre el público infantil, y también adulto: “Frozen”. Al grupo les acompañaron bastones de caramelo realizados con globos y representando las letras de las palabras “Bo Nadal”.

Otra historia de Disney centró la temática de la segunda carroza: “Pocahontas”. Le siguieron zancudos y malabares realizando divertidos y logrados juegos. También se pudo ver un logrado conjunto de perlas con su ostra.

Dos de los pajes reales saludan a los niños. |   // G. SANTOS

Dos de los pajes reales saludan a los niños. | // G. SANTOS / Ana López

Y como en todo espectáculo infantil no puede faltar el “manga”, la serie japonés “Dragon Ball” estuvo ayer muy presente y fue una de las más aclamadas.

Por fin, los dromedarios, ficticios debido a la polémica por el maltrato animal por el uso de especies vivas en espectáculos, pusieron en alerta de la llegada del primero de los Reyes Magos: Melchor, en la cuarta carroza de la Cabalgata, decorada con caramelos y magdalenas.

Los gritos de las familias se intensificaron y hasta se escuchó alguna que otra frase confesando “¡Este año sí que he sido muy bueno!” o “¡No nos traigas carbón!”.

El quinto de los vehículos fue el de los Bomberos, uno de los colectivos profesionales mejor valorados por la ciudadanía, que se movieron en un camión clásico decorado con vistosas luces. Tras ellos llegó Gaspar, también con otra carroza muy “dulce”, en esta ocasión llena de helados gigantes.

Un grupo de zancudos a su paso por la Praza da Peregrina. |   // GUSTAVO SANTOS

Un grupo de zancudos a su paso por la Praza da Peregrina. | // GUSTAVO SANTOS / Ana López

Un grupo folk, charangas, unicornios, pilotos, estrellas luminosas y divertidos animalitos dieron paso al último de los Reyes Magos, y, por cierto, uno de los más aclamados por los niños: Baltasar. Su carroza, la séptima, llevaba apetitosas gallegas, caramelos y hasta una rosa rellena de nata.

En Pontevedra ya es habitual que los dragones se paseen echando fuego, así que esta ocasión no iba a ser diferente. Uno de ellos cerró la comitiva real, tras la cual ya circulaban varios vehículos de la empresa de limpieza contratada por el Concello.

La Cabalgata terminó, pero las plazas se quedaron llenas de gente, mientras Melchor, Gaspar y Baltasar organizaban la mejor ruta para comenzar a repartir los ansiados regalos en todas las casas de la comarca.

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