Son las once de la mañana y Manuel Cespón sigue acarreando cubos de agua desde el tramo final de la manguera hasta los rescoldos de los que todavía salen llamas y amenazan su vivienda. Vive en el número 56 de Aldea de Arriba, en Castroagudín (Vilagarcía), uno de los lugares que el voraz incendio declarado en el monte Xiabre puso en jaque la madrugada de ayer. Los otros puntos conflictivos fueron la Aldea de Arriba de Cea y O Vento, donde se vivieron momentos de gran tensión. En total, una treintena de familias tuvieron que abandonar sus casas ante el peligro que entrañaba la proximidad del fuego, que rodeaba las viviendas.

Efectivos de la BRIF de Tabuyo (León), ayer en Xiabre.

“Aquí estaba toda la aldea fuera de sus casas. Fue igual que en 2016. El fuego comenzó en Saiar y fue bajando hacia Castroagudín, también hacía mucho viento”, recuerda Manuel. Su vecino José Abalo también tuvo que salir a medianoche de su casa: “Fue igual que en 2016, empezó en el mismo sitio y también hacía este aire”, coincide. “Aquí estuvieron dos camiones echando agua a mis ventanas y a toda la casa porque el fuego estaba al lado”, relata mientras se sube en la moto. “Te está ardiendo allí, Jose”, le avisa otro vecino. Y es que el viento sigue soplando con fuerza y las temperaturas suben a medida que va avanzando el día, el cóctel perfecto para que las llamas rebroten en un monte completamente calcinado. “Voy para allí que tengo una lona con cosas y tengo miedo a que prenda”, se disculpa.

Unos vecinos riegan la superficie quemada.

En menos de 24 horas el incendio de Xiabre arrasó 450 hectáreas en los municipios de Vilagarcía y Caldas (en 2016 fueron 300). La mayoría era superficie arbolada, aunque las llamas también devoraron por completo una chatarrería en la carretera de acceso a O Pousadoiro (PO-305), la cual tuvo que cortarse ya desde la rotonda de Larsa, al igual que la Circunvalación Norte. Y es que “la situación era dantesca, el fuego cruzó la carretera de un lado a otro”, advierte el alcalde vilagarciano, Alberto Varela, que estuvo con los vecinos en esa complicadísima noche.

En el polígono industrial de O Pousadoiro se instaló el Puesto de Mando Avanzado desde el que se dirige todo el operativo. A la izquierda, el director de la extinción, José Antonio Gaiteiro.

Las explosiones que se escucharon de madrugada procedían de la chatarrería, cuyas pérdidas valora su propietario en unos 10.000 euros. La metalurgia Cuevas, milagrosamente, continúa en pie.

Los helicópteros utilizaron el embalse del río de O Con, en Castroagudín, para recoger agua con la que sofocar las llamas y regar el monte. Los hidroaviones recurrieron al mar.

En lo que respecta al polígono industrial, los efectivos evacuaron a los trabajadores del turno de noche de la fábrica de DS Smith (antigua Lantero), si bien finalmente el fuego no llegó a alcanzar ninguna nave.

La chatarrería de O Pousadoiro quedó completamente calcinada. El dueño valoraba las pérdidas en unos 10.000 euros. Las explosiones que se escucharon de madrugada procedían de estas instalaciones.

Fue en el propio parque empresarial donde se instaló el Puesto de Mando Avanzado desde el que se dirigió todo el operativo. El director de la extinción, José Antonio Gaiteiro, apuntaba ayer a mediodía que aunque el viento había amainado y dado una pequeña tregua, las previsiones para la tarde apuntaban a un incremento del mismo, por lo que el fuego “podría reavivarse en cualquier flanco porque el perímetro es muy grande”. “Hicimos un recorrido con palas y pistas y donde no fue posible estamos actuando con riego con motobombas”, informaba el técnico.

Sofocando las llamas.

Activo y en nivel de alerta 2

De hecho por la tarde tanto los medios aéreos como los terrestres permanecieron en el monte luchando contra los rebrotes. La Consellería de Medio Rural informaba que el incendio “evoluciona favorablemente y no hay peligro para núcleos de población”, si bien al cierre de esta edición continuaba activo y con el nivel de alerta 2 como medida preventiva.

En el dispositivo participaron medios de extinción de distintos concellos, así como la Unidad Militar de Emergencias (UME) y efectivos de la BRIF (Brigada de Refuerzo en Incendios Forestales) de Tabuyo, (León).

El alcalde de Caldas de Reis, Juan Manuel Rey, visitó durante la mañana de ayer las zonas afectadas por el incendio que calcinó hasta el momento cerca de 450 hectáreas entre la localidad y Vilagarcía de Arousa. Más concretamente, el fuego, que se inició en el lugar de Saiar, se aproximó a los núcleos de población de A Porteliña y Casaldomato, pero según el regidor, “no hubo riesgo para las casas ni se procedió al desalojo de ningún vecino”.

Rey indicó que el incendio estaba “bastante controlado” y que en las últimas horas evolucionó de manera favorable, “a medida que el viento iba mejorando”. El viento, incidía el regidor caldense, ha sido el causante de que la situación se descontrolase en dirección a Vilagarcía, donde “se han registrado los principales problemas y donde lo han pasado muy mal durante la noche”.

El alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela, ensalzó la “profesionalidad de todos los medios”, como Emerxencias, Bomberos, brigadas de la Xunta, de otros ayuntamientos, ... “Se veían camiones con el nombre de Cuntis, Sanxenxo... Allí estuvieron ayudando, como Emerxencias Vilagarcía, porque el incendio comenzó en Saiar, en la parte de Caldas”.

El primer edil quiso poner en valor “la solidaridad que han vuelto a mostrar los vecinos de Vilagarcía, que auxiliaron a sus compañeros y amigos. Hubo mucha tensión y nervios pero también mucha solidaridad”, recalcó.

En relación al origen del fuego, el alcalde quiso ser “extremadamente prudente”. No obstante, apuntó que el hecho de que “sea siempre en la misma zona y con distintos focos a lo largo de la noche lleva a pensar que la mano del hombre pudiera tener que ver, fuese intencionado o no. Pero esto es una opinión y hay que investigar cuál es el origen de los focos. Ahora todos los esfuerzos están centrados en eso”.

La de ayer fue una complicada madrugada con toda Vilagarcía en alerta por un fuego que se inició a las siete y media de la tarde del jueves en la falda sur del monte Xiabre y que se propagó con enorme velocidad desde Caldas debido al viento, pues llegaron a soplar rachas de hasta 80 kilómetros por hora. Al caer la noche los medios aéreos no pueden trabajar, lo que supone una dificultad añadida. Una vez amaneció el día se incorporaron al operativo, aunque el fuego no llegó a estar controlado en ningún momento porque el viento persistió, con mayor o menor intensidad, durante toda la jornada.

O Lago ardía por la mañana

Aunque los mayores momentos de tensión y miedo se vivieron de madrugada, por la mañana los vecinos seguían trabajando en la extinción del fuego con los medios que tenían a su alcance, como se puede ver a esta mujer de origen francés residente en O Lago (Cea).