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“Más que por ahorrar energía, es por bajar la factura”

Los comerciantes estrenan las medidas de eficiencia energética, aunque a la mayoría apenas le afectan: limitan las lámparas, el aire...

La zapatería Pasarela, una de las que descarta el aire acondicionado. Gustavo Santos

Motivados por el plan de ahorro energético, pero sobre todo por el elevado precio de la luz, los comercios de Pontevedra estrenaron este fin de semana las medidas de eficiencia aprobadas por el Gobierno y que fijaban el 30 de septiembre como fecha límite para adaptarse a la regulación de la temperatura en el interior y al apagado de escaparates.

La herboristería Bardana, que cuenta con puerta automática y luces de bajo consumo. | // GUSTAVO SANTOS

Con todo, en el grueso de los comercios apenas ha sido necesario realizar modificaciones, más allá de la instalación de un brazo basculante en la puerta de acceso o de regular la bomba de calor. Y es que la gran mayoría de los propietarios ha aplicado en los últimos meses estrictas medidas de ahorro ante la escalada de la factura eléctrica, de modo que el plan de eficiencia apenas se ha hecho sentir a mayores.

Las luminarias LED posibilitan reducir el consumo en la tienda de ropa deportiva Dequip. // Gustavo SantosLEDLEDLED

Es el caso de Dahiana Acosta, que precisamente abrió su tienda de ropa deportiva Dequip en la calle Gutiérrez Mellado el pasado mes de agosto, cuando el Gobierno central anunció el nuevo plan de ahorro. Tras el desconcierto inicial, ya que desconocía si la fuerte inversión realizada en el local podría finalmente rentabilizarse, “ya cuando abrimos la tienda estaba todo instalado”, caso de la puerta automática, “pero no estamos implantando nada más porque tampoco nos exigen más de lo que tenemos, el local que tenemos cumple todos los requisitos y el aire ya no lo encendemos, porque ya estamos en otoño y no nos hace falta”.

Explica que “a partir de las 9 que cerramos ya no encendemos nada”, incluido el escaparate, y “todas las luces son de bajo consumo y limitadas a lo estrictamente necesaria, ya no ponemos todas”. Dahiana Acosta es una de las comerciantes que apunta como principal estímulo a la escalada en el precio de la luz, a la que también apunta Jaime, al frente desde hace más de dos décadas de la zapatillería Pasarela, en la calle Michelena, que señala que en su tienda apenas ha habido cambios “salvo la regulación de la iluminación, más que nada por la factura, que ha aumentado una barbaridad”.

Abonaba cada dos meses 80 euros por la iluminación del comercio, que se han convertido actualmente en 140 cada mes, es decir, paga un 250% más que hace solo un año, por lo que descarta por ejemplo el aire acondicionado y ha instado luminarias de bajo consumo. Es una escalada en la factura que confirman todos los comerciantes.

Un buen ejemplo es Beatriz Caamaño, al frente de la herboristería Bardana, que abrió su nuevo local en la calle Cruz Gallástegui “hace 4 meses”, explica, “no teníamos ni idea de cómo sería la factura de la luz y notamos el incremento mes a mes del importe; en solo estos meses ya se ve la progresión”.

Se trata de una escalada que afecta especialmente a su herboristería, que cuenta con neveras y congeladores en permanente funcionamiento. “Notamos muchísimo el incremento” de la factura, explica, mientras que “no ahorramos tanto con el apagado del escaparate”.

En su caso “dejábamos el escaparate encendido hasta más tarde y ahora lo apagamos como hora y media antes”. Disponen de puerta automática, pero por lo demás el plan de ahorro energético “no nos afecta”, señala.

Tampoco ha tenido excesiva repercusión en la tienda de souvenirs y regalos Happy, en la calle Cruz Gallástegui. Su responsable, Patricia López, apaga el escaparate “incluso antes de las diez”, la hora fijada por la administración, pero es una de las que se pregunta “si en todas las zonas de la ciudad” esta medida será la adecuada.

Esta profesional cuenta con otro comercio en el centro histórico y reconoce que “no me hace tanta gracia dejarlo todo apagado por la noche, la presencia policial no es mucha” y teme al vandalismo.

“Aquí en Gutiérrez Mellado hay buena iluminación, pero no tanto en el casco viejo, y como para dejarlo todo apagado”, señala. Patricia López es una de las comerciantes que entiende que debería haber excepciones en la batería de medidas de ahorro energético, “por ejemplo en verano o durante las fiestas”, precisa “porque es triste dar un paseo y ver todo apagado. Y además es que muchos de nosotros, como es mi caso, vendemos por el escaparate, el escaparate es el que vende” y precisa visibilidad, también al anochecer.

LoftConfort, en la calle Peregrina, es otro de los establecimientos que abrieron sus puertas cuando el Gobierno ya había publicado el decreto de ahorro energético. Deci Vega explica que “apagamos literalmente todo cuando nos vamos, se baja un interruptor” que corta el suministro a toda la tienda, de modo que “no queda ninguna luz, solo se ilumina en horario comercial”.

Al igual que muchos otros profesionales del pequeño comercio, explica que la temperatura que mantendrá “es básicamente la ambiental, no utilizamos aire acondicionado ni calor”, una medida de ahorro que puede implementar este establecimiento de nueva apertura que cuenta con sistemas de aislamiento, luces LED etc. Más que ahorrar en energía, reconocen mayoritariamente los profesionales, buscan bajar unas facturas de luz desbocadas.

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