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Fernando Lafuente Lestón | Artista

“Hay que decirle sí a la vida y no ser cómodo... Ser conformista es morir un poco”

El artista inaugura el próximo día 26 en Lisboa la exposición “Modelos Humanos”

Fernando Lafuente, en su estudio. | // GUSTAVO SANTOS

La pandemia fue“una época extraña de letargo de la que me costó salir”, confiesa Fernando Lafuente, para volver con fuerza al taller y dar vida en los meses siguientes a sus “Modelos Humanos”, una veintena de obras que podrán contemplarse a partir del próximo día 26 en el Instituto Cervantes de Lisboa.

–¿Qué presenta en “Modelos Humanos”?

–Son otras recientes, reflejan un poco cómo estoy trabajando ahora, en eso de los modelos humanos, en lo que recibimos desde que nacemos, lo que nos va impregnando, que es lo que yo impregno con color en el soporte. Y después vamos devastando, quitando aquello de lo que queremos prescindir, entonces yo en ese momento desbasto la pieza, quito color y quito incluso materia. Después eso lo corto y voy componiendo una identidad. Y a partir de ahí salen distintas obras que para mi son distintos modelos.

–Una alegoría de la construcción de la identidad

–Efectivamente, es como la construcción de la identidad. Y al final sale un modelo. Puede haber millones de identidades pero también hay unos perfiles. Y cuando lo pinto más o menos me sugieren un perfil pero estoy ahora en la teoría de que el título contamina al espectador. Entonces prefiero que sea el espectador el que se imagine un modelo, una identidad, al ver la obra y no sugerirle yo una respuesta.

–¿No le gusta explicar su obra?

–Puedo explicar lo que le estoy diciendo y también cómo la hago, que es un proceso complejo. Es un proceso creativo pero también físicamente duro, (sonríe). Siempre me acabo lesionando, cortándome, dándome un golpe. También tengo problemas en las manos, del esfuerzo y también de transportar y mover. El problema es que noto a la mañana siguiente que algo he hecho porque tengo la espalda fastidiada. Eso sí lo puedo explicar, y también puedo explicar cómo empiezo, porque en general siempre empiezo de la misma manera, pero nunca sé cómo voy a acabar.

–¿Cómo es su proceso de trabajo?

–Pinto sobre un tablero, de okume, de DM o también puede ser de aluminio. Lo impregno de pintura, de acrílico, es un proceso cromático sin más. Es lento, porque trabajo por capas y en general tengo que esperar a que vayan secando, en verano es más ágil porque seca antes pero en invierno es bastante lento, utilizo bastante materia y tarda en secar. Una vez que lo tengo listo desbasto la pieza, es decir desbasto la superficie pintada con una sierra, quito pintura y al arrastrar la pintura y la materia quedan unas líneas por debajo, la historia de los colores que hay debajo del último, del anterior y del otro. Después decido cortarlo, y lo hago en tiras de distintos tamaños, en función de lo que decida en ese momento porque no siempre son iguales, unas son de 5 centímetros, otros de 8, de 2,5, depende. Y con todas esas varas empiezo a componer, fijándome en un dibujo que puedo crear, una pieza uniendo esas piezas según mi criterio. Y una vez que las uno aún decido qué hago, si dejo esas piezas como están o las corto de nuevo para componerlas en dos o tres todos, todo eso se va decidiendo sobre la marcha al ver los resultados. Pero siempre parto del mismo sitio, y siempre llego a un sitio parecido.

–¿Sigue compatibilizando la creación artística con la arquitectura?

–Poco ya, poco (risas).

–¿Es muy diferente la faceta de arquitecto de la de artista?

–Bueno, la faceta sí es diferente, la formación es otra cosa. En mi obra, claro y no puede ser de otra manera cuando hablamos de identidades (risas), hay un carácter geométrico importante. Me cuesta mucho trabajar con formas no perpendiculares, no rectas, no paralelas. No me encuentro cómodo trabajando con formas redondas, aunque lo intento, pero mi cabeza está educada para trabajar con una estructura de piezas perpendiculares, alineadas y niveladas. Eso como resultado, como formación es muy rica la formación en Bellas Artes y es más técnica la formación en Arquitectura, claro, pero a mi para construir mi obra mis conocimientos técnicos de arquitectura han sido muy importantes.

–Ya lleva unos años de carrera artística ¿cómo se siente en estos momentos?

–Me siento más joven, claro, porque siempre que iniciamos una nueva actividad todo nos parece nuevo. Es como cuando somos niños y vamos descubriendo. Yo he tenido la suerte de que a partir de los 50 años empecé a descubrir cosas y sigo en ello, porque aún hay mucho que descubrir. Creo que eso es bueno para la mente y te da una perspectiva poco contaminada de la vida. Así es que mi experiencia como artista y como estudiante de Bellas Artes ha sido fantástica.

–Porque es usted un ejemplo de cómo de adulto se puede replantear la carrera, expectativas…

–(Risas) Lo hay que hacer es decirle que sí a la vida y no ser conformistas con lo que tenemos, con nuestra zona de confort, con la comodidad, porque ser conformista es morir un poco. Lo que creo es que mientras tengamos la suerte de estar aquí debemos ser receptivos a todo lo que se nos presenta, hay que ser receptivo y no decir que no a las oportunidades.

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