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La ciudad atraviesa el peor año en la venta de vehículos: “Nunca viví una situación así”

El primer semestre registró casi un 24% menos de operaciones que en el mismo período del año pasado | Los clientes aplazan la compra de un coche nuevo por miedo a la crisis

Un hombre ve un coche en el concesionario Dalonga. | // GUSTAVO SANTOS

El primer semestre de 2022 ha sido el peor inicio de año para la matriculación de vehículos en la ciudad desde que se comenzaron a recoger datos al respecto, en el año 2003. Hasta el pasado mes de junio, en Pontevedra se vendieron un total de 387 turismos, un 23,52% menos que en el mismo período de 2021, cuando se comercializaron un total de 506. Es, además, peor cifra que la que se registró en 2020, en pleno confinamiento por la pandemia de COVID; entonces se habían vendido 428 coches en el primer semestre del año.

La única lectura positiva es que la evolución de ventas en mayo y junio con respecto a los meses anteriores ha sido ascendente. En mayo se matricularon 16 vehículos más que en abril (un 27,12%) y en junio, 22 más que en abril (un 37,29%) y seis más que en mayo. Sin embargo, comparando estos números con los del año pasado, la caída ha sido de un 22,86% solo en el mes de junio, en el que se han comercializado 81 coches, 24 menos que en el mismo mes de 2021 y 32 menos que en junio de 2020. La comparación prepandemia es aún más preocupante, con una caída semestral del 53,76% con respecto a 2019, cuando se vendieron 837 vehículos en los seis primeros meses del año; fijándonos solo en el mes de junio, la caída ha sido del 60,3% (en 2019 se comercializaron 204 coches en el mes de junio).

Los profesionales del sector no recuerdan una época tan dura. La crisis de suministros, esencialmente de microchips, está dejando a los concesionarios con muy poco stock, y esto provoca por un lado que los clientes no dispongan de la variedad suficiente de vehículos para poder escoger el que buscaban y, por otro, que los plazos de entrega se alarguen. A los problemas de distribución hay que sumar la incertidumbre de la población por la anunciada gran crisis económica que ya ha empezado y no se sabe hasta cuándo se prolongará.

“Llevo 36 años en el sector y nunca viví una situación como la actual. Recuerdo la crisis del 94, la de 2007-2008, que fueron bastante gordas, pero tan acusada como esta no”, lamenta el responsable comercial de Dalonga Citroën en Pontevedra y Vilagarcía, Antonio Bargés, que señala que se han juntado demasiados factores a la vez: ”La crisis de suministros, la económica, la falta de decisión de compra de los clientes a la hora de decidirse entre un híbrido o gasolina... Todo influye en la situación que estamos viviendo”.

En la misma línea se expresa el jefe de ventas de Nissan Roipesa en Pontevedra, que reconoció que en los últimos meses “hay poco stock, es algo general en todos los concesionarios. Primero fue la pandemia, después la guerra, la falta de material... La gente tiene miedo porque se habla mucho de la crisis que va a llegar y va aplazando la compra de un coche. Antes se aprovechaban mucho las ofertas para cambiar de vehículo, ahora solo se hace si es necesario”.

Otra de las pocas lecturas positivas que se pueden hacer de este mal semestre para las matriculaciones es el crecimiento en las ventas –o al menos, en interés de los clientes– de los coches híbridos o eléctricos. “En Nissan ya no se fabrican coches diesel, solo gasolina e híbridos. Hay quien aún ve lejos la implantación de esta tecnología, pero en general hay mucho interés por este tipo de coches; en ventas, están por encima de los diesel ya”, explica el jefe de ventas de Roipesa, que añade que “nosotros lo que hacemos es orientar al cliente hacia lo que realmente necesita según el uso que le va a dar al coche”.

También perciben esa mejoría en las ventas de coches híbridos en Dalonga Citroën. “Pero a los clientes les está fallando la decisión de compra. Vienen muy interesados por la tecnología híbrida o eléctrica y quieren saber más, pero después no se deciden a cambiar o tardan mucho en tomar la decisión”, relata Antonio Bargés.

Lo que también han notado los profesionales del sector es el aumento de ventas de vehículos de ocasión o seminuevos, pero también de coches usados con muchos años de antigüedad, incluso con 15 años o más. Según explican, los clientes que necesitan con urgencia comprarse un coche o cambiar, optan por turismos de segunda mano para ir tirando una temporada mientras dure la crisis económica y no puedan hacer un desembolso mayor.

Espera de hasta doce meses por la falta de stock

La crisis de suministros y de materiales ha provocado que en la práctica totalidad de concesionarios de la ciudad no tengan stock suficiente en sus exposiciones y almacenes. “No hay coches suficientes, sobre todo por el tema de la guerra”, apunta el jefe de ventas de Nissan Roipesa. Esta falta de stock está haciendo que los tiempos de espera para adquirir un vehículo nuevo se alarguen en el tiempo, en algunos casos hasta un año o más.

“Tardamos tanto en recibir los vehículos, que cuando avisamos al cliente su situación pudo haber cambiado. En algunos casos, hay gente que se ha echado atrás en la compra”, lamenta Antonio Bargés, de Dalonga Citroën, aunque señala que “estamos mejor que a principios de año, pero la llegada de coches sigue yendo lenta”.

En este sentido, desde Roipesa comentan que “el año que viene vamos a recibir gamas nuevas de Nissan y confiamos en que, con más variedad de opciones, vayamos mejorando un poco”. Pero lo que más preocupa a los profesionales del sector es la incertidumbre sobre la situación económica global, que está haciendo que los clientes aplacen la compra de vehículos nuevos o, en caso de necesitar uno con urgencia, opten por coches de segunda mano.

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