Los concellos ya se preparan para la sequía con la vigilancia del consumo y las primeras limitaciones
Cuntis y Caldas emiten bandos para pedir un uso responsable del agua, reducen baldeos y riegos de los jardines | En Vilaboa varias traídas ponen topes a los usuarios | Monitorizan los caudales ante fugas o usos irresponsables

Varias personas transitan ante un termómetro al sol que ayer marcaba 39 grados en Pontevedra, aunque realmente se llegó hasta los 35,5 grados. / RAFA VAZQUEZ
Los concellos de la comarca de Pontevedra dan por hecho que el final del verano va a ser difícil en cuanto al abastecimiento de agua se refiere si las condiciones climáticas no dan un cambio brusco en las próximas semanas. Es por ello, que la práctica totalidad de los ayuntamientos están adoptando ya medidas de ahorro e incluso ya hay los primeros en los que se eliminan usos innecesarios. Todos ellos garantizan por ahora el abastecimiento, pero insisten en que es necesario no malgastar un recurso que es más escaso a medida que avanza en tórrido verano.
Si ayer se conocía, por ejemplo, que la sequía obligaba al Concello de Pontevedra a tirar de las reservas del Pontillón antes de lo previsto; en Cuntis, por ejemplo, ya se ha emitido un bando para pedir a los vecinos que eviten usos innecesarios. Tal y como explica Manuel Campos, la red municipal de este concello está mancomunada con la de Moraña. Su fuente de suministro es el Umia y de este río depende al completo la red de abastecimiento pública de ambos concellos.
El propio ayuntamiento ha decidido dar ejemplo y está limitando los baldeos de calles. En todo caso, los que se siguen llevando a cabo se realizan evitando usar agua de la traída municipal. “Tomamos el agua de un pozo antiincendios que de momento está recargando rápidamente”, explica Campos, que insiste en ahorrar ahora para lograr que las limitaciones sean las menos posibles al final del verano.
Alerta en el Umia
En una situación parecida está Caldas. Esta población también se abastece del Umia y el río, según explica el alcalde, Juan Manuel Rey, “va ya al límite”. Es por ello que ayer mismo se decidió la emisión de un bando en el que se va a pedir un uso prudencial de este recurso tras detectar anoche consumos inusuales de 60 metros cúbicos, lo que indica algún uso inadecuado del agua que estarán vigilando. El propio concello también tomará medidas intentando reducir en la medida de lo posible el riego de los jardines municipales sin que estos sufran problema alguno, pero priorizando el abastecimiento para consumo en los hogares. En cualquier caso, Rey insiste en pedir un uso responsable del agua en las casas para evitar restricciones más drásticas que, por ahora, tampoco están previstas.
En Caldas, "el río ya va a al límite y hay que empezar a tomar medidas", dice el alcalde
En Vilaboa, el abastecimiento se realiza primordialmente a través de traídas comunales de los vecinos. El Concello, según explica el alcalde César Poza, gestiona una única traída municipal que por ahora no está dando problemas. Pero sí que hace también un llamamiento al ahorro. “Tengo constancia de que en alguna otra traída vecinal sí que el descenso del caudal ha sido importante y ya han acordado limitaciones de consumo por hogar”; explica el regidor.
Pontevedra recurrirá al Pontillón antes de lo previsto y en Vilaboa hay comunidades de aguas vecinales que ya han puesto topes de consumo diarios
En aquellos ayuntamientos en los que todavía no hay restricciones, sí que están tomando medidas para que la sequía no les pille desprevenidos, o al menos, que puedan combatirla lo mejor posible. Es el caso de Barro. En el año 2017 fue necesario el abastecimiento con cisternas a algunos núcleos debido a un verano inusualmente seco como este. Así, en los últimos años se han preparado realizando inversiones en la mejora de la red eliminando fugas y aprovechando así el recurso al máximo, tal y como explica el alcalde Xosé Manuel Fernández Abraldes. En este municipio, la traída municipal se abastece únicamente de manantiales que, por el momento, “están respondiendo”. Cuentan con dos depósitos, uno de uso habitual y un segundo de reservas que calculan que podría permitir resistir la ausencia absoluta de agua durante 15 días, un depósito que por el momento está “rebosando” y del que no han tenido que echar mano. No obstante, Abraldes comparte la visión con el resto de regidores y advierte que “la situación puede cambiar en cualquier momento” por lo que también “hacemos todos los días mediciones de consumos” para detectar posibles malos usos “o averías” que provoquen un desperdicio de un bien tan escaso como valioso en estos momentos.
