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Fervor religioso. Las grandes celebraciones después del COVID

Devoción multitudinaria por la Virgen de los Milagros

La gran romería de Amil recupera la absoluta normalidad con la asistencia de miles de personas | Van en aumento los grupos que se unen a esta cita para caminar como una experiencia vital y no religiosa

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Multitudinaria devoción en Amil Gustavo Santos

Se la conoce como la virgen milagrosa y de ello dan fe miles de devotos, de Galicia y de fuera de ella, que cada año se unen a las celebraciones en su honor desde distintos puntos de España e incluso desde otros países. La Virgen de Los Milagros de Amil, en la localidad pontevedresa de Moraña, en la que se encuentra su templo, volvió a ser visitada ayer domingo con motivo de la Gran Romería dos Milagres. La cita congregó a una multitud deseosa de venerarla tanto en el interior de la capilla como de acompañarla en la procesión que la sacó al exterior junto con Nuestra Señora de Guadalupe. La de ayer supuso la recuperación de la absoluta normalidad postCOVID y, de hecho, aunque se vieron asistentes con mascarillas, fueron los menos.

El párroco, Daniel Pérez, reconoció a FARO en un breve descanso antes de la procesión que “en la parroquia todos están satisfechos, porque por fin han vuelto a la normalidad”. Añade, además, que en esta ocasión se ha recuperado la verbena y la zona de fiesta y baile.

En cuanto a la programación religiosa de la gran romería comenzó ya de madrugada con una procesión nocturna a la luz de las velas, así como el disparo de bombas y volteo de las campanas del santuario a las cinco y media. A las seis de la mañana tuvo lugar la primera de las numerosas misas que se celebraron, y a la que ya acudieron los más madrugadores que habían peregrinado por la noche y llegaron bien temprano al templo, abandonando la zona en la hora punta en la que comenzó a llegar el grueso de los devotos.

Tocar la imagen en el altar es uno de los momentos más solicitados. Gustavo Santos

A partir de las doce del mediodía se produjo el pico de asistencias, ya que esa misa y la de la una de la tarde, tras la cual sale la procesión, son siempre las más concurridas. De hecho, se celebran en el exterior de la iglesia para que todo el mundo tenga la oportunidad de asistir. Este año acudieron muchas personas que no se habían atrevido a hacerlo en 2020 ni en 2021 con motivo de la pandemia. Igualmente, se echó en falta a muchas otras de nuevo por el mismo motivo. Aún así, se contaban por miles entre la zona de los actos religiosos y la de las comidas.

Objetivo: tocar a la santa

Los momentos en los que los fieles pueden tener contacto con la imagen de la Virgen, bien tocando su manto (del que muchos cuelgan billetes en agradecimiento) bien frotando una estampita o algún objeto personal en su figura de bronce en el altar, son los que generan las colas más largas de la fiesta religiosa. La de ayer llegaba hasta la parte baja de las escaleras desde las cuales se puede acceder al templo.

Inés Cabaleiro, pontevedresa, era una de las personas que aguardaban en el interior de la iglesia. Acudió con tres exvotos, todos por motivos de salud, pero el más importante, y el que renueva cada año desde hace siete, es por la hija de su pareja, que salió exitosa de una operación de fémur cuando solo tenía tres años. “Quedó muy bien y siempre que puedo vengo y hago un ofrecimiento en misa”, explica.

Encendido de velas ante la imagen de piedra de la Virgen. Gustavo Santos

Los motivos de salud son los que por lo general llevan a más creyentes ante la Virgen de los Milagros. María del Carmen Abal, de Redondela, también repite cada año para agradecer los nacimientos de sus nietos y el cumplimiento de las promesas que ella, como abuela, hizo a la santa.

También hay otro tipo de ofrecimientos, preventivos, por así decirlo, como los que se realizan para evitar desgracias. Es el caso de los miembros del club Gaspiskocientos, de Tenorio, que ayer acudieron a Amil por su piloto “Pisko” y “para que siempre le vaya bien”.

Exvotos, flores, billetes...

Los agradecimientos a la Virgen de Amil son muy diferentes. Hay quien deposita algún exvoto o vela hasta quienes entregan ramos de flores a los pies de la santa. Por supuesto, y bien conocidas son las imágenes en este sentido, de los fajos de billetes que cuelgan de su manto, dádivas de los fieles.

Familiares y amigos disfrutaron de las carpas con pulpo, churrasco, callos... Gustavo Santos

Para evitar accidentes como los pequeños incendios ocurridos hace unos años, solo se pueden colocar velas y cirios encendidos en una zona debidamente indicada en el exterior de la iglesia, ni siquiera ante la escultura de piedra de la Virgen. A su lado, de hecho, hay un contenedor de reciclaje de cera.

Y también para garantizar la seguridad de todos los asistentes, cada año se habilita un dispositivo con agentes de la Guardia Civil, Protección Civil y una ambulancia medicalizada. Ayer se registraron varios desvanecimientos e indisposiciones, básicamente por el cansancio de los caminantes que no se hidrataron ni comieron adecuadamente y por bajadas de tensión debido al calor y las aglomeraciones de personas. Por lo demás, la fiesta transcurrió con normalidad.

Tras la Gran Romería dos Milagres, que concluyó ayer con un concierto a cargo de la Banda Municipal da Lama, llega el turno de la fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe, el 18 de septiembre, y que ayer acompañó en procesión a la santa “milagreira”.

LOS TESTIMONIOS

GUSTAVO SANTOS

La pontevedresa Lucía Gutiérrez peregrinó ayer hasta el santuario de Amil acompañada por su hermana para agradecer a la Virgen la recuperación de su marido tras su contagio con el COVID en la primera ola de la pandemia, la más dura. “Estuvo cuatro meses en el hospital, 70 días en la UCI y de esos, 65 en coma. Estaba desahuciado. Fue un milagro”, cuenta emocionada. Su hermana, de hecho, trabaja en el sector sanitario y quiso acompañarla porque ella misma también contrajo la enfermedad con la variante Delta y reconoce que a día de hoy aún nota las secuelas. Ambas llegaron a mediodía a la capilla morañesa felices por poder agradecer que todos siguen bien gracias a la ciencia y, ¿por qué no?, a la Virgen.

GUSTAVO SANTOS

Bea García tiene tres hijos, la última es una niña de solo cinco meses. Antes de cada parto hace un ofrecimiento a la Virgen de los Milagros para que todo salga bien. Y así ha sido hasta el momento. Ayer la acompañaron en su camino hasta el santuario de Amil un grupo de amigos y, lo más llamativo, lo hicieron junto a sus hijos menores, que superaron la prueba con un diez. “Son todos amigos del cole, del Sagrado Corazón, y nos lo planteamos como una salida de domingo, como una actividad al aire libre de senderismo”, explica una de las participantes. Llegaron cerca de la una de la tarde hasta el templo, cansados pero felices de haberlo conseguido sin problemas.

GUSTAVO SANTOS

Las personas que acuden a Amil a caballo suelen figurar entre los más madrugadores, por motivos obvios, ya que los animales no deben estar entre multitudes. Eugenio “O Fliki”, Suso y Susa fueron ayer hasta el templo morañés como muchos otros años y lo hicieron desde Moaña y Bueu. Al ser bastante distancia para los animales, partieron desde sus localidades a las cuatro de la tarde y llegaron a junto a la Virgen de los Milagros de madrugada. De este modo, pudieron asistir a la primera de las misas, la de la seis de la mañana. Eran pasadas las doce del mediodía cuando regresaban ya a sus hogares, evitando el gentío y el tráfico excesivos.

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