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La violencia machista crece entre los jóvenes; una de cada cuatro víctimas es menor de 30 años

Hay 11 menores de edad bajo protección policial activa en Pontevedra EDesde el CIM detectan que “el número de agresores de edades más tempranas es cada vez mayor”

Una mujer con un cartel contra la violencia de género. Las cifras de violencia contra las mujeres siguen siendo dramáticas. 24/09/2017 Cartel 'No más violencia de género'. Un total de 7.159 personas y 665 entidades se han adherido al Pacto Valenciano contra la Violencia de Género y Machista en los poco más de tres meses que lleva en marcha, un acuerdo que "va más allá de un pacto entre partidos", ha destacado este domingo la vicepresidenta y consellera de Igualdad, Mónica Oltra. ESPAÑA EUROPA COMUNIDAD VALENCIANA SOCIEDAD ARCHIVO

La violencia de género está creciendo a nivel general en Pontevedra. Un 22% en lo que va de año según indicó recientemente la Subdelegación del Gobierno. Es una tendencia que se da también en toda España pero que preocupa y mucho a las autoridades. Es por ello que, con la llegada del verano, van a hacer especial hincapié en la información y prevención en eventos multitudinarios como festivales o fiestas.

Lo hacen, además, conscientes de que dentro de este aumento generalizado de la violencia machista, el crecimiento es particularmente destacable entre los más jóvenes. Cada vez hay víctimas de menor edad y también muchos más agresores.

Los datos del sistema Viogén del Ministerio del Interior confirman que un cuarto de los casos activos de víctimas de violencia de género tienen menos de 30 años. Son un total de 328 en la provincia, de las que dos tienen un riesgo alto. Si a este cómputo se añaden ya los casos inactivos, el número de víctimas asciende a un total de 1.603 mujeres que no han llegado a la treintena pero que ya han padecido algún tipo de maltrato por parte de un hombre.

Un total de 1.603 pontevedresas que no han llegado a la treintena pero que ya han padecido algún tipo de maltrato por parte de un hombre

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De estas 328 víctimas, 11 son menores de edad que tienen una vigilancia activa por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para garantizar su integridad. De ellas, cinco cuentan con un nivel de riesgo medio. El número total de víctimas, contando los casos inactivos, sería de 26 adolescentes que todavía no alcanzaron los 18 años cuando ya fueron maltratadas.

La estadística publicada por el sitema Viogén del Ministerio del Interior permite observar, por primera vez, la incidencia de la violencia de género por edades. Los menores de 30 años son un 25% del total de los 1.311 casos activos en la provincia. Es decir, una de cada cuatro en total.

Mercedes Renda, agente de igualdad del CIM de Pontevedra confirma esta tendencia al alza de la violencia machista entre los más jóvenes, dentro de un aumento generalizado de la violencia de género en todas las edades. “Sí que es cierto que hay más casos entre los jóvenes, han crecido en número y en proporción”, señala.

Renda explica que al principio “queríamos creer que este fenómeno se debía precisamente a una mayor concienciación a la hora de denunciar y porque hay más formación, las jóvenes están más preparadas para detectarlo o incluso si no ellas, sí por su círculo de amistades o también en las familias”. No obstante, una vez analizados los casos, Renda lamenta que realmente siguen latentes en las nuevas generaciones comportamientos machistas que deberían estar ya hace tiempo desterrados: “Realmente ya no sabemos, pero sí es verdad que cada vez hay un mayor número de agresores, en todas las edades, pero cada vez más entre los jóvenes”.

Normalización del control

Hay quien ve en las nuevas tecnologías un factor que puede incidir en este incremento de los comportamientos machistas y control sobre las víctimas, pero Renda cree que el problema no es de un aspecto concreto sino más estructural: “No solo son las nuevas tecnologías, es todo: el cómo se conceptualiza la relación de pareja, con cierta normalización o casi que permiso de la víctima para que te controlen”, indica esta experta del Centro de Información á Muller de la ciudad del Lérez. “Una vez que consideras que ese control es normal, o que los celos forman parte de la normalidad de la pareja, las nuevas tecnologías son solo un medio para ejercer ese control, pero no creo que sea la culpa”, añade. Sí que es cierto que, en ese momento, las nuevas tecnologías se convierten en “una herramienta terrible que implica un control las 24 horas del día, los siete días a la semana”. Esta problemática del control de la mujer se extiende también a otras edades y no solo a los más jóvenes o “nativos digitales”.