Ponte Caldelas es otro de los concellos en los que en el pasado hubo problemas con el suministro de agua en algunas parroquias. Chaín, por ejemplo, hizo grandes inversiones para sacar un mayor partido a sus manantiales.
La red municipal del concello se abastece de un total de 26 manantiales y, por el momento, están utilizando 7 lo que parece darles un margen más que suficiente. También hay una captación del Verdugo de la que no hubo que echar mano. Pese a ello, el mensaje es también de moderación en el consumo. Lo mismo ocurre en Poio o en Sanxenxo, donde el consumo se multiplica estos días por la afluencia de turistas y que “beben” de la red de Pontevedra. Lo mismo ocurre con Marín que está pendiente de las medidas que puedan recomendar desde Augas de Galicia.
Llenado de piscinas
En Campo Lameiro, el alcalde Carlos Costa, reconoce que recientemente tuvo que emitir un bando para reclamar un uso responsable tras detectar una caída en los recursos que provocó algún problema en la traída municipal. Probablemente causado por un aumento del consumo que se produjo “probablemente coincidiendo con el llenado de piscinas y otros usos inapropiados”. Alimentada por manantiales, la red se ha recuperado y ahora parece que tiene caudal suficiente aunque se sigue recomendando un uso prudente, limitado al doméstico y al riego de pequeñas superficies como huertas, no así de grandes explotaciones. Cuentan con dos depósitos de 400.000 litros que actualmente están llenos.
Sin embargo, como todos, insiste en que la situación puede cambiar en semanas o días si el clima no cambia.

Varias personas se refugian del calor a la sombra de un árbol ayer en Pontevedra. / RAFA VAZQUEZ
"Noches tropicales" que no bajaron de los 22 grados en los dos últimos días
Si las temperaturas máximas que se están alcanzando estos días en Pontevedra están llamando la atención de todos, con los termómetros superando los 39 grados el pasado martes, por ejemplo, otro dato que está llamando la atención de esta ola de calor son lo elevado de las temperaturas mínimas.
La sensación de calor es claramente perceptible incluso durante la noche, en donde tampoco hay respiro. En Pontevedra, por ejemplo, la mínima no bajó ayer de los 22.6 grados, lo que supone una de las mínimas más altas probablemente en décadas. Esta mínima se registró, además, en las dos estaciones meteorológicas de la capital, tanto en la de Campolongo, en el centro;como en la de Lourizán, pegada al mar y donde los datos de temperatura no suelen ser tan elevados. Y es que ni con la brisa del mar se escapaba de la sensación de calor.
Pese a lo elevado de los registros (hay que tener en cuenta que la media de las mínimas para este mes de julio en Pontevedra es de unos 13 grados), la ciudad del Lérez no registró por el momento su madrugada más cálida de la historia, al menos desde que hay registros.
Así, los datos de MeteoGalicia indican que fue todavía más difícil dormir en la madrugada del 4 de julio de 1961 cuando el termómetro no bajó en todo el día de los 23,5 grados de mínima. Durante las dos últimas madrugadas el termómetro no bajaba de los 20 grados durante la noche lo que provocaba que se alcanzasen ya los 30 grados de temperatura a media mañana.
Habrá que esperar a ver si en la madrugada de hoy, dado que las temperaturas seguían siendo muy elevadas, se rompía ese récord de 1961, aunque las temperaturas máximas estaban en ligero descenso en la jornada de ayer al menos respecto a otros días. La jornada empezó con calor y en la estación de Campolongo se alcanzaron los 35,5 grados centígrados, un poco menos que los 38,5 del pasado miércoles o los 39,3 del martes. Sin embargo, a media tarde el termómetro bajó cinco grados y la sensación de calor se rebajó.
El récord con la temperatura más alta de la historia en Pontevedra se registró el 19 de junio de 2003 con 39,6 grados en la estación de Lourizán, que suele registrar valores más bajos que la estación de Campolongo por su situación al lado del mar.
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