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Presente y futuro de los vehículos aéreos no tripulados

Las mil y una opciones (legales) de un dron

Un instructor de pilotos y un creador de contenido audiovisual desgranan las posiblidades de estas aeronaves

Álex Rodríguez y Diego González dirigen sus drones en A Seca, Poio GUSTAVO SANTOS

¿Qué es exactamente un dron? ¿Para qué se utiliza? ¿Cuáles son sus limitaciones y riesgos? Los vehículos aéreos no tripulados, UAS, más conocidos como drones, están cada vez más presentes en la sociedad. Se caracterizan por ser capaces de mantener de manera autónoma un nivel de vuelo controlado y sostenido. No es algo novedoso, ya que uno de los primeros usos registrados en este sentido surgió, como no podía ser de otra forma, con fines de estrategia militar. Fueron los austríacos los que en julio de 1849 elevaron alrededor de doscientos globos aerostáticos no tripulados cargados con bombas en la ciudad de Venecia. Casi dos siglos después, afortunadamente, la utilidad de estos aparatos es vastísima y se usan en sectores tan diferentes como el rescate de personas, la vigilancia, la seguridad, la prevención de incendios, la agricultura, la geología... y, por supuesto, la creación audiovisual, la comunicación y el arte.

Como ocurre en todos los ámbitos, la desinformación puede hacer que un mal uso de un dron resulte muy peligroso. Un claro ejemplo tuvo lugar el pasado 25 de mayo de este mismo año en el municipio de Poio, cuando la Policía Local se vio obligada a denunciar ante la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) y la Guardia Civil al piloto de un dron que puso en riesgo a un helicóptero que realizaba labores de extinción de un incendio forestal. La multa en este tipo de casos puede alcanzar los 250.000 euros.

Los pontevedreses Diego González, instructor de pilotos de drones, y Álex Rodríguez, creador de contenidos audiovisuales, explican a FARO las claves sobre las posibilidades de estas aeronaves y su correcta utilización. Y lo hacen desde la explanada de A Seca, en el Parque da Memoria de Poio, uno de los lugares seguros y favoritos por los pilotos de drones para hacerlos volar sin riesgo.

Diego González Arias posa con su equipo en Poio. Gustavo Santos

Cambio de normativa

Diego González se inició en este sector en 2018, con la normativa antigua, “que separaba entre profesionales y particulares”.

“Antes el profesional se tenía que sacar una titulación a través de una escuela. Con el cambio de normativa, a partir del 31 de diciembre de 2020, hay diferentes niveles. El primero, que es en el que todo el mundo debería estar formado, es un curso on line que se hace a través de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), mientras que después ya hay otra parte en la que hay que acudir a centros especializados o a un instructor para la práctica. La primera parte es gratuita, la segunda no”, resume.

El tipo de nivel lo establece el riesgo de la operación que se vaya a llevar a cabo con el dron. “De este modo se fomenta que todo el mundo haga al menos ese primer examen gratuito”, recalca.

Se trata de una prueba teórica tipo test en la que se abordan cuestiones técnicas del funcionamiento de los drones y, sobre todo, legislación: “qué podemos y no hacer y cómo hay que hacer las cosas”.

¿Y qué se puede hacer? Pues, tal y como indica Diego González, “está prohibidísimo volar sobre aglomeraciones de personas, pero sí podemos hacerlo sobre individuos en función de la categoría del dron, por peso, el lugar...”

El peso y el riesgo son los que marcan los límites. “Tú puedes volar un dron de hasta 25 kilos alejado de viviendas, en el medio del monte, pero tiene el mismo riesgo que si utilizas otro de menos de 250 gramos en ciudad”, informa el instructor.

“La mayoría de malos usos de los drones son por inconsciencia, no por mala fe”

Diego González - Instructor de pilotos de drones

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Básicamente, hay dos tipos de drones: los estabilizados, que son compactos, pequeños y grises y pesan menos de 250 gramos, categoría que necesita menos requisitos para volar, y los FPV, First Person View, que son usados con gafas, a través de las cuales el piloto ve lo que enfoca la cámara de la aeronave.

¿Y los lugares en los que poder volar un dron? Un error común es creer que en cualquier espacio natural hay vía libre para hacerlo. “Por ejemplo, para hacerlo en la Illa das Esculturas necesitas comunicarlo, ya que es una cuestión en coordinación entre la Policía Local y el Ministerio del Interior. Son procesos que ahora ya se hacen de forma automática on line. Tú simplemente comunicas que vas a hacer un operación y, si no hay ningún problema, la mitad de las veces ni te avisan. Solo lo hacen si hay algo que no se está cumpliendo”.

“Será por monte y monte aquí para volar. Todo lo que sea alejarse de zonas pobladas y de aglomeraciones de personas. Te subes al monte de A Escusa y tienes unas vistas maravillosas”, responde Diego González al ser preguntado sobre la comarca pontevedresa.

