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La ciudad dispone de un punto de recarga por cada cinco coches eléctricos, ninguno municipal

Punto de recarga del campus universitario. | // RAFA VÁZQUEZ

El coche eléctrico aún no es un artículo habitual en las calles de Pontevedra. Apenas hay un total de 109 vehículos enchufables matriculados en Pontevedra que se pueden dividir en dos grupos distintos: los vehículos eléctricos de batería, que funcionan exclusivamente con esta energía, y los vehículos eléctricos híbridos enchufables, que también pueden trabajo con combustible, diesel o gasoil.

Con este escaso parque móvil, (menos del 0,5% del censo total de coches del municipio) y un total de 21 puntos de recarga, la ciudad puede presumir de disponer de una toma por cada cinco coches eléctricos. Como recuerda el propio Concello “Pontevedra tendría un media de 5,2 vehículos eléctricos por cada punto de recarga y según el informe publicado por la Asociación Empresarial para el Desarrollo y Promoción de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE), esta relación estaría muy por encima de la media de España, que se sitúa en 11 vehículos por punto de recarga. Lo mismo ocurre en Europa, donde hay una media de 12 vehículos por cada punto de recarga”.

Sin embargo, la red local no es aún amplia y menos aún el parque de coches eléctricos. Y además, el gobierno local no parece dispuesto a ampliar el número de enchufes de carácter público y tampoco quiere permitir que estos vehículos circulen por la ciudad con más permisividad que los convencionales. Así se lo ha hecho saber a la DGT y al Ministerio para la Transición Ecológica, ya que la política municipal es “sacar coches” del casco urbano, al margen del combustible que utilicen. También subraya también que “Pontevedra apuesta por no cobrar a los vecinos por conducir o estacionar en la ciudad”, como sí deberán hacer otras ciudades.

Así queda claro en el Plan de Mobilidade Urbana Sostenible (PMUS) que tramita en la actualidad el Concello. Además de cuestionar las bondades ecológicas de este sistema eléctrico, sobre todo en su fabricación, el PMUS no apunta la posibilidad de crear puntos municipales. Sí habla de “fomentar” el sistema, pero no de una implicación municipal directa. Señala que “en cuanto a la red de puntos de recarga en el sector de la edificación, el Código Técnico de la Edificación establecerá obligaciones relativas a su instalación en edificios de nueva construcción y en intervenciones en edificios existentes. Sin perjuicio de lo anterior, antes del 1 de enero de 2023, todas las edificaciones de uso distinto del residencial privado que tengan un área de estacionamiento con más de veinte plazas, ya sea bajo techo o en un espacio exterior, deberán cumplir con el requisito relativo a las asignaciones mínimas para la infraestructura de recarga de vehículos eléctricos establecida por el Código Técnico de la Edificación”. Es aquí donde el Concello sí tendría que asumir alguna de estas instalaciones, en recintos como el Pazo da Cultura, pero el PMUS insiste en que su papel será “velar e impulsar el cumplimiento de estas obligaciones”. Tampoco se compromete a aplicar bonificaciones. Solo indica que “en cuanto a la fiscalidad verde, el Concello manifiesta su interés en participar en estos procesos, además de estructurar campañas de sensibilización ciudadana”.

Sobre la fiscalidad verde, el Concello solo manifiesta su "interés en participar"

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Según los datos de este documento, Pontevedra cuenta con una red de 21 puntos de recarga para vehículos distribuidos de la siguiente manera: ocho en tres aparcamientos (dos en el Mercado, tres en el Central detrás de la Audiencia y tres en la plaza de España); uno en la gasolinera de Mollavao, ya instalada y próxima a entrar en funcionamiento; ocho en supermercados (dos lentos y dos rápidos en el aparcamiento del hipermercado de Santa Clara, dos en Carrefour de Salcedo y dos en el aparcamiento del Mercadona en Pasarón; en otras instalaciones hay cuatro más, con dos en la Facultade de Ciencias Sociais, uno en la funeraria San Marcos y otro en Nissan Roipesa, para vehículos de esa marca en horario laboral.

