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No todo es culpa de la pandemia: la salud mental de niños y jóvenes ya estaba tocada

Tres profesionales del Hospital Montecelo de Pontevedra avanzan en un estudio, el “Proxecto Mente”, que desvela que los problemas más habituales en edades tempranas son de ansiedad

Ana , Santiago y Carlos Crespo, ante el Hospital Montecelo de Pontevedra. // RAFA VÁZQUEZ

La salud mental de los jóvenes ya estaba tocada desde antes de la pandemia. Esta es la principal conclusión de la primera fase de un estudio que varios investigadores del Hospital Montecelo han obtenido en colaboración con profesionales del centro de salud vigués de Teis. El “Proxecto Mente” se ha centrado en averiguar el impacto de la pandemia y de la crisis económica entre la juventud de este barrio, aunque el estudio puede se extrapolable a otros de otras localidades.

“En esta primera fase se realizaron entrevistas a orientadores centros educativos, directores, pediatras, trabajadoras sociales... personas claves del barrio, para hacer una aproximación a éste que nos indicara cuál era el estado de la salud mental entre los más jóvenes, de 12 a 20 años”, explica Ana Eneriz, socióloga y una de los tres profesionales que han trabajado codo a codo desde el hospital Pontevedra. Sus compañeros en esta investigación son el médico de familia Santiago Pérez Cachafeiro y el jefe del servicio de Farmacia del Complexo Hospitalario de Pontevedra, Carlos Crespo.

La idea de llevar a cabo este estudio surgió a través del colectivo “Plan Comunitario de Teis”, que buscaba colaboradores para llevar a cabo investigadores en el ámbito de la salud mental, informa Pérez Cachafeiro, que señala que las características sociales de cada municipio son diferentes. “En el caso del barrio de Teis estuvo sometido a la reconversión industrial, fue un sitio donde abundó la drogadicción y la situación urbanística es compleja. Las circunstancias sociales del barrio no favorecen en general un buen estado de salud mental”, resume.

"La pandemia ha funcionado como un agravante más, no como un factor determinante”

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Aunque el equipo todavía tiene mucho trabajo por delante, ya tiene sus primeras conclusiones: “Es evidente que hay un problema de salud mental infantojuvenil y que el barrio necesita más recursos para afrontar esta problemática”.

En próximas fases del estudio se cuantificará realmente la situación, ya que ahora ha sido una aproximación más cualitativa.

“Nosotros queríamos investigar sin la pandemia y la crisis económica habían influido en el aumento de malestar emocional y de problemas de salud mental entre los jóvenes. Lo que hemos sabido es que no vienen exclusivamente por la pandemia, sino que se debe a una situación de malestar previo. La pandemia ha funcionado como un agravante más, no como un factor determinante”, resume Ana Eneriz.

Añade que tanto los orientadores como los directores de los centros educativos han confirmado que los problemas que ven más habitualmente están relacionados con la ansiedad, no tanto con la depresión, y desembocan en ciertas conductas que están normalizadas.

Por ejemplo, las conductas autolesivas o autorascados, que son las que más llaman la atención.

Visibilizar las enfermedades

En el estudio, aunque todavía no se ha profundizado en la cuestión de la visibilización de la salud mental, también se intentará conocer la influencia que tienen sobre los niños y jóvenes los personajes públicos, como deportistas, actores, cantantes o “influencers” que comentan algunos tipos de trastornos a través de los medios de comunicación o internet. En este sentido, Santiago Pérez Cachafeiro advierte que hay personas “que no dan la información correcta”.

“Lo que buscamos es diseñar intervenciones específicas para la sociología del barrio que puedan beneficiar a la salud mental y elaborarlas a través de la participación"

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Sobre el uso de las nuevas tecnologías y su relación con los problemas de salud mental, la conclusión vuelve a ser la misma: que ya eran problemas que estaban presentes antes de la pandemia.

Contacto con los menores

Respecto a las siguientes fases del estudio, tendrán un carácter más cuantitativo. Lo primero que debe hacer el equipo de expertos pontevedrés es conseguir los permisos necesarios para tener más contacto con los menores y preguntarles cosas más concretas “dentro de lo que sea éticamente posible”.

“Lo que buscamos es diseñar intervenciones específicas para la sociología del barrio que puedan beneficiar a la salud mental y elaborarlas a través de la participación”, avanza Pérez Cachafeiro.

Lo ideal será, en un futuro, poder llevar a cabo este tipo de estudios en otros barrios de la provincia de Pontevedra o el resto de Galicia. “Sí cambiará la parte diseñada específicamente para cada uno”, subraya el médico.

En todo caso, los profesionales recuerdan que para poder seguir investigando necesitan financiación pública o privada.

El equipo pontevedrés ha contado con la colaboración de una psiquiatra del Hospital Provincial y tres profesionales del centro de salud de Teis.

En el caso de Ana Eneriz, cuenta con un “Contrato Investiga” de la Axencia Galega de Innovación hasta el final del proyecto.

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