Los casi 10.000 metros cúbicos de arena depositados en la primavera de 2021 en la playa de A Carabuxeira lograron fijarse en la playa. Así lo concluyen los estudios de batimetría y topografía realizados en el arenal antes y después de la actuación. Los resultados fueron dados a conocer esta semana durante una comisión de seguimiento en la que estuvieron representados Nauta, Costas y Portos de Galicia.

Las mareas del invierno distribuyeron la arena de forma diferente a la depositada inicialmente por las máquinas dejando algunas zonas con menos volumen de arena. “Durante el invierno 2021-2022 se desplazaron unos 1.450 metros cúbicos de la zona central de la playa de A Carabuxeira hacia la parte oeste. Esto se produce debido a que la escasa entidad de arena en la playa permite que los fuertes oleajes de temporales pasen por encima del dique, moviendo los sedimentos hacia la parte del regato”, según figura en el informe.

El pasado mes se elevó el perfil de la playa con 2.100 metros cúbicos de arena y se regeneró, por primera vez, Lavapanos con 2.300 m3. Unos trabajos que fueron sufragados por la empresa municipal Nauta Sanxenxo y que tuvieron un coste de 50.000 euros. Esta actuación, junto a la primera que incluyeron los diques geotextiles suman ya una inversión total de 173.000 euros.

Al tratarse una medida provisional porque las mareas volverán a desplazar el árido, la comisión mantiene el seguimiento de la tramitación la fase final del proyecto de regeneración definitivo de los arenales de A Carabuxeira y Lavapanos, que contempla la construcción de un espigón de rampa en sentido perpendicular al litoral y que se ejecutará uniendo las rocas existentes, con casi 100 metros de largo por 2,34 de ancho. El futuro espigón será la solución definitiva para evitar la pérdida de arena en estas playas.

Por otra parte, la playa mantiene la recomendación de no bañarse en sus aguas, un aviso que se lanzó el pasado día 14 al detectarse “parámetros alterados” en los análisis de Sanidade. Hasta el lunes no se realizarán nuevos controles de la zona de baño, doce días después de detectarse las anomalías.