El mismo PMUS revela, por otra parte, que en la ciudad existen 6.173 plazas para estacionar tanto en los trece aparcamientos disuasorios como en los parkings de pago, públicos y privados, que también son trece. Este balance no incluye los espacios para dejar el coche en la calle, tanto de forma libre como dentro de las franjas de servicios, que son mayoritarias en la ciudad y donde es posible estacionar durante unos quince minutos a lo largo del horario comercial. El último tipo de lugar es el dedicado a los vehículos rotulados en los lugares indicados para carga y descarga.

El gobierno local sostiene que “este sistema aplicado en Pontevedra está en línea con lo propuesto para las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Las Directrices para la creación de ZBE establecen que en ellas existe una menor necesidad de estacionamiento y, por tanto, deberían graduarse en consecuencia sus necesidades de dotación de estacionamiento mientras que el espacio libre de estacionamiento en superficie podría utilizarse para mejorar las condiciones de movilidad activa: peatonal y ciclista”.

Según el PMUS, en los 13 aparcamientos disuasorios hay 1.953 plazas. Se trata de los de A Parda, Recinto Ferial (el más grande, con 470 espacios), Pabellón, dos en los terrenos de la antiguos Tafisa, Mollavao, As Corvaceiras, Alexandre Bóveda, Pasarón, Valdecorvos, Martín Códax, estación de autobuses y junto al IES Torrente Ballester. En los trece parkings de pago, la mayor parte subterráneos, hay 4.220 plazas. Son los de la plaza de España, Alameda, detrás de la Audiencia, Campolongo, bajo el Mercado, Santa Clara, Barcelos, la estación del tren, el garaje Miranda, el Plaza, Venezuela, México y Véteris.

Un total de 434 plazas para aparcar bicicletas

Pontevedra cuenta con más de 400 plazas de aparcamiento de bicis (un total de 434) distribuidas por toda la trama urbana. Es otro de los datos del Plan de Mobilidade Urbana Sostible, que recuerda que el Pillabici (el sistema municipal de alquiler de bicicletas) funcionó entre 2008 y 2011 con el objetivo de fomentar este transporte entre los pontevedreses, “un objetivo conseguido cuando al final del programa, los vecinos ya usaban más su propia bicicleta que las ofrecidas por el Concello”. Los aparcamientos se distribuyeron en función de las zonas urbanas que atraen a más personas susceptibles de usar este vehículo, como los centros educativos.

Así, hay 150 en las inmediaciones de colegios, institutos y facultades. Otros 60 se reparten en parques y zonas verdes, 50 en equipamientos deportivos y 57 en otras instalaciones de la ciudad como la Estación de Autobuses, el Mercado o gimnasios privados. La calle Benito Corbal, el principal eje comercial de la ciudad es, con diferencia, la que cuenta con mayor número de plazas: 5 en la intersección con Cobián Areal; 14 en el cruce con Cobián Roffignac; 5 en la confluencia con Javier Puig y otras 5 a la altura de Sagasta. La rúa Celso Emilio Ferreiro, que bordea al campus, es otra de las que cuenta con elevado número de puntos de estacionamiento, hasta un total de 23 repartidas en dos aparcamientos para dar servicio a los campos de fútbol y al Multiusos de A Xunqueira. La calle Sierra, con 15 plazas en dos parking, Cruz Roja, con 12, o la Rúa Estación, con 17 repartidas en dos estacionamientos, son otras de las calles que cuentan con este tipo de equipamientos para fomentar la movilidad sostenible en Pontevedra. “En el otro extremo de los posibles recorridos que se hagan en bicicleta”, indica el Concello, “144 plazas están en zonas residenciales. Para favorecer la intermodalidad también hay 20 plazas de aparcamiento repartidas en las estaciones de buses y de trenes”.

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