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La inflación nubla el verano en el Mercado

Los márgenes de venta, en mínimos por la constante tendencia al alza de los precios

Carnicería de la Plaza de Abastos de Pontevedra. RAFA VÁZQUEZ

La Plaza de Abastos de Pontevedra lidia desde hace meses con una situación comercial que afecta a las ventas de todos los puestos sin excepción y que los ha llevado al límite de sus posibilidades en lo que va de año: la rampante subida de precios.

Un problema que les ha afectado en múltiples frentes, tanto en la bajada de la afluencia a los puestos como en la reducción del ticket medio de compra y la obligación de subir los precios para no afrontar pérdidas.

“Se nota que la gente es superreticente a comprar. Los precios están siendo muy bestias al alza y la gente ya no hace compras tan grandes. El que la hace es un poco por necesidad, obligado, porque vive lejos de la ciudad y venir a diario es complicado. Esos la hacen igual que antes o, en algunos casos, un poquito a la baja. Es decir, el que llevaba un producto caro que gusta no lleva tanto. El que lleva un producto medio intenta ajustar”, afirma Macario Fariña, carnicero de la plaza pontevedresa, que asegura que desde el inicio de esta última subida de precios ha visto cómo sus márgenes de venta se reducían en un 10%.

Una reducción en los porcentajes también confirmada por otros vendedores del mercado de la ciudad, que aseguran que la rentabilidad está pasando por su peor momento y los beneficios disminuyen cada vez más.

“A día de hoy, las subidas hacen que ciertos productos sean más caros que el precio al que yo los vendía hace tres meses. Entonces, se tuvieron que subir sí o sí porque sino se venderían por debajo de su coste. En otros los seguimos manteniendo, y sí es cierto que al principio éramos muy reacios a subir por qué no sabes cuánto va a durar la situación”, recuerda este carnicero.

Quejas

Fariña, por su parte, también percibe en la clientela un malestar habitual por las subidas sin parangón en ciertos productos básicos. Un problema que se vive de igual forma en todo el mercado, con productos como el pescado o el marisco entre los más afectados.

“Sí que observamos es una queja diaria de todos los clientes al precio de los productos. Es cierto que no se quejan tanto de la carne como sí de otros productos que han tenido una subida bestial. Sí nos sucede que hay gente que viene a por carne y pescado y al final llevan un poquito más de carne porque lo otro se les va más de precio y es incontrolable”, reconoce.

Otros placeros reconocen que los compradores han pasado por un proceso de transmitir sus quejas casi de forma diaria a asimilar la subida, imparable en productos como el pescado fresco, que ha subido un 11,7% en lo que va de año según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), o la carne de vacuno, que ha experimentado un alza del 12,3% en los primeros seis meses de 2022.

Una problemática de la que los vendedores tampoco ven la luz al final del túnel. “Esto no paró de crecer. No es que hubiera una subida solo por la guerra, sino que al mes subió, a los dos meses volvió a subir. Ahora parece que los precios están cambiando prácticamente semanalmente. Estoy seguro de que al acabar el verano en septiembre, se modificarán los precios que todavía no lo han hecho”, sentencia Fariña.

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