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Demandan más servicios y “atención” en el aniversario de la rehabilitación del Mercado

Hace 20 años las obras encaraban su recta final | Los vendedores reclaman señalizadores, mejoras técnicas y equipamientos | “Toda la inversión reciente se fue a la primera planta”

Clientes y vendedoras a mediodía de ayer en una frutería de la Plaza de Abastos. RAFA VAZQUEZ

“La del Mercado fue de las obras complicadas, farragosas”, recordaba recientemente el vicepresidente provincial César Mosquera, al que a finales de la década de los noventa y principios de los 2000 tocó gestionar la compleja rehabilitación de la Plaza y su no menos laberíntica tramitación. El arquitecto César Portela fue el autor del proyecto para remodelar el edificio diseñado por Emilio Quiroga Losada, en funcionamiento desde 1948, modernizar sus instalaciones y dotarlo de un aparcamiento subterráneo.

Hace veinte años las obras encaraban su recta final, tras meses de demoliciones (el edificio fue desmantelado piedra a piedra y vuelto a reconstruir), escombros, ruidos y pasos de camiones. Finalmente, el actual Mercado abriría en octubre de 2003.

Casi dos décadas después el balance es desigual en función del vendedor. En general, demandan más servicios, a la cabeza nuevos indicadores de espacios e itinerarios, y también equipamientos como una máquina de hielo o carros de compra.

“Deberíamos tener letreros orientativos donde todo estuviese bien explicado, los que acuden a la Plaza no deberían estar tan perdidos como ves a la gente muchas veces”, señala Emilio Martínez, comercializador de marisco en varios mercados gallegos

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Emilio Martínez, con más de 30 años de experiencia en el sector del marisco, es uno de los más recientes en el Mercado. “Llevo aquí tres años y medio”, explica a FARO este profesional que cuenta con puestos en varios mercados gallegos, “y éste funciona bien, pero estamos en épocas malas, la pandemia nos afectó muchísimo y ahora lo hace la crisis”, explica.

Venta de flores en el puesto número 1 del Mercado. | // RAFA VÁZQUEZ

Es uno de los que incide en que “hay que mejorar los servicios. No nos dejan promocionar mucho los productos, nos tienen restringida publicidad”. También pide que “las instalaciones en general sean más accesibles al público, mucha gente por ejemplo me llega preguntando dónde están los servicios. Deberíamos tener letreros orientativos donde todo estuviese bien explicado, los que acuden al Mercado no deberían estar tan perdidos como ves a la gente muchas veces”.

“El Mercado va mejorando un poquito en lo que es ventas y eso”, explica Loli Loureiro, vendedora desde hace 8 años y una de las que aboga por completar las instalaciones con “un servicio de carros de compra pequeños, que la gente nos lo demanda"

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Durante la mañana de ayer la Plaza recibió varios grupos de turistas, que a partir de estas fechas se convierten en un importante nicho de clientes para una parte de los placeros. En general, “el Mercado va mejorando un poquito en lo que es ventas y eso”, explica Loli Loureiro, vendedora desde hace 8 años y una de las que aboga por completar las instalaciones con “un servicio de carros de compra pequeños, que la gente nos lo demanda porque a veces van cargados con muchas bolsas”. También “señalización de los baños” (una demanda que reiteran otros placeros) “y una máquina para producir hielo. Tenemos que ir al puerto de Marín a buscarlo porque no lo tenemos aquí”.

En estas dos décadas ha cambiado el perfil del cliente. “Antes venían muchos vecinos de las aldeas de alrededor”, recuerda en este punto la vendedora del puesto de flores número 1, “pero ahora a todas las aldeas llega una, dos o tres furgonetas de pescado”. También ha hecho mella, reconoce, “la competencia de los supermercados”.

En estas dos décadas ha cambiado el perfil del cliente. “Antes venían muchos vecinos de las aldeas de alrededor”, recuerda en este punto la vendedora del puesto de flores número 1, “pero ahora a todas las aldeas llegan furgonetas de pescado"

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Vende flores en la Plaza “desde hace 35 años”, detalla, y asegura que la evolución no está siendo positiva. “Está de capa caída. Lo que era el Mercado antes y lo que es ahora... Ni la cuarta parte vendemos”.

Celia Abal es carnicera en el Mercado desde hace más de 40 años. RAFA VAZQUEZ

También es una veterana Celia Abal, al frente de una carnicería desde hace 47 años. Recuerda la engorrosa obra “de tres años”, el Mercado provisional al otro lado del río y que “se empezó aquí como mucha ilusión, con mucha historia por parte del Concello, pero después y sobre todo a los de la planta baja, donde somos concesionistas, nos ha abandonado completamente”.

“Se empezó aquí como mucha ilusión, con mucha historia por parte del Concello, pero después y sobre todo a los de la planta baja, donde somos concesionistas, nos ha abandonado completamente”, señala Celia Abal, una de las veteranas

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Critica que las inversiones y también las subvenciones se han centralizado en la primera planta, donde en 2019 se puso en marcha el Gastroespazo. “En ese proyecto sí estuvieron invirtiendo y haciendo cosas, que al final por no hacernos caso a los que llevamos aquí más de 40 años se hizo una trapallada, igual que hace 20 años se les advirtió, no hicieron caso de nuestras demandas y hoy seguimos acusando esos fallos, por ejemplo no tener extracciones o ventilación. Pues en la primera planta fue igual: se gastó dinero, se hicieron muchos cambios con el dinero del contribuyente, porque no se reutilizó nada... Llevamos así varios años y la parte de abajo está abandonada”. Celia Abal es una de las que demanda del Concello “más atención”.

El Gastroespazo, entre los horarios irregulares y los cierres


A mediodía de ayer abría un único puesto del Gastroespazo, al que suben para bajar de inmediato los turistas. Tras los llenos en las semanas posteriores a la inauguración, llegaron los cierres y en los últimos días apenas abren a diario unos cinco o seis locales. Miguel Lago, presidente del Centro Comercial Zona Monumental, explica que “la pandemia tuvo sus efectos, unos cerraron por eso, otros se buscaron ubicaciones externas e incluso montaron un restaurante. De lo que no cabe duda es de que el Gastroespazo es un vivero de empresas, un criadero para empezar aquí, situarse y después intentar progresar”.

Los costes de la concesión son muy bajos y se busca “alentar la idea de negocio, implantarla, sabiendo que tienes condicionantes como estar en una primera planta o la gestión del Concello, que no es la misma que la de los profesionales”, destaca.

El empresario incide en que se trata “de un lugar privilegiado, en el corazón de la zona monumental. Si seguimos aquí es porque creemos en el futuro”.

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