Hada era una perrita de unos tres años rescatada de una protectora. "Estaba muerta de miedo y muy, muy asustada", recuerda María, el ángel del la guarda que la adoptó y la llevó a una aldea de Caldas de Reis para vivir con sus padres, "rodeada de amor y de cariño". Una bonita historia que tuvo el peor de los finales el pasado sábado, 3 de diciembre, cuando la perra murió de un disparo cerca de una finca situada en una zona habitada.

"El sábado por la tarde, mis padres fueron a una finca a hacer labores de labranza en un núcleo rodeado de casas, y llevaron a Hada y a otra perrita que tenemos. De repente escucharon un tiro y un ladrido. Y así fue como un monstruo acabó, sin motivo alguno, con la vida de nuestra perra", cuenta María, que relata a FARO cómo sus padres fueron al lugar de donde procedía el ruido de la detonación y se encontraron a Hada muerta. "Entonces se ausentaron unos minutos para volver a casa y coger un saco y una carreta en la que poder trasladar el cadáver, y cuando volvieron se encontraron en el lugar de los hechos a un vecino con una escopeta, pero el cuerpo de Hadita había desaparecido. Solo quedaba sangre", relata esta gallega que al día siguiente acudió al destacamento de la Guardia Civil del concello pontevedrés para interponer una denuncia por un delito de maltrato de animales domésticos.

Hada, tapada en su hogar de Caldas. FDV

El vecino niega los hechos

Con respecto a este vecino, que, al parecer, tiene licencia de armas, asegura María que "nunca hemos tenido ningún problema con él", como así reza el texto de la denuncia. En ella, se relata que una vez que sus padres regresan al lugar y comprueban que el cuerpo de Hada ya no está, pero ven al hombre armado, el dueño le culpa de haber matado a su perra, y le amenaza con denunciarle, a lo que el vecino, que niega haber sido el autor, le responde: "A mín rascádesme o carallo".

"Sabemos que ha sido él, pero lo más probable es que esto quede en el olvido, al no verlo nadie" se lamenta, María que aún intenta asimilar lo ocurrido. "Esto no puede estar pasando. Hada no merecía ese final. Y mucho menos no poder enterrarla y saber que está tirada entre las zarzas. Si esto no tiene su castigo, la vida de nuestra preciosa Hada no tiene ningún valor", concluye María.

Ese sábado, poco después de lo ocurrido, la Guardia Civil se personó en el lugar para indagar sobre el terreno. De momento, no ha habido detenciones, y el único testigo de los hechos es un primo lejano de la familia que escuchó el disparo y el ladrido de la perra.