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“Estamos en una situación de privilegio: podríamos ser el primer país en erradicar la hepatitis C”

“La probabilidad de curarse es hoy casi del 100%. Con dos o tres semanas de tratamiento se cura prácticamente cualquier persona”

Juan Turnes, jefe del servicio de Aparato Digestivo del Complejo Hospitalario Universitario. | // FDV

Pontevedra acaba de sumarse al Movimiento de Ciudades Libres de Hepatitis C. “Es una iniciativa que surgió hace aproximadamente dos años desde la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Virales en España”, explica Juan Turnes, “esta alianza está formada por 15 sociedades científicas y de pacientes, con la finalidad de intentar que España alcance los objetivos de eliminación de las hepatitis virales propuestos por la Organización Mundial de la Salud antes que otros países, porque realmente estamos en una situación privilegiada y podríamos ser el primer país del mundo en erradicar la hepatitis C.

–¿Por qué ocupamos esa posición de privilegio?

–Realmente la única diferencia de España con respecto a otros países es que cuando en el año 2015 se comercializa una nueva generación de medicamentos antivirales que curan la hepatitis C, y esto es algo bastante novedoso en medicina, el poder curar virus con medicamentos, podemos controlarlos, atenuar síntomas, pero curar es algo muy poco frecuente. Cuando surgen estos medicamentos en España se puso en marcha un plan nacional con dotación presupuestaria desde el Gobierno de España que permitió tratar a cientos de miles de pacientes, literalmente. Desde entonces hasta ahora se han tratado, y en su gran mayoría curado, más de 150.000 personas.

–¿Qué probabilidad hay de curación con los tratamientos actuales?

–Casi del 100%. Con dos o tres semanas de tratamiento se cura prácticamente cualquier persona. El problema es que esta gran iniciativa del Gobierno que nos puso en la vanguardia mundial, realmente después no se vio acompañada de otros pasos. Fundamentalmente se trataron esas 150.000 personas que en su mayoría ya estaban identificadas y en seguimiento a nivel hospitalario en toda España, pero no se continuó con la idea inicial del plan nacional de promover también el diagnóstico y el acceso al tratamiento a personas que desconocen que tienen la infección o a personas que pertenecen a colectivos que se denominan vulnerables y que están un poco en la marginalidad del sistema sanitario.

"A pesar de tener una enfermedad hepática avanzada, curar el virus mejora radicalmente el pronóstico"

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–¿Por qué se busca ahora involucrar a los concellos?

–En España se pusieron en marcha, como iniciativas de comunidades autónomas, de hospitales o sociedades científicas, una serie de iniciativas encaminadas a llenar esos huecos, con mayor o menor éxito, pero que han permitido seguir diagnosticando y curando a personas. Y una de estas iniciativas es la de Ciudades Libres de Hepatitis C, cuyo razonamiento es bastante lógico, porque a nivel de los ayuntamientos, aunque no tienen competencias sanitarias en el sentido de proporcionar asistencia sanitaria, sí que tienen acceso, sobre todo por sus servicios sociales, a estos colectivos más vulnerables que desde el ámbito sanitario perdemos. Esta iniciativa intenta involucrar a municipios de toda España, así que se han unido ciudades grandes como Madrid, Sevilla o Valencia, a otras más pequeñas como Santander o como podría ser el caso de Pontevedra, para intentar, en coordinación con la parte sanitaria, desarrollar proyectos necesariamente individuales. Es decir, en cada ciudad se individualiza qué es lo que se hace, en función, por un lado, de los recursos que tienen los ayuntamientos, de las características de la población, para intentar cerrar esos espacios en donde todavía hay personas, algunas que conocen que saben que tienen la infección pero que no tienen acceso al sistema sanitario, o que lo desconocen y lo que se realizan son programas de cribado en los colectivos que tienen más riesgo de tener esta infección.

–Se estima que en Pontevedra entre 300 y 400 personas con una infección activa ¿es una cifra alta de infradiagnóstico?