En todo caso, hay páginas web en las que se pueden consultar las zonas accesibles de toda España, como drones.enaire.es

Accesibles a todo el mundo

Cualquier persona se puede comprar un dron, pero para hacerlo no se le exige una formación previa ni ese examen obligatorio, lo que supone una queja de los profesionales del sector. “Ya se está trabajando para que en esta normativa nueva los drones vengan con una categoría que nos diga en la caja qué necesitamos. Al final, el problema es que la gente no entiende el riesgo real de tener un dron en el aire. Un dron de un kilo, que es algo muy habitual, es un riesgo grande, por el peso y por las hélices. Los drones son fáciles de controlar y cualquiera podría pilotarlo, pero todo va bien hasta que pasa algo. Si pasa algo aquí (en A Seca) se me va contra el suelo, pero si me pasa en el centro de Pontevedra lo mejor que me puede pasar es que rompa una ventana, pero también se me puede ir contra un coche o que haya daños personales”, advierte el instructor.

El vuelo cercano a aeropuertos y el de más allá del alcance visual, es decir, cuando se pierde de vista al dron, son los más exigentes a nivel de permisos y formación. Para poder volar un UAS en estos lugares se necesita de un curso con práctica, además del examen teórico. “Al final, los que se meten en estas cuestiones son los profesionales, porque a un particular que quiere volar un dron pequeñito no le compensa; busca otros lugares y no se complica”, matiza.

“Yo creo que la mayoría de los malos usos que se dan con drones son por inconsciencia, no por mala fe. Por ejemplo, una cosa que no se tiene en cuenta es la protección de datos. El dron lleva una cámara y tú estás fotografiando o gravando a gente que igual no quiere salir. Eso es lo mal general”, manifiesta. Y añade que también “está el tema de la altura, ya que hay un tope de 120 metros”.

Álex "Timelapse" Rodríguez muestra su dron "First Person View" a FARO. GUSTAVO SANTOS

Usos creativos y artísticos

Los principales motivos que llevan a los dueños de drones a adquirirlos están relacionados con la fotografía y el vídeo. De hecho, estos aparatos y sus baterías se pueden llevar de viaje en un avión sin ningún problema.

El pontevedrés Álex “Timelapse” Rodríguez es uno de los pilotos que usan drones para trabajar. Es especialista en vídeos, un campo en el que ha sido premiado por la técnica del “timelapse”, palabra que ha incorporado a su nombre profesional y que consiste en la utilización de secuencias de fotografías tomadas en diferentes intervalos de tiempo uniéndolas informáticamente.

Dado a incorporar nuevas herramientas a su trabajo, también se ha animado a usar los drones para sus producciones audiovisuales. “Hace un par de años descubrí un nuevo tipo de drones, los First Person View, FPV, que ofrecen cosas que no ofrecen otros. No solo puedes hacerlos volar en exteriores, sino en interiores, con las posibilidades que eso supone”, explica.

“Se pueden hacer cosas espectaculares y que todavía no se han visto”

Álex "Timelapse" Rodríguez - Creador de contenido audiovisual

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Suponen un aprendizaje un poco más amplio y son aeronaves que vienen del mundo de las carreras. “Las imágenes que se ven en muchos anuncios de coches, en las que recuerdan al movimiento de un pájaro, son tomadas con este tipo de drones”, aclara.

En su caso ya los ha utilizado combinando la técnica de “timelapse”, que permite la creación de contenidos singulares. “Se pueden hacer cosas espectaculares y que todavía no se han visto”, reconoce, resumiendo en una frase las múltiples posibilidades que un buen uso de los drones pueden ofrecer. Una opinión que también sirve para eliminar prejuicios sobre la que ya es la herramienta de trabajo de muchos profesionales.

REQUISITOS MÍNIMOS

  • Registro como operador. En la sede electrónica de AESA según la normativa europea
  • Formarse como piloto. A través de la web de AESA con un examen “on line”
  • Seguro de responsabilidad civil. Según la normativa europea de UAS/drones
  • Reglas de vuelo. Se pueden consultar en el apartado “operaciones UAS/drones” de la AESA
  • Lugar del vuelo. Pueden consultarse en el apartado “vuelo con UAS/drones” de la AESA

“En Pontevedra poco a poco se está creando una comunidad de drones”

Además del uso profesional, Álex Rodríguez también saca su dron a volar simplemente por placer, porque es una afición que “engancha”. “En Pontevedra poco a poco se está creando una comunidad de drones. Yo vengo mucho a este escenario, A Seca, porque es un parque precioso, muy grande y nunca hay mucha afluencia de gente. Al no ser zona urbana, puedo estar volando seguro sin ocasionar ningún tipo de problema y estoy dentro de la legalidad. Cuando lo estamos haciendo siempre se nos une alguien que termina comprándose uno. Vamos haciendo pequeñas quedadas”, celebra. Eso sí, recalca que “es importante tener presente la formación a la hora de comprarte un dron. Tienes que preocuparte por saber. Si quieres conducir un coche necesitas formación; lo mismo ocurre con un dron”.

El pontevedrés acaba de llegar de Madrid en un evento de deportes extremos “que fue toda una experiencia, sobre todo por todos los permisos que he tenido que solicitar, hasta cinco diferentes”. “En estos casos lo mejor es contratar a un experto y tú centrarte en un trabajo. Hay empresas que te hacen ese servicio, como los ingenieros aeronáuticos”, aconseja.

Destaca que Pontevedra es una de las zonas más cómodas para volar, pero que “aún así hay que tener en cuenta que hay que anunciar los vuelos en zona urbana”. Uno de sus sueños hoy por hoy sería poder hacer algún vídeo promocional de la Boa Vila con su dron. “Tengo muchísimas ideas al respecto, así que ahí dejo mi propuesta al Concello”, dice ilusionado.

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