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La planta de compostaje procesará cada año 31.000 toneladas de residuos para producir 2.300 de abono

La construcción del futuro complejo correrá a cargo de la adjudicataria del servicio que deberá ejecutarla en tres años | Contará con filtros y compartimentos estancos para eliminar posibles olores y evitar cualquier filtración

Dos operarios recogen un contenedor marrón en el que se deben ya depositar los biorresiduos en Pontevedra. | // GUSTAVO SANTOS

El documento preparatorio para la concesión del servicio de tratamiento y gestión de residuos de competencia municipal elaborado por el Concello de Pontevedra sienta las bases de la que será la planta de compostaje que está previsto que se desarrolle en el monte de Saragamoso, en A Canicouva.

En este espacio de 190 hectáreas alquilado a los comuneros, el adjudicatario del contrato deberá ser el que se haga cargo del coste de este arrendamiento que ahora mismo soporta el Concello y que, de hecho, conllevó la denuncia por parte del PP y la apertura de diligencias de investigación por la Fiscalía debido a la tardanza en la puesta en marcha del proyecto. Según el documento, la adjudicataria debería ejecutar la planta de compostaje en un mínimo de tres años y obtener la totalidad de licencias y permisos necesarios para su funcionamiento.

Además, en un plazo de seis meses, en base a su propia oferta, deberá presentar ante los servicios técnicos municipales un resume con los planos detallando la situación real de los composteros, de los contenedores de biorresiduos, rutas, medios materiales y humanos en relación a todos cada uno de los servicios a prestar; “prerrecogida, recogida, transporte, tratamiento, servicios comunes”, entre otros.

El documento detalla también el anteproyecto de lo que sería la planta de compostaje. Una instalación en la que se tratarán los residuos procedentes de los contenedores marrones pero también la “fracción resto”, o lo que es lo mismo, todo lo que no puede ir a los contenedores de recogida selectiva previamente. Es decir, lo que se podría señalar como el contenedor verde. Aún así, en esta fracción verde o incluso en el marrón, se introducen elementos reciclables o valorizables que serán separados en esta planta de compostaje proyectada en A Canicouva.

Los biorresiduos pasaarían por tres compotúneles y un proceso de hasta 9 semanas de maduración para convertirse en compost de alta calidad

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Así, la planta tendría dos fuentes principales de entrada de residuos. La primera la de la fracción orgánica o biorresiduos: La capacidad sería de unas 8.600 toneladas al año y que producirían unas 2.300 toneladas anuales de compost fertilizante natural al reducirse su cantidad durante unas 9 semanas de proceso que incluyen el paso por tres “compotúneles”, una nave de maduración y finalmente un proceso de afino del compost que será de alta calidad. A estas 8.600 toneladas anuales habría que sumar unas 2.900 procedentes de restos de podas y limpiezas vegetales que pasarían por una trituradora capaz de procesar 10 toneladas por hora en una jornada.

La otra gran línea de procesamiento de residuos sería la de los FIRM o fracción resto antes mencionada. Aportaría 20.400 toneladas de residuos al años y el proceso incluye un tromel de selección para procesar 25 toneladas de residuos a la hora y un triaje manual de 20 metros de longitud con seis zonas de clasificación. Este triaje manual, junto con un separador magnético de metales y una corriente de Focault permitiría recuperar aquellos elementos que pese ir al contenedor verde son reciclables o valorizables que irán a una prensa en la que se empaquetarán para su posterior recuperación y prolongar su ciclo vital.

Un triaje manual de 20 metros de longitud permitirá separar los residuos valorizables del resto de la basura ordinaria no reciclable

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El resto, junto con aquellos materiales del tratamiento de biorresiduos que no se puedan compostar, acabarán de camino a la planta de transferencia (Sogama o la que corresponda) pero reduciendo sensiblemente la cantidad de residuos que se gestionan ahora por esta vía más contaminante.

En total, tendrá una capacidad para tratar 29.000 toneladas de biorresiduos y de la denominada “fracción resto”, a los que habría que sumar las 2.900 toneladas de restos vegetales y podas que se aportarán a través de la trituradora como estructurante.

El objetivo es llegar a cumplir así con los límites establecidos por la Unión Europea para el año 2020 y en el que se indicaba que un 50% de los residuos deberían ser reciclados: Un 50% de los biorresiduos, un 60% de los metales, un 55% de los plásticos, un 70% de papel y cartón y un 60% de vidrio. En 2019 el índice global en Pontevedra, siendo de los concellos mejores posicionados gracias al plan de compostaje, era de un 15% global de reciclaje, un 8% de los biorresiduos, un 22% de los metales, un 22% de plásticos, un 19% de papel y cartón y un 50% de vidrio, muy lejos, salvo esta última fracción, de las metas fijadas.

Dispondrá de sistemas para evitar olores y filtraciones

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El anteproyecto también analiza la viabilidad y las cuestiones ambientales en torno a la planta de compostaje que precisará de un informe ambiental. En cualquier caso, se califican todos los posibles impactos como asumibles. Los que más preocupación pudieran generar, como los olores y los lixiviados y filtraciones, contarán con filtros y compartimentos estancos entre otras fuertes medidas de seguridad para eliminarlos. De hecho, se prevé reutilizar los lixiviados procedentes del proceso de compost para volver a humedecer estos restos en un círculo cerrado.

Recogida de voluminosos en la calle y puntos limpios fijo y móvil con el nuevo contrato de gestión

Pontevedra gestionó el pasado año 270.380 kilos de residuos voluminosos, desde muebles a electrodomésticos pasando por otros muchos tipos de elementos, tanto a pie de calle como en el punto limpio que la concesionaria Prezero tiene en el polígono industrial de O Campiño. La concejalía que dirige Raimundo González Carballo destaca que la cifra fue creciendo desde 2010 cuando se contabilizaban poco más de 87.000 kilos, hasta multiplicarse por tres. El departamento tiene claro que este es un servicio que se tiene que ver potenciado en el nuevo contrato de gestión de residuos que se tramita, por eso también se hace hincapié en él y se exige a la concesionaria la prestación de estos dos servicios: la recogida de voluminosos a pie de calle y la creación de dos puntos limpios en el municipio, uno fijo y otro móvil. Ambos seguirán concebidos como una instalación gratuita en la que se efectúa la recepción de residuos domésticos y asimilables que no son objeto habitual del servicio de recogida ordinaria. Son aquellos que no tienen canalización de recogida diaria ni domiciliaria y que pasan a estos puntos limpios que no son vertederos, sino puntos de almacenaje temporal para ser transferidos y tratados después por gestores autorizados.

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