El viejo Concello recupera la luz de Sesmeros y “regala” a la ciudad un mural del siglo XIX

La rehabilitación respetará el gran lucernario de acero en forma de pirámide oculto desde 1943 | Se quiere respetar el diseño original del arquitecto, modificado con el tiempo

El gran lucernario en forma de pirámide llama la atención e inunda de luz natural el edificio. |   // R. VÁZQUEZ

El gran lucernario en forma de pirámide llama la atención e inunda de luz natural el edificio. | // R. VÁZQUEZ / Carlos García

Pontevedra

Cuando el arquitecto Alejandro Semeros ideó el edificio de la Casa Consistorial de Pontevedra, finalizado en 1880, lo hizo consciente de que se debería convertir en un inmueble central, emblemático para la ciudad, que “conectase la zona monumental con la nueva Pontevedra que se abría hacia la Alameda”, tal y como explicaba ayer el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores.

Y por ello diseñó el edificio concibiéndolo como una especie de “plaza”, como indicó el arquitecto municipal, Ángel Velando, rodeada de arcadas y con un gran lucernario en forma de pirámide de cristal de acero forjada que iluminaba toda la estancia.

Solo el derribo de tabiques y desescombro ya permiten observar un “cambio realmente notable e identificable”

Esa luz, como gran parte del diseño original, se había perdido como consecuencia de la gran reforma que sufrió el edificio entre 1940 y 1943. Y es que aquellas obras respondían a otras necesidades y a otros gustos de la época. Se tapó el lucernario y se cambió el diseño original de la escalera, sustituyendo la antigua de madera por otra llamada “imperial”, de piedra, que es la que conserva el inmueble hoy en día. También se fueron levantando tabiques, bajando techos, subiendo pisos, recalando paredes o dividiendo espacios a medida que pasaba el tiempo y las necesidades de nuevos espacios administrativos crecían.

También se quiere dar realce a las arcadas centrales del inmueble que formaban una especie de plaza central.

También se quiere dar realce a las arcadas centrales del inmueble que formaban una especie de plaza central. / RAFA VAZQUEZ

Después de un mes de obras de reforma en la emblemática Casa Consistorial, el alcalde y la edil de Régimen Interior, Anabel Gulías, acompañados por el arquitecto municipal y los arquitectos que diseñaron el proyecto de rehabilitación visitaron el edificio. Los trabajos consistieron básicamente en labores de limpieza y desescombro del espacio interior. El derribo de tabiques y desescombro ya permiten observar un “cambio realmente notable e identificable” en el inmueble. A primera vista, lo más llamativo es la gran cantidad de luz que inunda el edificio al retirar los elementos que ocultaban el magnífico lucernario del diseño original y que ahora se quiere respetar. Es más, Gracia Amandi, una de las arquitectas responsable del proyecto, explica que los trabajos en ese tipo de acero forjado se van a extender a otras partes del inmueble para dar un aire de uniformidad a todo el complejo.

Asimismo, se quiere realzar los arcos interiores, también ocultos por las reformas. Sí parece que se mantendrá la escalera de piedra de los años cuarenta del siglo pasado, testimonio también de una época y la historia del edificio.

Detalle de los murales que creen originales del siglo XIX. |   // R. VÁZQUEZ

Detalle de los murales que creen originales del siglo XIX. | // R. VÁZQUEZ / Carlos García

También se quieren realzar las arcadas que comunicaban todo el edificio e incluso recuperar unos murales del siglo XIX que aparecieron ocultos en las paredes tras las labores de saneamiento de la estructura. Se trata de unas pinturas simulando mármol muy comunes de la época en la que se construyó el edificio.

Además del insistir en que uno de los objetivos será recuperar al máximo la esencia del edificio original, Lores subrayó que la idea es que el inmueble vuelva a ser la “casa del pueblo”. Por ahora la reforma se limita a la primera y segunda planta y, aunque no hay fecha, podría estar finalizada en el primer semestre del 2023. Luego habrá que abordar la del semisótano en una segunda fase, pero eso será harina de otro costal, dado que primero habrá que estudiarla detenidamente. Y es que cabe recordar que el antiguo Concello está ubicado sobre la antigua muralla de la ciudad y sobre la vieja Aduana. “No tenemos prisa, es una obra lo suficientemente importante como para ser estudiada con calma y para que quede para muchísimos años”, señaló el alcalde. Otro de los grandes retos fue integrar un ascensor para eliminar los problemas de acesibilidad en el inmueble.

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