Pontevedra presume de joyas en Compostela
El Museo y 17 particulares ceden valiosas custodias, cofres, cruces o exvotos para la exposición que hoy abre sus puertas en Fonseca

Cruz procesional del siglo XVII Barcia de Seixo, en A Lama / FDV
En el salón noble del Colegio de Fonseca de Santiago se inaugura esta tarde la exposición “O esplendor do Camiño. Oito séculos de pratería e acibeches en Compostela”, en la que Pontevedra está representada por cerca de medio centenar de piezas cedidas por el Museo y colecciones particulares.
En concreto, el Museo ha prestado treinta piezas procedentes de su rica colección de orfebrería tradicional, así como joyas de plata de los siglos XV y XVI.
El legado de Juan López Suárez al Museo de Pontevedra convierte a esa institución cultural en depositaria de las primeras muestras de la orfebrería tradicional de Galicia que se conservan y los responsables de la exposición han hecho público su agradecimiento a la pinacoteca capitalina por su generosa colaboración.
Un coleccionista de Pontevedra presta una custodia del XVII en forma de torre, significada por la influencia de Antoni Arce, orfebre y tratadista que creó este tipo de ostensorio. Solo hay "5 o 6 ejemplares semejantes", recuerda el comisario de la muestra
En general, la colección del Museo, con piezas entre el siglo XIII y el XX, se estructura en dos grandes áreas, una de orfebrería religiosa y que reúne impresionantes cruces procesionales (desde piezas románicas a góticas, renacentistas, barrocas etc), y otra de orfebrería civil, que incluye el legado de platería de Gonzalo Fernández de la Mora.

Custodia en forma de torre del siglo XVIII pertenciente a una colección particular de Pontevedra.
A mayores de la aportación del Museo, 17 familias, coleccionistas y joyeros particulares de la comarca colaboran con la exposición cediendo piezas, entre ellos ejemplares destacados como una custodia del siglo XVII en forma de torre, muy especial y significada por la influencia de Antoni Arce, orfebre y tratadista que creó este tipo de ostensorio.
El comisario de “O esplendor do Camiño. Oito séculos de pratería e acibeches en Compostela”, el historiador del arte Fernando Martínez Vilanova, explica a FARO que “solo existen 5 o 6 ejemplares semejantes” a esta custodia que es “un paradigma de la orfebrería en un momento en el que el Corpus Christi era especialmente valorado por el Concilio de Trento”. En este escenario, Antonio Arce establece una nueva referencia de ostensorio de salida, para exhibición pública, a base de pequeños baldaquinos poligonales.
También figura en la exposición la gran cruz procesional del siglo XVII de Barcia de Seixo, en A Lama, cedida por un particular que la custodia en depósito.
Esta exposición impulsada por la Asociación de Artesáns e Comerciantes Ourives de Compostela, la Universidad de Santiago y el Concello compostelano y que cuenta con el apoyo de la Xunta, el Xacobeo 21-22 y la Diputación de A Coruña, reúne además con diversas piezas contemporáneas prestadas por particulares de Pontevedra que buscan reflejar el trabajo de plateros significados como Bernardino Otero o Bacariza.

Entre las ofrendas de plata al Apóstol también figuran varias piezas históricas procedentes de coleccionistas particulares de la Boa Vila.
En total, se exhiben en Fonseca más de 160 piezas, que incluyen desde el riquísimo ajuar de Quiroga Palacios a joyas de gran valor pertenecientes a la familia Finsa o el trofeo Teresa Herrera.
También figura en la exposición la gran cruz procesional del siglo XVII de Barcia de Seixo, en A Lama, cedida por un particular que la custodia en depósito
Por su parte, la orfebrería histórica está representada por piezas de los plateros más cualificados, caso de Jacobo P. Cul, Coello, o la saga de los Cedeira Losada, el autor de urna apostólica.
Con la muestra se busca ofrecer un recorrido por el arte de la joyería desde el siglo XII (representado por las escasísimas piezas que se conservan de ese momento) hasta el XX. Se exhiben por ejemplo un San Pedro y un San Juan Bautista con esmalte de plata y plata dorada, de unos 70 centímetros, y que son las primeras piezas de Santiago con formas francesas, es decir realizadas a semejanza de las imágenes que los peregrinos del país vecino ofrendaban al Apóstol, una influencia parecida a la que se produjo en el caso del románico.
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