Un edificio que une las dos Pontevedras

La reforma de la Casa Consistorial quiere recuperar esa función original que tenía como nexo entre el casco antiguo y el nuevo municipio burgués que se crecía hacia la Alameda

Vista del salón de Plenos que será recuperado en su antigua extensión. | // RAFA VÁZQUEZ.

Vista del salón de Plenos que será recuperado en su antigua extensión. | // RAFA VÁZQUEZ. / Carlos García

Pontevedra

La reciente visita a las obras de reforma de la Casa Consistorial de Pontevedra no solo permitió descubrir la “impresionante luz” que inunda este edificio y que se recupera tras la ocultación del lucernario central en 1943. Tanto el arquitecto municipal como los arquitectos que dirigen la obra para la concesionaria Ramírez subrayaron la intención de recuperar el papel que jugaba este inmueble como zona de unión o transición entre las dos Pontevedras de aquellos últimos años del siglo XIX, otro de los objetivos que tuvo el famoso arquitecto que diseñó el inmueble, Alejando Sesmeros.

Aquella Pontevedra era una ciudad que comenzaba a crecer hacia la Alameda y el ensanche, desbordando los límites de la vieja muralla medieval que incluso fue derruida. Precisamente, el antiguo concello ya se levantaba sobre el baluarte defensivo y la aduana.

Las obras recuperan el antiguo lucernario de la Casa Consistorial.

Las obras recuperan el antiguo lucernario de la Casa Consistorial. / RAFA VAZQUEZ

Cuando Sesmeros concibió el edificio lo hizo pensando en ser ese espacio de transición “entre dos ciudades, entre la zona antigua cuya muralla acababa de ser derribada y la nueva ciudad burguesa del siglo XIX que tenía como espacio central la Alameda”, precisamente también diseñada por el famoso arquitecto, indicó Ángel Velando, arquitecto municipal. En aquel entonces, la visión era de una zona vieja que representaba ya el pasado y un nuevo ensanche que se asociaba a progreso y modernidad.

A día de hoy, la Casa Consistorial se concibe como un edificio que mira, principalmente, hacia la plaza de España. Pero en 1877, cuando se comenzó a construir, no era así. Miraba por detrás hacia la zona antigua, a la plaza da Vila y al Teatro Principal

A día de hoy, la Casa Consistorial se concibe como un edificio que mira, principalmente, hacia la plaza de España. Pero en 1877, cuando se comenzó a construir el edificio, no era así. El Concello miraba por detrás hacia esa zona antigua, a la plaza da Vila y al Teatro Principal, zona de reunión de las denominadas fuerzas vivas de la ciudad e incluso lugar en los que se celebrarían plenos y asambleas. De hecho, el edificio cuenta hacia esa zona con una balconada similar a la de la fachada opuesta.

Con este edificio, Sesmeros quiso que el Concello mirase también hacia la nueva Pontevedra, abriéndola hacia la plaza de España y sus espacios interiores y flujos de circulación también fueron diseñados como tales, con esas grandes arcadas que ahora se pretende recuperar y en forma de una gran plaza.

Obras en el antiguo Concello.

Obras en el antiguo Concello. / RAFA VAZQUEZ

En cuanto a sus usos a partir de esta reforma. Además de este papel de transición entre la Pontevedra amurallada o medieval y la burguesa del siglo XIX, también jugará un papel institucional como punto de celebración de los plenos municipales, recepciones solemnes, tendrá un salón para la realización de actos culturales y sobre todo será completamente accesible a todas las personas.

Tras la reforma jugará un papel institucional como punto de celebración de los plenos municipales, recepciones solemnes, tendrá un salón para la realización de actos culturales y sobre todo será completamente accesible para todas las personas

Su apariencia intentará respetar el antiguo inmueble dando protagonismo a los forjados como el lucernario en forma de pirámide o el reloj y se utilizará acero ennegrecido para dar homogeneidad a todo el espacio. Los blancos predominarán para intensificar aún más la luz con dotaciones acordes al año 2022, pero “sin estridencias”.

Los vestigios de la antigua escalera que aún se observan en el inmueble

Fue ya con la reforma de 1943 cuando en el edificio tomó absoluto protagonismo la entrada desde la plaza de España, tal y como entendemos el edificio hoy en día, sobre todo por el derribo de la vieja escalera de madera y la construcción de la actual de piedra que se entendía más “majestuosa” que la anterior pero que no deja de ser un reflejo de esa época.

La anterior escalera de madera respetaba esta característica del edificio de espacio de transición de la zona vieja a la burguesa, iniciando con una bifurcación que luego se unía desembocando hacia el salón de plenos. De hecho, se tiene localizado el arco antiguo y su ubicación frente a la actual escalera, como se aprecia en las imágenes superiores.

La escalera actual se respetará pero se estudia si se va a realizar alguna actuación para recordar la ubicación de la estructura original.

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