22 millones de euros. Estos fueron los beneficios de Ence Energía y Celulosa durante el tercer trimestre del año. Un periodo, entre julio y agosto, que coincidió con el cierre temporal (que aún se mantiene) de su fábrica de celulosa en Pontevedra como consecuencia de la sequía. De esta forma, la empresa indica que pese a la paralización de la actividad en Lourizán, la empresa logró mitigar las consecuencias de este revés gracias a la subida del precio de la celulosa y a la mejora del tipo de cambio que continuaron impulsando el margen de explotación de la pastera.
¿Quiere esto decir que el cierre no ha tenido impacto en las cuentas de la empresa? No. Solo que, pese a esta importante contrariedad, han logrado mantener beneficios y repartir dividendos entre sus accionistas, pero los resultados habrían sido todavía mucho mejores si Pontevedra estuviese en funcionamiento.
Proyecto innovador con agua de la EDAR
En su informa trimestral, Ence explica claramente que “el impacto estimado de la suspensión de la actividad en Pontevedra en el Ebitda del tercer trimestre asciende a 30,6 millones de euros”. Tal y como resaltaba ayer la pastera, su cronograma pasa por reactivar la fábrica en la segunda semana de noviembre y que se alcance el ritmo de producción normal a mediados de diciembre, un mes después. Para cumplir estos plazos, la empresa deberá resolver los problemas en la tubería que transporta el agua hasta el complejo industrial y que está rota. Resalta también que durante su periodo de inactividad, la empresa desarrolló una “innovadora solución” para reutilizar agua del efluente de la EDAR en este proceso y depender menos del río en estos episodios en los que baje el caudal. El arranque en noviembre se haría combinando ambas fuentes de abastecimiento, el río y el agua depurada de la EDAR, hasta normalizar la producción en diciembre.
El cronograma de la pastera pasa por reactivar la fábrica en la segunda semana de noviembre y que se alcance el ritmo de producción normal a mediados de diciembre
Asumiendo que estos plazos se cumplen, aún así, Ence calcula que todo este proceso de innovación y construcción e instalación del sistema de aprovechamiento de la EDAR, sumado al paro que todavía está en vigor, podría costarle otros 32 millones de euros. En total, la paralización por el bajo caudal del Lérez sumaría un impacto de unos 62,6 millones que Ence ha sabido paliar gracias a una situación favorable del mercado y compensando la inflación generalizada en el coste de las materias primas. De hecho, creen que al final del año, los resultados en el primer trimestre serían “similares” a los obtenidos entre enero y junio.
La actividad en Lourizán lleva suspendida desde el pasado 20 de julio al descender el río Lérez por debajo de su caudal ecológico y cesar Ence la captación de agua para garantizar el abastecimiento a la población.
Como consecuencia de ello, la producción de celulosa sumando las dos fábricas del grupo se redujo en un 35,2% con respecto al mismo periodo del año anterior. Menos producción pero precios más altos permitieron que la empresa se mantuviera en beneficios.
A la espera de la sentencia del Supremo
Ence también sigue pendiente del proceso judicial en torno a la fábrica de Lourizán. La empresa recuerda que el Supremo había señalado para el 4 de octubre. Sin embargo, el Tribunal Supremo notificó a las partes su decisión de aplazar dicha fecha para aunar en la votación el segundo de los recursos que también ha sido admitido a trámite contra las sentencias de la Audiencia Nacional que anulan la prórroga de la concesión en Pontevedra. Ence cree que “es previsible que la correspondiente sentencia se publique durante los próximos meses”.