“Una vez que consideras que ese control es normal, o que los celos forman parte de la normalidad de la pareja, las nuevas tecnologías son solo un medio para ejercer ese control, pero no creo que sea la culpa”

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En el caso de los jóvenes, Renda advierte de que, además, sí que supone una gran problemática otro tipo de comportamientos como el “sexting”, la obtención de imágenes de contenido sexual que luego son difundidas con consecuencias terribles para las víctimas, o el propio acoso.

En este sentido, subraya que la “educación es la prevención primaria, no solo a los jóvenes, a toda la sociedad”. “Hay que educar desde la infancia en relaciones en igualdad”, indica, y la “educación afectivo-sexual resulta básica”, finaliza.

Mercedes Renda: “Hay un consumo de pornografía desde edades muy tempranas que dispara la violencia sexual”

Para Mercedes Renda, agente de igualdad del CIM de Pontevedra, este refuerzo en la educación no solo debe llegar a las aulas, que también, sino al conjunto de la sociedad: “De nada vale que hagamos talleres y obradoiros en colegios e institutos, como estamos haciendo, si luego por parte de las familias no quieren que sus hijos lo hagan o no están de acuerdo con ellos”, explica. Renda señala que en Pontevedra estos casos no son la mayoría, pero recuerda debates como el PIN parental y otras cuestiones en torno incluso a la negación de la violencia de género que no hacen ningún favor de cara a la resolución de esta grave lacra. “Estos debates de qué contenidos se trabajan o no con los más jóvenes de forma transversal hace cuaro años no se discutían y no hay forma de frenar la violencia de género si no es a través de la educación”, resalta esta trabajadora del CIM. Es por ello que la comunicación en las familias “es otra cosa que está fallando”, así como “los medios de comunicación” a través de los que los niños o adolescentes están recibiendo información. Hay que tener en cuenta, indica Renda, “que los medios a los que accede la juventud no son los que podríamos considerar habituales para los padres y hay que saber qué tipo de mensajes les están llegando a través de ellos”.

Por desgracia, “son esos mensajes de un amor romántico hipercontrolador y con pautas en parte agresivas y tóxicas que se normalizan o en las que incluso se llega a romantizar este tipo de comportamiento”, indica esta experta en igualdad. Por último, señala también al aumento de otro tipo de violencia machista como es la violencia sexual. “La falta de una buena educación sexual se junta con un consumo de pornografía desde edades muy tempranas que dispara la violencia sexual”, advierte. “Y aquí fallamos las instituciones pero también las familias”, por lo que es importante también conocer el tipo de contenidos e información a los que acceden los más jóvenes mientras se están formando.

La protección se extiende a los hijos de las víctimas

Según el sistema Viogén, en la provincia de Pontevedra actualmente hay un total de 1.311 casos activos, sin ninguna víctima en riesgo extremo, 15 en riesgo alto y 252 en medio. Por edades, el mayor porcentaje de víctimas se encuentra entre las mujeres de 31 a 45 años con un 47% de los casos. Otra de las vertientes de esta lacra es la violencia vicaria, es decir, la que se ejerce sobre los hijos de la víctima. El nuevo protocolo 4/2019 que entró en vigor en marzo de ese año incluyó también valoraciones de riesgo de los menores hijos de la víctima. En Pontevedra hay 539 mujeres maltratadas con protección policial que tienen menores a su cargo. De ellos, en 118 se considera que los hijos e hijas pueden estar en situación de especial vulnerabilidad y en 115, y tras una evaluación policial del entorno familiar, se concluye que los menores pueden estar en situación de riesgo con respecto al agresor. En 14 de los casos el riesgo es de nivel medio, mientras que en uno es alto. La Policía no aprecia casos de riesgo extremo en la provincia.

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