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El Concello emprende la exhumación de al menos 58 cuerpos enterrados en Santa Clara

El cementerio del convento de Santa Clara, situado en una zona acotada de los jardines interiores. | // R. VÁZQUEZ

El Concello emprende la exhumación de los cuerpos de monjas enterradas en el cementerio del convento de Santa Clara. Se prevé encontrar al menos 58 cuerpos, que están datados desde el año 1900, si bien “se desconoce el número de cuerpos anteriores”, como indicó el concejal de Patrimonio Histórico de Pontevedra, Xaquín Moreda.

El levantamiento de los cuerpos enterrados en una parte del jardín del convento, para ser trasladados a otros cementerios religiosos, es una consecuencia de la venta del recinto al Concello por la orden de las Clarisas, el pasado 1 de diciembre, por 3,2 millones de euros.

Tras un largo proceso administrativo para poder realizar esta exhumación, el gobierno local cuenta ya con todas las autorizaciones pertinentes y se ha contratado para ello a una empresa funeraria.

La Orden de las Clarisas pidió la exhumación de estos cuerpos enterrados en el cementerio del convento dentro del proceso de venta del cenobio y su finca. Se trata de la última cuestión pendiente en este contrato de compraventa entre la administración local y la orden religiosa, para completar la transferencia de la propiedad a la ciudad de Pontevedra.

El proceso para poder realizar el traslado de estos restos comenzó con la petición del cese de enterramientos en el lugar, posteriormente se solicitó la clausura del cementerio y, a partir de este momento ya se puede realizar la exhumación de los cuerpos.

En la zona verde del convento se cuentan quince lápidas existentes en el lugar, pero bajo cada lápida hay varios cuerpos.

Laudas sepulcrales

Por otra parte, el director del Museo de Pontevedra, José Manuel Rey, indicó en una reciente visita al recinto que en el claustro del convento hay además “no menos de 13 laudas sepulcrales” que están relacionadas con enterramientos. “Probablemente fueron movidas para asentarlas, pero de alguna manera es habitual que en este espacio las haya. Si hiciésemos unas catas darían positivo y habría que ir ampliando. Queremos dejarlo zanjado teniendo eso ya previsto”, aseguró el director del Museo, argumentando que se va a actuar en 700 metros cuadrados de intervención arqueológica.

15 lápidas sin nombre ni fecha

El convento podía ser el hogar “definitivo” de una monja. Así ocurrió en el caso de Santa Clara, donde se sitúan una quincena de sepulturas en su cementerio, situado en uno de los laterales del jardín y anexo al claustro. El lugar está delimitado con una reja, indicando la calidad especial del suelo sagrado, bendecido, según explica la página municipal de promoción del convento, santaclarapontevedra.gal. “Y como es propio en estas órdenes mendicantes y de especial piedad, las sepulturas no tienen nombre ni fecha con las que reconocer a su ocupante. La devoción, el rezo, va para todas”, añade. El destino de una monja tras su fallecimiento, el mismo que en los monasterios masculinos, podía ser diverso, uno de ellos era el de reposar sus restos en el propio convento.

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