Marruecos también vive su fútbol en Pontevedra

La comunidad de residentes marroquíes de la ciudad se reúne para disfrutar de la andadura histórica de su selección en Catar

Varios aficionados marroquíes en Pontevedra disfrutan del partido de su selección.

Varios aficionados marroquíes en Pontevedra disfrutan del partido de su selección. / GUSTAVO SANTOS

Antonio Santos

Una de las revelaciones del Mundial de Fútbol de Catar la ha protagonizado la selección de Marruecos, que se clasificó a octavos de final del torneo como primera clasificada de su grupo y ha dado con España en la primera eliminatoria, en uno de los derbis fronterizos de esta cita en Oriente Próximo. También se trata de una racha histórica, que un grupo de ciudadanos marroquíes en Pontevedra vive con la misma intensidad que sus 25.000 compatriotas que animaron a la selección in situ en el Education City Stadium de la ciudad catarí de Al-Rayyan.

Un arraigo a sus colores que trasciende las fronteras, en una ciudad como la del Lérez, en la que representan una mayoría notable del colectivo musulmán, del que forman parte 3.000 personas tanto en el municipio de Pontevedra como en toda su área de influencia.

En los instantes previos, el aplauso del contingente pontevedrés, ubicado en una sala del Hotel HHB Pontevedra Confort en la calle Loureiro Crespo, fue sin duda para el atacante del Chelsea Hakim Ziyech, uno de los jugadores más habilidosos y mediáticos del combinado también conocido como los Leones del Atlas.

No obstante, se destacaron también otros nombres más conocidos para el público experto en LaLiga, como Achraf Hakimi, ex del Madrid, o Sofiane Boufal, que tuvo un paso de una temporada (2018-19) por el Celta.

Pero lejos de quedarse en el nivel individual de los jugadores que representan, en los aficionados situados en Pontevedra imperaba la cautela y la duda, ya que pese a que su selección había quedado primera de grupo, el encuadre del otro grupo, con Japón dando la sorpresa ante España y Alemania, era más favorable para los intereses marroquíes, dada la entidad del rival al que se enfrentaban.

En la retina estaba ese partido durísimo de la fase de grupos del pasado Mundial, con un empate (2-2) entre ambos combinados nacionales y en el que España salvó su clasificación in extremis con un gol de Iago Aspas –el único en un Mundial– en el tiempo de descuento.

Desde el pitido inicial, la igualdad fue máxima y cada ocasión del conjunto africano era recibida como un paso más en esa andadura histórica, ya que desde México 86 no alcanzaba Marruecos la fase eliminatoria, también como primera de grupo. El devenir del partido, con ambas selecciones jugando un partido extremadamente físico y de tú a tú, aumentó la expectación en la sala del hotel pontevedrés, con el paso de los minutos abriendo la posibilidad de una jornada única para el fútbol marroquí. Tuvo que ser la suerte definitiva de los penaltis la que desatase la alegría final y el inédito pase a cuartos para Marruecos.

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