Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El zapatero de Santa Clara y mil y una historias

El artesano enterrado en el claustro con su mujer y otras curiosidades se revelan con la investigación en el convento

Un espacio de tierra más clara sobre la negra natural muestra ya una de las tumbas descubiertas bajo el atrio del convento. | // FDV

La historia no solo se escribe con grandes hallazgos. La excavación arqueológica en Santa Clara parece que va a dejar muchos descubrimientos relevantes. Muros y pavimentos ocultos que permitirán reconstruir la evolución constructiva del convento y también, en parte, como se configuraba su relación con la ciudad. Pero el análisis de toda la documentación archivística hallada en el recinto, así como otros muchos pequeños hallazgos van a permitir reconstruir cientos, quizá miles de historias más o menos cotidianas que van a ser tan importantes o más para la investigación.

Saber qué comían las monjas, qué cultivaban en sus huertos al menos hasta el siglo XV, qué tipo de cerámicas utilizaban y de dónde procedían, son cuestiones que también interesan al equipo multidisciplinar de 36 investigadores que trabaja desde hace una semana en Santa Clara. Y es que lo cotidiano permite, precisamente, acercarnos a ese pasado que se intenta recomponer.

Un objeto con forma de pie cuyo uso se investigará se cree que podría haber sido un frasco de colonia. A la izquierda, excavaciones en la zona de cultivo. | // FDV

El pasado viernes los investigadores ya anunciaban, ilusionados, como en apenas una semana de excavaciones y limpieza el convento estaba arrojando grandes hallazgos en cuanto a su evolución constructiva. Pero también desvelaba alguna de estas historias cotidianas que nos hablan de la vida diaria a lo largo de esos casi ocho siglos de historia de Santa Clara en Pontevedra.

Por ejemplo, este mismo viernes aparecían ya las primeras tumbas (había un cementerio más moderno, pero estas se presumen más antiguas) en lo que hoy en día es el claustro principal del convento. Los primeros en aparecer fueron tres enterramientos bajo las losas del claustro, cuyas laudas olosas fueron utilizadas después para pavimentar el propio claustro. Según explicó Rafael Rodríguez, arqueólogo de la Diputación, la aparición de estas tumbas es algo previsible, puesto que era costumbre en el medievo realizar enterramientos en los claustros catedralicios o de los conventos. Ya han aparecido en las catedrales de Tui o Santiago.

Excavaciones en la huerta de las clarisas en donde también se estudiarán sus cultivos.

En este caso, los enterramientos han sido ya “tocados” por la acometida de unas arquetas en un lateral de la pared en época moderna, pero se mantienen intactas las tumbas en el resto del claustro y se esperan que aparezcan un número elevado de enterramientos.

El trabajo de los antropologos y forenses permitirá conocer numerosas cuestiones sobre los hábitos de la vida de las clarisas y sobre la época en la que vivieron las personas allí enterradas. Pero no solo hay monjas enterradas en Santa Clara. Es aquí, por ejemplo en donde se cruza una de esas mil y una historias particulares que va a desvelar el convento. De la revisión de la documentación hallada en los archivos del convento se sabe que, entre las monjas hay enterrados otros personajes que tenían el deseo de descansar eternamente dentro de estos muros. Es el caso de un zapatero de la ciudad que, a cambio de donar todo su dinero y sus bienes a la congregación, pidió ser enterrado en el claustro junto a su esposa. “Es posible que si, durante las excavaciones nos encontramos con el cuerpo de un varón, pues sea este zapatero del que nos hablan los archivos”, comentaba Rodríguez.

El interior de la iglesia u otras zonas relevantes del recinto están reservados para los enterramientos de personajes con mayor jerarquía.

Y es que este es solo un pequeño ejemplo de la investigación muldisciplinar que se lleva a cabo en Santa Clara. Las fuentes de información de las que beberán los expertos son muchas. Desde archivos, a pinturas en las paredes, restos arqueológicos, análisis forenses, estudios arquitectónicos, documentalistas, grafólogos..., cada uno aportando su granito de arena, su pieza que con la que se intentará completar el puzzle gigante que es el conjunto de Santa Clara.

También aparecen cerámicas más humildes, como las llamadas vasijas o barros de indias, recipientes habituales cuyo parecido a las ánforas romanas pueden llevar al ojo inexperto a confundirlas con ellas, pero no a los investigadores

decoration

Entre los más de dos mil fragmentos de interés recuperados en apenas siete días de excavaciones también habrá que descubrir miles de esas historias particulares que, unidas, conforman un todo. Como destacaba Rafael Rodríguez, por ejemplo, es interesante la presencia de cerámicas de origen inglesa o alemana de cierto valor cuya presencia contrasta en un lugar como un convento, en el que suele ser habitual el voto de pobreza. También aparecen cerámicas más humildes, como las llamadas vasijas o barros de indias, recipientes habituales cuyo parecido a las ánforas romanas pueden llevar al ojo inexperto a confundirlas con ellas, pero no a los investigadores.

Todo ello también servirá, como indicaba ayer el arqueólogo de la Diputación, para establecer las rutas comerciales de distintas épocas que había entre Pontevedra y otros lugares del mundo y ratificar la importancia del muelle de la Boa Vila para la Galicia altomedieval y especialmente Santiago. Luego hay piezas curiosas que habrá que analizar en profundidad. Como un envase con forma de pie. Su apariencia hace pensar a los arqueólogos, como primera hipótesis, que pudiera ser un antiguo bote de colonia, algo que también llamaría la atención (o no) en un convento.

La cantidad de vino diario que tenía asignado para el consumo cada religiosa es otra de las curiosidades que deja el estudio de la extensa documentación hallada en el recinto.

Del gran número de hallazgos que se están realizando en Santa Clara en las primeras excavaciones (cabe recordar que están previstas 68 catas y apenas van seis o siete) da una idea que el propio viernes, durante la visita a las excavaciones que realizó el vicepresidente de la Diputación o el alcalde de Pontevedra, en presencia de los periodistas apareció un trozo de una vasija de indias o se descubrían las primeras tumbas de los claustros al aparecer, en medio de la tierra virgen, las formas de los enterramientos en un color más claro. “Das una patada y a aparece algo interesante”, bromeaban los investigadores.

Compartir el artículo

stats