Un centenar de plazas se pondrán a disposición de niños ucranianos y sus madres en los campamentos en la Residencia de Estudiantes Afundación en Pontevedra. Lo harán en cuatro turnos en los que se distribuirán los menores, de edades comprendidas entre los 6 y los 16 años. El primero de ellos ya ha comenzado su actividad esta semana y el último finalizará el próximo 18 de agosto. La iniciativa cuenta con la colaboración de la asociación AGA-Ucraína.
Fue Afundación quien propuso los campamentos para dar uso a su residencia durante el descanso del curso, en el cual las instalaciones se quedan vacías. Por supuesto, desde AGA-Ucraína celebraron la propuesta, ya que la colaboración entre ambas entidades comenzó el pasado mes de febrero con el envío de material de primera necesidad y alimentos no perecederos a las zonas afectadas por el conflicto en el país invadido.
“Pensaron en nosotros para que los niños puedan disfrutar de un campamento de verano. En principio la idea era traer a más menores desde Ucrania, pero con el problema del transporte se complicó, ya que solo serían diez días de actividad. Así que se pensó en dar un respiro a las familias gallegas que tienen aquí a las ucranianas acogidas. Por ello también pueden estar en el campamento los hijos de los acogedores”, resume Natalia Afónina, presidenta de AGA-Ucraína.
El tercer turno sí que estará compuesto por niños de Ucrania que vienen expresamente a pasar aquí el verano. Proceden de la zona de Kiev y son de familias con pocos recursos. Son 24 niños y seis adultos que se quedarán en Pontevedra hasta mediados de agosto.
El resto de grupos se destinará a menores en acogida de toda Galicia procedentes del país del Este. “Se ha procurado dar cierta preferencia a aquellos que viven en localidades sin costa”, señala Afónina.
Desde la asociación están “muy agradecidos y felices” porque estos campamentos supone numerosas actividades en las que los niños pueden recuperar al menos parte de su vida normal. Así, participarán en actos deportivos, creativos y en salidas culturales y ambientales. Ayer mismo, por ejemplo, estuvieron conocieron los juegos tradicionales gallegos y dieron un paseo por la Senda do Lérez.
“Hay monitores de tiempo libre y los niños están ocupados todo el día; es muy buena iniciativa porque las madres de algunos de ellos ya han empezado a trabajar. Es difícil vivir en un país sin tener amigos”, destaca Afónina.
Afundación cuenta también con la implicación de dos personas traductoras para facilitar la comunicación y el conocimiento intercultural.