–Realmente sí. No sabemos realmente cuántos pueden haber sido diagnosticados en el pasado, porque esta enfermedad se puede diagnosticar desde el año 1992 y, claro, no podemos remontarnos tan atrás. Pero es verdad que algunos de los pacientes que se diagnostican a través de estos programas alguno sí que recuerda que hace 20 años le fue diagnosticada. El problema es que con los años esta enfermedad produce cirrosis y cáncer de hígado y lo que conlleva es que los diagnósticos sean tardíos. ¿Son muchos 300 o 400 pacientes? Es una estimación bastante conservadora para lo que podemos tener en Pontevedra y teniendo en cuenta que desde 2015 hemos curado a unas 1.200 personas, esos 300 o 400 a mi me parece todavía una cifra elevada. Elevada sobre todo porque sabemos que una de cada tres de esas personas va a tener ya un daño hepático avanzado, cirrosis o una fase próxima a ella, sin que todavía les provoque ningún síntoma. Es un doble efecto de preocupación: por un lado personas con una enfermedad infecciosa, contagiosa, que desconocen que tienen la enfermedad y pueden contagiar, y que además una parte de ellas tiene una enfermedad hepática ya en una fase avanzada.

–Aún en esa fase avanzada de enfermedad ¿curar la hepatitis ayuda al pronóstico?

–Sí, a pesar de estar avanzada curar el virus mejora radicalmente su pronóstico. No hace que desaparezca la cirrosis si ya la tiene, pero sí que hace que deje de progresar y de desarrollar complicaciones en el futuro.

–¿Es optimista? ¿conseguiremos erradicar la enfermedad en dos años?

–Estoy convencido, con iniciativas como ésta y con otras con las que estamos colaborando con la Consellería de Sanidade, lo lograremos. La clave es ser conscientes de que no hay una única solución y, por tanto, iniciativas como ésta realizada con el Concello de Pontevedra a través de la Alianza nos ayudan a ir completando este puzle, porque es un auténtico puzle, de la eliminación.

Las drogas inhaladas e inyectadas, una vía potencial de contagio, mientras que la sexual es minoritaria

–¿Cómo se contrae la hepatitis C?

–Sabemos muy bien como se transmite, pero no se trasmite con facilidad. Lo hace fundamentalmente a través de la vía sanguínea, por ejemplo mediante transfusiones que estén contaminadas, pero esto es algo que desde que se descubrió el virus es prácticamente imposible. También puede ser a través de elementos que puedan estar contaminados, y en este sentido se han ido cerrando las puertas al contagio en los últimos años: por supuesto todo el material quirúrgico está esterilizado, a nivel de dentistas también hace años que todo el material está esterilizado y regulado. Pero incluso los tatuajes, que eran una de las vías potenciales de contagio, desde hace más de 6 u 8 años tienen una regulación específica con controles etc que prácticamente ha eliminado completamente esa posible vía de contagio. Evidentemente el consumo de drogas, tanto inhaladas como inyectadas, sigue siendo una vía potencial de contagio. Y después está un grupo de personas que, aunque es más difícil, pueden contagiarse por vía sexual. Ésta es una vía de contagio más complicada, requiere que las personas implicadas tengan además otro factor de riesgo, no se contagia fácilmente por esta vía.

–El servicio que encabeza ha recibido dos veces el premio Best In Clas (BIC) por sus buenas prácticas en la lucha contra la hepatitis C…

–A la unidad de hepatitis nos premiaron con el Best In Clas tanto en 2020 como en 2021 por nuestra trayectoria de iniciativas diversas que llevamos desarrollando desde 2017, fundamentalmente de programas innovadores de diagnóstico, tratamiento, colaboración con Primaria, utilización de inteligencia artificial para realizar un diagnóstico más eficiente de los pacientes… Estamos comprometidos desde el principio, en la medida de nuestras posibilidades, en la eliminación de la enfermedad.

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