Optimismo en el sector turístico de cara a la Semana Santa aunque preocupa la inflación
Empresarios y asociaciones mantienen las buenas previsiones para estas fechas y apuntan que el impacto de la guerra de Ucrania y de la crisis de carburantes todavía no se percibe

Turistas ante la iglesia de la Peregrina. | // GUSTAVO SANTOS / Cristina Prieto
Ni la invasión rusa de Ucrania ni sus consecuencias económicas en forma de inflación, especialmente en cuanto a la subida de precio de la electricidad y de los carburantes, han modificado –por el momento– las buenas expectativas del sector turístico de cara a la Semana Santa, que este año será del 10 al 17 de abril. Las previsiones que se hicieron a principios de marzo para estas fechas, que marcan el inicio de la temporada turística, eran muy positivas y no han cambiado apenas en las últimas semanas.
“Las previsiones están más o menos igual. Sí que se notó un pequeño frenazo hace unos diez días, pero las reservas se siguen haciendo a buen ritmo. Hay que tener en cuenta que la semana previa será la semana fuerte en cuanto a reservas porque es cuando la gente tiene una previsión climatológica con más garantías”, explica el presidente del Consorcio de Empresarios Turísticos de Sanxenxo (CETS), Alfonso Martínez, que también reconoce que “hay cierta preocupación por la inestabilidad que existe desde hace dos años, porque todo lo que no sea estabilidad al sector le afecta de forma directa”.
La subida de precios y la guerra no son el mejor escenario para pensar en vacaciones, pero también venimos de una pandemia y la gente tiene ganas de viajar
Así, Martínez admite que “la subida de precios y la guerra no son el mejor escenario para pensar en vacaciones, pero también venimos de una pandemia y la gente tiene ganas de viajar”. El presidente del CETS se muestra “optimista” porque “confiamos en la marca Sanxenxo y en que este arranque de campaña, que ya se prolongará prácticamente hasta octubre, sea bueno”. En este sentido, apunta que la meteorología será clave: “Si hay playa o no es lo que va a marcar la diferencia entre una Semana Santa buena o muy buena”. Y esto será clave de cara a la temporada estival, principalmente porque “que la Semana Santa sea buena supondrá un impulso a nivel anímico para el sector. Además, cuadra alta y eso es bueno, porque hay menos hueco hasta la temporada de verano. Es una inyección importante para muchos establecimientos que están esperando por estas fechas”.
En una línea similar se expresó la presidenta de la asociación de hoteleros de Pontevedra, Paula Lourido, que se mostró un poco menos optimista que Martínez porque “los costes han subido, y no poco, y esta subida afecta y repercute en todos. La hostelería siempre es uno de los sectores mas afectados, porque nos suben los costes, los impuestos y es complicado repercutirlos en el cliente por la competencia y la gran oferta que hay ahora de viviendas turísticas”.
Lourido explica que “la recuperación del turismo extranjero va muy lenta”, de ahí que sea el nacional el que predomine en este 2022. “Esperamos mejoría en Semana Santa con respecto a 2021, ya que el año pasado no hubo nada, pero si comparamos con los datos de 2019, ahora mismo estamos por debajo en reservas”, comenta la presidenta de la asociación de hoteleros, que reconoce que, inevitablemente, “hay preocupación en el sector. Este año debería ser impresionante por el Xacobeo y vemos que las ventas van despacio”.
A pesar de todo, “vamos a ser optimistas y a ver si vemos los frutos de las medidas adoptadas. Esperamos que mejoren los datos si alguna de las situaciones que estamos viviendo en la actualidad evoluciona favorablemente”.
¿Estancias más cortas?
Lo que no se descarta desde el sector turístico es que los visitantes reduzcan sus estancias para ajustar sus presupuestos. “Fundamentalmente, las reservas son para los días festivos, suelen ser unas tres noches. Puede que haya casos en los que se reduzca el tiempo de estancia”, comenta al respecto Alfonso Martínez.
La Semana Santa es también una época fuerte para los desplazamientos en coche, para turismo de proximidad, algo que inevitablemente se verá afectado por la subida de los precios del carburante. “No creo que vaya a ser determinante ni que vaya a provocar demasiadas cancelaciones, quizá alguna suelta, pero es evidente que va a influir porque la gente va a tener que ajustar sus presupuestos”, comenta el presidente del CETS, que entiende que “si la inflación afecta demasiado a la economía familiar, en lo primero que se va a recortar es en el ocio”.
Buenas sensaciones también entre los albergues privados de la ciudad, que en los últimos meses han aumentado considerablemente su oferta. “Creo que se llenará”, confía Jorge de Uña, responsable de Slow City Hostel, en la calle Amargura. “La guerra ha influido sobre todo en que no hay peregrinos de Rusia ni de Ucrania, que de Ucrania siempre había alguno, y también en que hay menos americanos de lo que debería. Pero percibimos que vuelve el peregrino alemán después de dos años en los que casi no hubo por la pandemia, y es una buena noticia”, explica.
La parte negativa es la inflación, que afecta directamente a su negocio. “Hemos tenido que subir precios para no perder tanto, pero ni así compensa”, comenta De Uña, que reafirma que “el turismo de este año será más bien nacional”.
Los albergues son optimistas con esta temporada que se inicia en Semana Santa, sobre todo porque, por ahora, se han retirado las restricciones de aforo “que nos mataron”. “Estamos un poco a la expectativa. En los dos últimos años notábamos el ambiente tenso, ahora la gente está más relajada, disfrutando más. Por ejemplo, antes costaba más compartir habitación y ahora ya no hay tanto miedo”, analiza De Uña.
“Muy buenas sensaciones y muy buenas perspectivas” es lo que percibe el presidente de la Asociación Amigos do Camiño Portugués a Santiago, Tino Lores, en estos primeros meses del año, lo que le hace confiar en que “las cifras de peregrinos se acerquen a las de prepandemia”. Concretamente, en 2019 pasaron por Pontevedra alrededor de 100.000 personas recorriendo el Camiño.
La ocupación actual del albergue Virxe Peregrina, en torno a un 20%, es “la normal en estas fechas en años prepandemia”, lo que para Lores “es una buena señal”. De hecho, considera que “la Semana Santa y la Pascua, que es festivo en Portugal, van a marcar un poco la pauta de lo que puede ser el verano”.
A pesar de estas buenas sensaciones, Tino Lores prefiere ser cauto. “No queremos aventurarnos porque son tiempos complicados. Pero la gente está llamando, tenemos varios grupos que ya han reservado para el verano, los datos de peregrinos extranjeros se mantienen igual y tenemos la misma sensación que antes de la pandemia. Pero tenemos que ser muy prudentes”.
El presidente de Amigos do Camiño Portugués explicó también que al perfil de peregrino que se queda en el único albergue público de la ciudad, personas que hacen el Camiño con pocos medios, no le afecta tanto la situación de guerra e inflación. “Los peregrinos vienen buscando los valores del Camiño, que son la paz, la solidaridad y la amistad, más importantes que nunca en estos momentos”, destacó.
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